martes, 24 de mayo de 2022

SUR DE GALICIA Y NORTE DE PORTUGAL.IV. GUIMARAES (PORTUGAL)















 


 

                               GUIMARAES (Portugal)

         Salimos del hotel en Braga y nos dispusimos a pasar las de Caín en las mal señalizadas autopistas de Portugal. Conseguimos llegar a Guimaraes, con un tiempo nublado que, sobre las 10 horas, daba paso a la lluvia. Nos acompañó durante casi todo el día.

                Aparqué el coche en la muralla, muy cerca del Museo Alberto Sampaio; zona peatonal de pago, aunque aún tuve suerte por ser realmente difícil encontrar un sitio en el centro de esta ciudad. Nos dirigimos a L&B , un apartamento magníficamente situado, acogedor y con muy buen trato.

        Habíamos quedado con un grupo para visitar la ciudad con un guía turístico, que a la hora fijada nos comenzó a enseñar la ciudad, por la muralla, justo dónde tenía aparcado el coche. Antes nos había dado tiempo para visitar la Iglesia de y Oratorios de Nuestra Señora de la Consolación y Santos Pasos.



Una iglesia barroca (por cierto, ya estaba lloviendo). Los orígenes de la Iglesia de la Consolação y Santos Passos se remontan a una pequeña capilla que estaba dedicada a Nuestra Señora de la Consolación, como su nombre lo indica. Fue construido en 1576 en marzo. Sin embargo, no fue hasta 1785 que se completó la nueva iglesia barroca, una de las especialidades de la ciudad. Un siglo después, se agregaron dos torres al frente de la iglesia, que hasta el día de hoy son la referencia principal del templo.En el siglo XIX también se construyó la Casa del Despacho y la Capilla del Senhor dos Passos, que se anexa a la iglesia (y por eso también se llama Iglesia dos Santos Passos). Desde que comenzó el culto a Nuestra Señora de la Consolación, la erección canónica de la Hermandad fue determinada por Fray Agostinho de Jesús, convirtiéndose así en la Hermandad Real y la Capilla Real. 


En 1993, los oratorios y la iglesia fueron clasificados como Edificio de Interés Público. La iglesia se encuentra en Largo da República do Brasil.

         Decía que la visita empezaba en la muralla que circundaba totalmente la ciudad medieval de Guimaraes. Anduvimos por ella hasta llegar a la Plaza y Parque de la Condesa Mumadona, personaje famoso en la época más primitiva de la ciudad. Enfrente se encuentra el Palacio de Justicia.



Subimos hacia el Castillo de Braganza, pasando delante del Palacio y de la ermita o Capilla de Santa Cruz. 
Aquí me quise quedar, debido a la fuerte lluvia que caía, pero el guía nos indicó que la bajada sería por camino diferente al de subida. Así que nos mojamos bastante.


Llegamos a la parte superior y no pudimos entrar en el interior, por reformas y la intensa lluvia que caía. Vimos el exterior y bajamos hacia la Iglesia de S. Miguel. Es una iglesia del s. XII, construida seguramente por D. Pedro Heríque, de pequeñas proporciones

y gran simplicidad; aunque de debido a ella, de gran belleza. Existe la leyenda de que este rey, nació y fue bautizado en esta Iglesia. No se dedica al culto y hay gran cantidad de tumbas. Tiene una talla policromada de S. Miguel del s. XIII, una pila bautismal preciosa.

De aquí al Palacio de los Duques de Braganza, cerrado al público, sólo hicimos unas fotos de la portada (y seguía lloviendo).



Por Largo Martín Sarmento, llegamos a la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, en cuyo lateral encontramos una primitiva forma de llamar a los habitantes en caso de fuego.

Las campanas sonarían una cantidad de veces según el barrio donde se ubicara el mismo. De aquí a la Biblioteca Municipal Brandao y una pequeña dulcería con ricos pasteles de la próxima iglesia de Santa Clara. Llegamos a la Plaza e Iglesia de Santiago.



Una plaza recoleta, preciosa, del Guimaraes medieval, perfectamente conservada. Mediante una zona portica, medieval, llegamos a la Plaza o Largo de Oliveira. Digamos el centro histórico de la ciudad.





         Aquí se encuentra el Padrao del Salado, monumento gótico formado por 4 arcos y una cruz medieval en el centro. Justo al lado se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de Oliveira, una iglesia con un interior barroco, de gran belleza.

        














Llegamos andando, (había dejado de llover) al Jardín de la Condesa de Juncal
 y pasando a Largo del Toral, nos encontramos justo enfrente del trozo de muralla, donde se indica: “Aquí nasceu Portugal”.

         Fin del guía. Iniciamos el camino de vuelta a L&B, donde nos cambiamos de ropa, totalmente mojada, y nos fuimos a comer justo al lado de donde estábamos. Tasco Nicolino. Buen lugar, cuya relación calidad-precio estaba adecuada. Comimos bien, nos fuimos a descansar y una siesta reparadora nos devolvió de nuevo a la ciudad. Volvía a llover. Nos dedicamos a callejear tranquilamente, viendo el paso del día a la noche por calles pequeñas y plazas o Largos muy coquetas. Una ciudad encantadora que nos agradó sobremanera. No conocía esta ciudad en mis anteriores viajes y a ambos, nos agradó muy mucho. Recomendable. Eso sí, que haga mejor tiempo, para disfrutar mejor de la ciudad y de la luz que se adivinaba cuando el sol salía, aunque por poco tiempo.






 

Cándido Lorite

8-4-2022


martes, 17 de mayo de 2022

SUR DE GALICIA Y NORTE DE PORTUGAL V. BRAGA (PORTUGAL)

 

 

 

                            BRAGA (Portugal)

 

Llegamos al Hotel Doña Sofía pronto, hacia las 10 de la mañana. Dejamos las maletas hasta la tarde para hacer la entrada al mismo, a partir de las 14 horas y nos dispusimos a recorrer y conocer la preciosa ciudad de Braga. Dimos un paseo hasta llegar a Porta Nova, lugar donde habíamos quedado con una guía que, tranquilamente, nos enseñaría la ciudad durante unas tres horas, más o menos. Por rúa de Sào Joào y girando a la izquierda entramos a R. Dom Diego de Sousa, una de las principales vías de entrada a la ciudad. Al final de la misma se encuentra Porta Nova..

Monumento Nacional. Era una antigua puerta de muralla, mandada construir por el arzobispo Diego de Sousa en el siglo XVI, aunque su aspecto actual es fruto de la reforma llevada a cabo por André Soares en el XVIII por orden de Gaspar de Bragança.





El arco tiene dos lados diferentes: La cara externa (hacia el Campo das Hortas) es rococó y está enmarcada por dos columnas unidas por un frontón partido, con dos pináculos laterales, en el que lucen los escudos de Gaspar de Bragança y el de armas de Portugal; la cara interna (hacia la rúa do Souto) tiene un sólo pilar y pináculo a cada lado y en el centro una hornacina con la escultura de la Virgen.

         Muy cerca y hacia la izquierda se encuentra el Museo de los Biscainhos, un museo dedicado a las artes decorativas. Volviendo hacia Porta Nova nos encontramos con una panadería en cuyo interior descubrimos unos paños de muralla antigua, muy bien conservados. Eso sí, adosados a la pared de la casa, como parte de ella.

         En el Largo (Plaza) de Praça Velha, encontramos una serie de edificios de la ciudad antigua, medieval y la considerada como calle más estrecha de Braga, la rua de Violinha, cuya pared izquierda o derecha, según, está recubierta de huesos antiguos. Que los turistas arrancan de las paredes, para llevárselos como trofeos. Vándalos les diría yo.

Al final de la anterior calle giramos a la izquierda para encontrarnos en la R. Dom Paio Mendes, a cuyo final vimos la Catedral de Braga. Volveríamos después para comer en la Churrasquería de Sé. Al final, a mano izquierda encontramos una tienda de toda clase de guitarras y de todos los precios. Un lugar muy curioso. Y, al fin, llegamos a la Sé de Braga.




La catedral más antigua de Portugal

La Catedral de Braga se asienta sobre los restos de una antigua capilla románica, de la que apenas se conservan los muros. Algunos estudios apuntan a que incluso antes que la capilla románica existió sobre este terreno una mezquita.

El caso es que desde que la catedral terminara de construirse en el siglo XII, se convirtió en epicentro de la vida religiosa y en centro de referencia de la diócesis de Braga.

La arquitectura de la Catedral de Braga integra distintos estilos; en su origen era románica, pero con el paso de los siglos incorporó elementos góticos, manuelinos y barrocos.

Si miras la catedral frente a frente te llamarán la atención sus dos torres a los lados con sus respectivos campanarios; en medio, un arco románico y una escultura de la Virgen.

El interior, en la zona central, tiene la austeridad de las catedrales románicas; las capillas laterales, sin embargo, están decoradas profusamente.

         Dando la vuelta completa a la Sé de Braga nos encontramos con la Capilla de la Gloria, la Iglesia de la Misericordia y el Museo de la Catedral. Tres espacios impresionantes, por su belleza y por la calidad de las piezas conservadas. La primera, Capilla de la Gloria, tenía en su interior una ventana en ojiva con hermosos cristales y la tumba de  Gonçalo Pereira.

         En la Iglesia de la Misericordia. Fue construida en el año 1.562, aunque reformada por completo en el siglo XVIII con añadidos barrocos. La fachada principal es de estilo renacentista florentino. Frente a la portada principal hay una escalinata flanqueada por columnas jónicas sobre la que hay un escudo, aunque ésta suele estar cerrada, accediéndose al templo por la fachada lateral.





El interior es bastante recargado, y contiene numerosos retablos barrocos de talla dorada, destacando el altar mayor, realizado por Marceliano de Araújo. También es un elemento importante el techo, compuesto por más de 35 paneles de madera policromada y dorada.

         En saliendo de la Sé de Braga cogimos camino del Antiguo Palacio Arzobispal y los Jardines de Santa Bárbara. Dos bellezas juntas, una al lado de la otra. La fachada que da al Jardín de Santa Bárbara tiene aspecto de castillo ya que es un edificio medieval, construido por los arzobispos Gonçalo Pereira e Fernando da Guerra; lo que más llama la atención es la torre almenada de tres pisos y las ruinas de una arcada formada por cuatro arcos apuntados.


La parte construida sobre el Largo do Municipio está compuesta por tres alas, y fue construida posteriormente, en el siglo XVI, por los arzobispos Agostinho de Jesús, Manuel de Sousa y Rodrigo de Moura Telles. La última ampliación (una de estas tres alas) fue construida en estilo barroco por André Soares (siglo XVIII) por orden del arzobispo José de Bragança. Esta parte se incendió, y fue reconstruida

Tomada de la internet

         La plaza tiene forma rectangular, y en ella se disponen varios caminitos rodeados de parterres que convergen en el centro, donde hay una fuente de piedra hexagonal coronada por la estatua de Santa Bárbara, que da nombre a la plaza.

         Por zona peatonal llegamos al Castillo de Braga, del que sólo queda la Torre del Homenaje. Lo que resta del castillo de Braga (su torre del homenaje y algunos trozos dispersos) es el producto de la campaña constructiva del siglo XIV, siglo de intensa actividad constructiva militar y que corresponde a la mayoría de nuestras estructuras defensivas medievales, tanto castillos como cercas urbanas.








La torre del homenaje es lo más importante elemento remanente del antiguo castillo mandado construir por Don   Dionisio. Con cerca de 30 metros de altura (y un interior de tres pisos) aún se impone en la red urbana de la ciudad, aunque con la proximidad extrema de muchos otros edificios posteriores. Su construcción revela un proyecto claramente gótico, con almenas y bloques de piedra en los vértices, una ventana germinada en la cumbre, bien como las piedras de armas de Don Dinis.

Por rùa do Castelo y Largo do Barào de S. Martinho llegamos al cruce de dos grandes avenidas, Plaçca de la República y Avenida da Libertade. El día que visitamos la ciudad jugaba el Glasgow Rangers contra el Braga, que terminó 1-0 y que llevó a la ciudad a miles de escoceses, bebedores y cantantes “como ellos solos”.

Era la hora de comer y por indicaciones de nuestra guía, María, accedimos a la Churrasquería de Sé, cerca de la Catedral. La relación calidad-precio fue desorbitada. Mucha cantidad de comida, poco comestible y un precio exagerado. Así que no lo recomiendo a nadie.

Terminamos de comer y nos marchamos al hotel a descansar un poco. Levantados, nos acercamos a la Avenida de la Libertad y allí cogimos el bus 2, con dirección al Santuario del Buen Jesús.  Llegados a la base, decidimos subir por el elevador, en vez de por las escaleras (399 había para subir); las piernas no dan para tanto. Al final de una empinadísima escalera y sobre la cima de una colina encontrarás el Santuario de Bom Jesus do Monte, situado a las afueras de la ciudad de Braga.

Esta iglesia blanca y rodeada de un frondoso bosque es uno de los mejores ejemplos de arte neoclásico portugués, y uno de los lugares de peregrinación más importantes de Portugal.

Pero el principal atractivo para visitarlo son las vistas desde del Santuario de Bom Jesus do Monte: una panorámica de Braga increíble que te dejará sin palabras.

No es ninguna novedad que un monte o colina se convierta en lugar sagrado para los católicos, y en el caso de la colina donde se erige el Bom Jesus do Monte, la tradición viene de lejos: hay constancia de que existió una capilla en la colina del Bom Jesus do Monte ya en en el siglo XIV.

La capilla terminó convirtiéndose, con los siglos y tras varios procesos de remodelación, en una iglesia barroca consagrada a la figura del Buen Jesús (Bom Jesus).

Sin embargo, esta tampoco es la iglesia que hoy podemos ver, pues a finales del XIX se decidió demolerla y construir un nuevo Santuario del Bom Jesus, incorporando esta vez elementos neoclásicos en su arquitectura. Oficialmente, la Iglesia del Bom Jesus fue inaugurada a comienzos del siglo XIX y esta sí es la que hoy podemos contemplar si vamos a visitar Bom Jesus do Monte.

No te pierdas, en el altar mayor, la talla del Señor de los Pasos, hecha en madera, que representa al patrón local y que todos los años, unos días antes de la Semana Santa, se saca en romería.

Las escaleras que conducen hasta la iglesia, situada en la parte superior del conjunto, no son solo un medio para alcanzar el santuario: también tienen su propio simbolismo, de modo que evocan el Via Crucis con capillas que representan, mediante esculturas, distintas escenas de la Pasión de Cristo.

Virgen de los Siete Cuchillos

En el siguiente de los tramos de las escaleras encontrarás una fuente; cinco en total: cada una de ellas representa uno de los cinco sentidos, y no es casual.



Los cinco sentidos simbolizan lo terrenal, y la idea era que los devotos que ascendiesen hasta la iglesia fueran dejando atrás ese plano material hasta alcanzar el templo, es decir, el plano espiritual. Curioso, ¿no?

El último tramo de escaleras está consagrado a la Caridad, la Fe y la Esperanza, representadas también por una fuente (las fuentes están relacionadas con la purificación antes de llegar al Templo de Dios, es decir, a la iglesia).

         Bajamos, cogimos el bus 2 de vuelta a la Avenida de la Libertad. Y nos encontramos que ya, los escoceses se habían marchado al campo de fútbol del Braga y estaban limpiando las calles. Con el cielo un poco nublado, nos dirigimos hacia la iglesia de la Vera Cruz y a la Capilla y Casa Os Coimbras, situada justo enfrente del hotel donde nos hospedamos

Fue levantado en el siglo XV como residencia para el clero, y adquirido por el rey Don Joao de Coimbra. En 1525, Don Joao de Coimbra decidió construir una capilla privada, bajo el nombre de Nuestra Señora de la Concepción, que sería conocido como la Capilla

En 1906, el Palacio de Coimbra es demolido debido a la construcción del Largo São João do Souto. Se conservan elementos arquitectónicos manuelinos, y el nuevo edificio está construido a continuación con la capilla. Es declarado Monumento Nacional en 1910 .


La Casa de Coimbra cuenta con algunas de las ventanas y las puertas de la vieja mansión, pero se ha cambiado la forma del edificio. La capilla tiene la forma de una torre cuadrada, dividido en dos espacios: el porche, con adornos manuelinos, de Filipe Odarte y la parte interior, de Jean de Rouen, que tiene el tradicional altar mayor y las armas de Don Joao de Coimbra. La capilla está cubierta por una bóveda y las paredes tienen cuadros en azulejos.

         Cenamos en un restaurante, el Frigideiras do Cantinho, muy bien en precio y calidad de la comida. Recomendado; aunque cierra pronto en la época en que fuimos nosotros. Mas tardío en verano.




 Un paseo tranquilo, visitando algunos  Viacrucis que estaban abiertos, dada la proximidad de la Semana Santa y nos fuimos a descansar.

El día había sido agotador.

Cándido Lorite

7/04/2022