lunes, 23 de enero de 2012

VIAJE A ROMA: 3º DÍA (2)







2ª PARTE

PLAZA VENECIA

TEATRO MARCELO

FORO BOARIO

STA. MARÍA IN COSMEDIN Y BOCA DE LA VERITÁ

FORO IMPERIAL

S. PIETRO IN VINCOLI

SANTA PRÁXEDES

Después del incidente de la comida, describiré la Plaza Venecia y el entorno de la misma. En ella destaca, por su monumentalidad, el dedicado a Vittorio Emanuele II. Se encuentra en la plaza Venecia, a espaldas de Santa María in Aracoeli, de la plaza Campidoglio, como apoyándose en ella; algo que los expertos en arquitectura consideran un error monumental, tanto como el monumento en si mismo. La plaza está delimitada por el Palacio Bonaparte, esquina con Via Corso, al frente; a la izquierda el Palacio Venecia, con la iglesia de S. Marcos y a la derecha el Palacio Rossellini. La descripción de la Plaza Venecia nos llevaría mucho tiempo, indicaré que las fotos en las que aparecemos Paqui y yo, están tomadas delante del Triunfo al trabajo y el amor a la patria, la mía y la de Paqui, delante del monumento ecuestre de Vittorio Emanuelle II. Los dos soldados situados al lado de la ofrenda floral están de guardia las 24 horas del día, ante la tumba al soldado desconocido. Algo parecido a lo del Arco del Triunfo de París. El palacio Venecia fue sede del gobierno de Mussolini, quien tuvo despacho en en la 2ª planta del mismo. En la basílica de San Marcos, al lado, se encuentra una lápida sepulcral dedicada a Vanozza Cattanei, amante del Papa Alejandro VI. De su relación con el cardenal Borgia salió la famosa dinastía. Desde la derecha del monumento se puede hacer una magnífica foto de la Basílica de Santa Lucía, la estatua de la Fuerza y la Columna de Trajano. Dejo constancia de la misma.
La subida al monumento, por un precio de 7€ permite la subida al ascensor y a las vistas de los Foros y de Roma. Lunes a jueves de 9’30- 18’30 y viernes a domingo hasta las 19’30. Merece la pena, si hay tiempo, ganas y dinero.
Cogimos el autobús 80 y nos bajamos enfrente del Teatro Marcelo. Es el único de la época de Julio César que queda en pie. Lo termina Augusto que se lo dedica a su sobrino Marcelo, muerto prematuramente. Tenía una capacidad entre 15000y 20000 espectadores. Tiene dos órdenes de arquerías, sobre las que se construyó con el tiempo el palacio renacentista de Savelli-Orsini. Queda abandonado durante el s. IV; después, en el s. XII fue fortaleza lo que impidió su total derrumbe. Perteneció después a las familias nombradas, Savelli y Orsini. Andando llegamos, en dos minutos, a la zona del Foro Boario.
Éste era en la antigüedad el puerto de Roma, al lado de la isola Tiberina y la orilla del Tevere (Tíber). Había un mercado vivaz y grande, con dos hermosos templos que a punto estuvieron de desaparecer en la edad Media. El Templo de Fortuna Virile, está construido en la orilla del Tevere y es de planta rectangular; está dedicado a Portunus. Y el Templete Circular dedicado a Ercole Oliverio, conocido como el Templo de Vesta y era el más conocido de todos los de la zona. Circular con columnas corintias que levantan un techo circular de forma cónica. Dentro del río Tíber se encuentra el Puente Roto, los restos del primer puente de piedra de Roma, del s. II a. de C. Cruzando la calle con cuidado nos encontramos en el atrio de Santa María in Cosmedin. Indicar, de entrada, que en dicho atrio se encuentra la Boca de la Veritá (Boca de la Verdad). Este medallón representa una deidad marina con barba y cuernos. Según la tradición, aquél que mete la mano y dice una mentira, la boca se cierra y la mano queda atrapada. Es motivo de numerosas fotos y quedó espléndidamente fotografiada en la película Vacaciones en Roma, con Audrey Herpbhum.
La iglesia o basílica es otra cosa. Fue construida en la Edad Media, s. VI, sobre un Templo de Hércules. Tiene abundante ornamentación, antigua, con mosaicos en el suelo, el coro, el trono del obispo y el baldaquino. Conserva el cráneo de S. Valentín. En el subsuelo se encuentra una pequeña cripta, donde reposan las reliquias de mártires que el Papa Adriano I había sacado de las catacumbas. En el exterior se encuentra el campanario, esbelto, el más alto del románico de Roma, del s. XII, añadido a la construcción original. El conjunto llama la atención al viajero desde la lejanía.
Saliendo de la basílica y cerca de la parada del autobús nº 63, que nos devolvería a la Plaza Venecia, nos encontramos con el arco de Jano, situado en la Plaza de la Boca de la Verdad. Se trata de un arco con cuatro caras, cuadrifonte (cuatro caras), muy poco habitual. Aunque está situado cerca del Foro Boario, no pertenece al mismo; se construyó hacia el s. IV. Muy deteriorado por ser utilizado como descanso y para guarecerse de la lluvia por parte de los mercaderes. Prácticamente al lado se encuentra el arco de los Argentarios. Del año 204 d. C. es una arquitrabada, y fue dedicado por los comerciantes de la época a los emperadores Septimio Severo y Caracalla. Está adosado al anterior y en la misma zona.
Como decía cogimos el autobús nº 63 y en la Plaza Venecia comenzamos la visita al Foro imperial. Lo primero la columna de Trajano, situada en el comienzo del mismo, como un adelantado de la cantidad de cosas a ver. Se puede ver desde la misma calle con lo que no es necesario pagar los 11€ individuales por entrada y abiertos de 9-19 del día. Se puede caminar y ver en toda su amplitud andando tranquilamente por la Via Fori dei Imperiali. Fue inaugurado en el año 112 y se hizo durante el mandato de Trajano. A la vez que el foro se construyó el mercado de Trajano, se reconstruyó el Templo de César y el Templo de Venus Genetrix. La destrucción de los foros sucedió durante la Edad media, cuando los mármoles y placas fueron utilizados en otros menesteres debido a la calidad de los mismos. El Mercado de Trajano tenía seis niveles, dedicados los tres inferiores a vino, pescados, mariscos, frutas y verduras y los tres superiores tenían las oficinas. Llegó a tener hasta 150 tiendas. Tuvo hasta un convento que fue derruido para que en el s. XX el mercado tuviera la forma original.
Nos encontrábamos casi al límite de nuestras fuerzas. Descansamos un poco a la altura de Via Cavour, al lado de la Torre de las Milicias el último vestigio del Mercado de Trajano. Por esta via llegamos poco a poco hasta la basílica o iglesia de S. Pietro in Vincoli. Fue construida durante el s.V para albergar en ella una de las cadenas de S. Pedro que, según la leyenda, regaló la emperatriz Eudoxia al Papa León I y que fueron llevadas desde Jerusalén. Milagrosamente la segunda de las cadenas fue llevada a Roma para unirse a la primera. Ambas se encuentran situadas debajo del altar mayor. A la derecha del mismo se encuentra también la tumba o mausoleo del Papa Julio II y, en él, se encuentra la estatua de Moisés, de Miguel Ángel. Dice la leyenda que cuando estuvo terminado el autor dijo que sólo le quedaba que hablara para ser realmente perfecto. Para verlo hay que echar una moneda pues se encuentra en la penumbra total. En esta iglesia se encuentra también la tumba de S. Nicolás de Cusa, de 1464 y un S. Sebastián barbudo del s. VII. Hay unos frescos de esqueletos realmente curiosos para una iglesia. Por cierto para llegar a esta iglesia se puede hacer por otro lugar, por via Sforza pero lo suyo es por Via Cavour y luego por Via Travesera Sforza, empinada, con escalones, con entrada a la Plaza mediante un arco lleno de vegetación. Eso sí las piernas sufren mucho y, sobre todo, después del día andando. Pero merece la pena hacerlo. Sólo se sube una vez en la vida.
Piano, piano, “a piede”, por Via Giovanni Lanza llegamos la Plaza S. Martino al Monti y desde aquí por Via Liberiana hasta la basílica de Santa Práxedes, última estación de este día. Esta iglesia o basílica nos fue recomendada por nuestro amigo Blas Galey, que recordaba haber visto al lado de Sta. María la Mayor una iglesia pequeña pero muy bonita. Realmente sus recuerdos eran ciertos. La basílica desde fuera no es gran cosa, pero el interior es realmente increíble. La iglesia fue construida sobre el año 780 por el Papa Adriano I, pero sobre otra anterior del s. V. La iglesia fue ampliada y remodelada por el Papa Pascual I, alrededor del año 822. Contiene los restos de un trozo del pilara de la flagelación del Señor y otras muchas reliquias, traídas desde Jerusalén. Lo más importante es un lienzo del altar mayor que representa a Santa Práxedes recogiendo la sangre de los mártires y, sobre todo, los mosaicos, el programa decorativo musivo y la capilla de S. Zenón. Capilla funeraria para la madre del Papa, Teodora. Los frescos se remontan al s. VIII, visigóticos, de una gran belleza y representan el ciclo de la vida de la titula de la iglesia, Santa Práxedes.
Pasamos al lado de la Basílica de Santa María la Mayor, que visitaríamos al día siguiente, sábado. Pero sólo le hicimos unas fotos, nocturnas y nos fuimos al hotel, muy cerca de dónde estábamos. Lo que habíamos andado sólo lo sabemos nosotros y nuestros cuerpos; sobre todo nuestros pies, cansados y doloridos. Una ducha caliente y reparadora, una cena ligera, las noticias del día en la tele, un relajante y a descansar. Otro día agotador en todos los sentidos, pero maravilloso. Había cumplido 64 años en la Ciudad Eterna. Para no olvidar.

Cándido T. Lorite

jueves, 5 de enero de 2012

VIAJE A ROMA. 3º DÍA (1)






1ªPARTE


COLISEO

PALATINO

FORO ROMANO

PLAZA VENECIA


Nada más ver lo que teníamos que hacer el tercer día de nuestra visita a Roma ya teníamos los pies cansados. Los lectores de este blog que hayan visitado esta ciudad, se darán cuenta de la cantidad de cosas que íbamos a visitar hoy. No sólo monumentos sino las iglesias que se encuentran en estos lugares o cerca de ellos, así como las plazas correspondientes.
Como es lógico pensar empezamos el día con un abundante desayuno en el hotel. Nos aprovisionamos bien de todo, agua incluida y, nos dirigimos rápidamente hasta el metro en Termini, nos bajamos en Coliseo, cuando aún no eran las 8 de la mañana. Dimos una vuelta completa, para “calentar motores”, al Coliseo, el que ya vimos casi de noche el miércoles. Ahora se nos presentaba en toda su inmensidad, a la luz del día. Hablar de este monumento está casi de más, pues todos hemos visto fotos, películas, documentales, etc, en los que se hablan de él de una manera total. No obstante cogimos nuestra audioguía y en ella nos enteramos de todos aquellos aspectos interesantes del mismo, incluidas las anécdotas más impactantes. Entramos con nuestra Roma Pass, gratis, por la puerta situada enfrente casi de la salida del metro, y nada más entrar a su interior nos quedamos mudos ante la magnitud y grandeza del Coliseo. Nos impresionó todo él; no un aspecto o una instantánea, sino el completo. Hay que verlo, estar en su interior para saber lo que estoy diciendo. Intentar meterse en la piel de los romanos de la época para conocer lo que allí pasó en las distintas épocas de los emperadores fue una sensación única. Fotos y más fotos para el recuerdo, algunas de las cuales quedan en este blog de viajes.
Con esa sensación de grandeza, nos adentramos, a continuación, en el Arco de Constantino, uno de los mejores conservados de la época. Su historia queda escrita en sus muros, en forma de grabados, esculturas, etc que nos hablan de las conquistas de Constantino, Trajano, Adriano y Marco Aurelio. Por debajo de este arco debían pasar los ejércitos de Roma cuando llegaban victoriosas a la ciudad, para de esta manera purificar su alma y entrar limpios en ella. Provenían de la Via Gregorio, pasaban por debajo del Arco de Constantino, luego por Via Sacra entraban en el Foro Romano, llegaban hasta el Arco de Tito, a continuación el de Septimio Severo y llegaban al final, a la Curia Romana; allí eran recibidos por el emperador correspondiente. Cuenta la tradición que, como los generales romanos tenían un gran poder, en su carro iba un hombre del pueblo que le recordaba, ante las continuas aclamaciones de la gente la frase de: “Recuerda que eres sólo un hombre”, indicándole de esta manera que no debían oponerse al emperador, considerado casi un dios. De todos estos monumentos y lugares se hablará más adelante en este blog de viajes.
Por Via Gregorio entramos en el Palatino y el Foro Romano. Quizá empezamos la visita al revés de casi todo el mundo, pero era la entrada que teníamos más cercana a nosotros. Así pues, el mapa que hay nosotros lo hicimos al contrario. En lugar de empezar por el uno y terminar en el 46, empezamos en el 46 y terminamos en el uno. Luego nos vino bien para visitar el Foro Imperial y los Mercados de Trajano, así como el Campidoglio.
Intentar describir aquí el Foro Romano y el Palatino sería estar más de cuatro páginas escribiendo, así que sólo voy a describir algunos de los lugares más importantes, para nosotros- Paqui y yo- de ambas cosas. Es aconsejable de entrada armarse de paciencia, agua y una buena guía para intentar descifrar todas las ruinas que aparecen ante los ojos del visitante. Si no es así la visita no tiene ningún sentido. Empezaré indicando que en su centro se encuentra el Museo Palatino, que pasa desapercibido para la mayoría de los visitantes. En su interior se encuentran los restos de las Cabañas de Rómulo, del s. VII a. de C.; La casa de Augusto, el Criptopórtico de Nerón, los jardines escalonados y las vistas del Foro Romano desde los jardines de Farnese. Comenzamos por la vista del Estadio en la zona de la Domus Augustana, pequeño pero muy interesante por estar situado dentro de una casa o Domus, continuamos hasta la zona del mirador para ver la enorme magnitud del Circo Máximo, aún por descubrir en su casi totalidad. Pasamos a continuación a la zona de la Domus Flavia y aquí encontramos el Triclinium, la casa de Livia y el peristilo, pasamos después al Aula Regia, la Basílica y el Lararium. El Criptopórtico y el teatro del Fontanone dieron paso al Foro Romano y en él, al Arco de Tito, como una entrada al mismo, triunfal y magnífica. El Templo de Venus y la Domus Aurea nos trasladó a los tiempos de Nerón y a sus excentricidades y extravagancias. Los restos de la Basílica de Majencio nos dan una idea de la enorme magnitud de la misma. A continuación no hay más que seguir la Via Sacra para poder admirar todo las cosas que se hallan en el Foro Romano, lo primero, a la izquierda de la Via se encuentra la Casa de las Vestales y enfrente de esta el Templo de Romulo, luego nos encontramos, a derecha e izquierda, con el Templo de Antonino y La Regia, la Basílica Fulvia-Emilia y el Templo del Dios Julio, la Curia Regia y el Templo de Saturno, y entre ambos el Arco de Septimio Severo. Como ven los lectores la ingente cantidad de monumentos hace que la descripción de todos y cada uno de ellos sea totalmente imposible para un blog de pequeñas características como es el de este escritor. Dos mapas, indicarán de una manera visual lo que en este blog queda dicho de una forma somera y descriptiva. Lo que si es claro es que la visita ha de durar, al menos, unas dos horas, si se quiere tener una visión mínima de lo que acontecía en Roma en esa época. Sitios para descansar, para beber agua, entrar al servicio, etc, los hay según aparecen marcados en el plano. Hay que aprovecharlos porque el cansancio se acumula con mucha facilidad.
Cuando salimos del Foro Romano en la zona de la cárcel Mamertina, eran las 12 de la mañana; llevábamos andando desde las 8 de la mañana y había que hacer un descanso, mínimo, pero necesario. Unas fotos con unos centuriones por parte de mi mujer nos vino bien para afrontar nuestra siguiente visita: La Plaza del Campidoglio.
La subida al Campidoglio se hace por unas escaleras que hay situadas al lado de la cárcel Mamertina, donde se dice que estuvo encerrado Vercingetorix, el último galo vencido por César en la guerra de las Galias y S. Pedro y S. Pablo antes de ser crucificados. Una vez en la parte superior de las escaleras nos encontramos con una copia de la Loba Capitolina, símbolo de la ciudad de Roma, la famosa loba que amamantó a Rómulo y Remo, fundadores de la ciudad. El original se encuentra en el interior de los Museos Capitolinos; la copia está en un lateral de una iglesia, situada encima de una columna de estilo dórico y es más pequeña que la original. La entrada a la Plaza del Campidoglio la hicimos con no mucha gente en ella, a pesar de que era ya media mañana. Había unos estudiantes escuchando las explicaciones de su profesor, sobre la estatua de Marco Aurelio a caballo, cuyo original se encuentra en los Museos Capitolinos.
El Campidoglio es la Colina Sagrada en la antigua Roma y es la única plaza renacentista de la ciudad. Es el km 0 de todas las carreteras de Italia, algo parecida a nuestra Puerta del Sol de Madrid. Es un lugar muy visitado por los turistas y los romanos por la gran cantidad de cosas que se pueden ver o visitar; entre estos se encuentran los Museos Capitolinos, con salas en ambos lados de la plaza y con entrada situada a la derecha de la estatua ecuestre vista de frente. Estos museos son los más importantes de Roma después de los del Vaticano y aquí podemos encontrar, como he dicho, más arriba, la Loba Capitolina, la estatua ecuestre, verdadera de Marco Aurelio, las ruinas del Templo de Júpiter, descubiertos no hace muchos años y los restos de la estatua de Constantino, aparte de otras muchas estatuas, frescos, mosaicos, etc. Su visita ha de ser de una hora, mínimo; cuesta 12€, aunque reducida con la Roma Pass son 9€. La entrada repito se hace por la Puerta del Palacio de los Conservadores. Dentro se puede pasear por las zonas ajardinadas y llegar hasta la Rupe Tarpea, lugar dónde eran arrojados los infantes. Enfrente se tiene una vista magnífica de la basílica de Sta. María Della Consolazione.
La salida de nuevo a la plaza nos condujo a una joya, la Basílica de Sta. María in Aracoeli. Entrando a ella por la parte de atrás de la plaza por un pasadizo pequeño que hay al lado del Palacio Nuevo, nos evitamos la subida de los 120 escalones, que después de las horas andando, viendo cosas, no es muy saludable subirlos. Los bajaríamos después de comer, descansados y con más ganas de andar. En su interior se encuentra algunas cosas dignas de ver, como son el sepulcro del cardenal d’Albret, la Capilla Bufalini, de Pinturicchio, s. XV, sepulcro de Luca Savelli, del s. XIII y las pintura de San Antonio de Padua, de mediados del s. XV. La fachada es de una austeridad impactante, como la de muchas iglesias de la ciudad. Los verdaderos tesoros se encuentran en el interior de las mismas. Es algo que hemos visto en casi todas las iglesias y basílicas de Roma.
Era la hora de comer y, sobre todo, de descansar. Nos dirigimos con pies tranquilos, sin prisas pero sin pausa, hacia la cercana Plaza Venecia, buscamos un lugar para comer y lo encontramos en el Bar Brasil, situado en la esquina con la Via del Corso. Teníamos justo enfrente el majestuoso, aunque controvertido, monumento a Victorio Enmanuelle II. Su descripción para después de la comida y de lo que nos pasó en la misma. Pedimos una cerveza con alcohol y otra sin él, una lasaña y unos canelones. Charla tranquila sobre lo que habíamos visto, comida en buenas condiciones, cerveza fresca; parecía que todo iba con normalidad hasta que llegó el momento de pedir la cuenta y pagar. No admitía tarjetas a pesar de que tenía las pegatinas puestas en la entrada de que sí las admitía. Observé la cuenta, escrita rápidamente, en un papel normal, sin IVA, sin nada, por un valor de 44’50 €. Le pedí que me desmenuzara la misma pues no ponía el concepto correspondiente a cada cantidad. Mi asombro fue mayúsculo cuando me dijo que la cerveza, normal y corriente que me puso, costaba 8 € con alcohol y 7 € sin alcohol. Como los precios de la cerveza no estaban en la lista de precios que me presentó no pude reclamarle. Pero mi asombro no terminó ahí, en ese momento. Cuando le presento la tarjeta Visa me indica que no puede cobrarme, que es en metálico. Eso a pesar de que en la puerta del establecimiento ponía, bien claro, las pegatinas de aquellas tarjetas permitidas en el establecimiento, entre ellas Visa. Lo dicho: UNA VERGÜENZA para Roma que haya establecimientos que juegan con los turistas, abusando de ellos. En este caso de nosotros. Así que aunque poco puedo hacer, a través de este blog digo que el Bar Brasil, en la Plaza Venecia, ni pisarlo. Dicho queda para todos aquellos lectores de este blog.

Cándido T. Lorite