Algunas instrucciones para el desembarque |
La maleta rota en el aeropuerto, Barajas. |
Caos con las Gates (puertas) |
Me explico. La noche anterior tuvimos que dejar las maletas en las puertas de los camarotes según las explicaciones que nos hanían dado, y todas las demás explicaciones. Cuando desembarcamos, según el orden establecido; en este caso, los del Bus 20, al llegar a recoger las maletas, estaban puestas de tal manera que, encontrarlas, fue una tarea de Indiana Jones, en cualquiera de sus películas. Buscábamos con la vista entre montañas de ellas, hasta que nos dejaron entrar al laberinto formado para recogerlas. Las encontramos y nos dirigimos hacia el autobús. Montamos y al aeropuerto. Punto 2. El desconcierto. Al llegar nos encontramos con una persona que no hablaba español, para dirigirse a un grupo formado, totalmente por españoles. ¿Consecuencia? Nos buscamos la vida como pudimos y , aunque ninguno hablaba alemán, llegamos a los lugares donde había que pasar control de Seguridad.
Las colas para pasar los controles de seguridad. Luego dicen que los alemanes son organizados. |
Este cartel nos llevaba a casa |
Yo no sé si nos tomaron por tontos, por españoles o porque, aunque la cola de personas era importante, tenían ganas de “divertirse” un rato con nosotros. La situación fue Kafkiana. Llevábamos en bolsas separadas los perfumes, cremas y demás, en botes no superiores a 100 ml, como está ordenado. Bien. Nos hicieron abrir y sacar toda la ropa. Todos los botes, fuera de las bolsas. Los miraron uno por uno y nos hicieron volver a ponerlos en sus bolsas correspondientes. La ropa, como pudimos, la dejamos en la maleta y, pasamos por un arco, donde nos vieron hasta la marca de la ropa interior. Luego nos pasaron un detector, por delante y por detrás; y, cuando ya vimos nuestra maleta llegar en la cinta, vemos que toma un camino diferente y vuelve al lugar de origen. De nuevo revisaron todo; de nuevo, nos volvieron a llamar; de nuevo repetimos toda la operación ya, cabreado, les dije que si no hablaban español; que aquello era una tomadura de pelo. Ni caso. A la tercera vez que vimos pasar la maleta por delante nuestra, un señor con “galones” nos dijo en alemán que “supongo” “que ya habíamos terminado” y con un gesto nos dijo que nos fuéramos.
Desde luego, en ningún país que hemos visitado, nos hemos
sentido tan maltratados. ¿Promesa? No vuelvo a un aeropuerto alemán, en mi
vida. Que les den.
Tomamos el avión, llegamos a Madrid y nos fuimos a nuestro
hotel. Salimos a cenar, descansamos y al día siguiente, después de un buen
desayuno, nos dirigimos a la Estación sur de autobuses. Cogimos el nuestro
llegamos a nuestra casa hacia las 6 de la tarde.
Estábamos en nuestro
HOGAR, DULCE HOGAR.
Cándido Lorite
21 y 22 de mayo de 2023.
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