GUIMARAES
(Portugal)
Salimos del hotel en Braga y nos dispusimos a pasar las de
Caín en las mal señalizadas autopistas de Portugal. Conseguimos llegar a Guimaraes,
con un tiempo nublado que, sobre las 10 horas, daba paso a la lluvia. Nos
acompañó durante casi todo el día.
Aparqué
el coche en la muralla, muy cerca del Museo Alberto Sampaio; zona peatonal de
pago, aunque aún tuve suerte por ser realmente difícil encontrar un sitio en el
centro de esta ciudad. Nos dirigimos a L&B , un apartamento magníficamente
situado, acogedor y con muy buen trato.
Habíamos quedado con un grupo para visitar la ciudad con un
guía turístico, que a la hora fijada nos comenzó a enseñar la ciudad, por la
muralla, justo dónde tenía aparcado el coche. Antes nos había dado tiempo para
visitar la Iglesia de y Oratorios de Nuestra Señora de la Consolación y Santos Pasos.
Una iglesia barroca (por
cierto, ya estaba lloviendo). Los
orígenes de la Iglesia de la Consolação y Santos Passos se remontan a una
pequeña capilla que estaba dedicada a Nuestra Señora de la Consolación, como su
nombre lo indica. Fue construido en 1576 en marzo. Sin embargo, no fue hasta
1785 que se completó la nueva iglesia barroca, una de las especialidades de la
ciudad. Un siglo después, se agregaron dos torres al frente de la iglesia, que
hasta el día de hoy son la referencia principal del templo.En el siglo
XIX también se construyó la Casa del Despacho y la Capilla del Senhor dos
Passos, que se anexa a la iglesia (y por eso también se llama Iglesia dos Santos Passos). Desde que comenzó el culto a Nuestra Señora de la Consolación,
la erección canónica de la Hermandad fue determinada por Fray Agostinho de
Jesús, convirtiéndose así en la Hermandad Real y la Capilla Real.
Decía que la visita empezaba en la muralla que circundaba totalmente la ciudad medieval de Guimaraes. Anduvimos por ella hasta llegar a la Plaza y Parque de la Condesa Mumadona, personaje famoso en la época más primitiva de la ciudad. Enfrente se encuentra el Palacio de Justicia.
Subimos hacia el Castillo de Braganza, pasando delante del Palacio y de la ermita o Capilla de Santa Cruz. Aquí me quise quedar, debido a la fuerte lluvia que caía, pero el guía nos indicó que la bajada sería por camino diferente al de subida. Así que nos mojamos bastante.
Llegamos a la parte superior y no pudimos
entrar en el interior, por reformas y la intensa lluvia que caía. Vimos el
exterior y bajamos hacia la Iglesia de S. Miguel. Es una iglesia del s. XII, construida
seguramente por D. Pedro Heríque, de pequeñas proporciones
De aquí al Palacio de los Duques de Braganza, cerrado al público, sólo hicimos unas fotos de la portada (y seguía lloviendo).
Por Largo Martín Sarmento, llegamos a la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, en cuyo lateral encontramos una primitiva forma de llamar a los habitantes en caso de fuego.
Las campanas sonarían una cantidad de veces según el barrio donde se ubicara el mismo. De aquí a la Biblioteca Municipal Brandao y una pequeña dulcería con ricos pasteles de la próxima iglesia de Santa Clara. Llegamos a la Plaza e Iglesia de Santiago.
Una plaza recoleta, preciosa, del Guimaraes medieval, perfectamente conservada. Mediante una zona portica, medieval, llegamos a la Plaza o Largo de Oliveira. Digamos el centro histórico de la ciudad.
Aquí
se encuentra el Padrao del Salado, monumento gótico formado por 4 arcos y una
cruz medieval en el centro. Justo al lado se encuentra la Iglesia de Nuestra
Señora de Oliveira, una iglesia con un interior barroco, de gran belleza.
Llegamos andando, (había dejado de llover) al Jardín de la Condesa de Juncal y pasando a Largo del Toral, nos encontramos justo enfrente del trozo de muralla, donde se indica: “Aquí nasceu Portugal”.
Fin del guía. Iniciamos el camino de vuelta a L&B, donde nos cambiamos de ropa, totalmente mojada, y nos fuimos a comer justo al lado de donde estábamos. Tasco Nicolino. Buen lugar, cuya relación calidad-precio estaba adecuada. Comimos bien, nos fuimos a descansar y una siesta reparadora nos devolvió de nuevo a la ciudad. Volvía a llover. Nos dedicamos a callejear tranquilamente, viendo el paso del día a la noche por calles pequeñas y plazas o Largos muy coquetas. Una ciudad encantadora que nos agradó sobremanera. No conocía esta ciudad en mis anteriores viajes y a ambos, nos agradó muy mucho. Recomendable. Eso sí, que haga mejor tiempo, para disfrutar mejor de la ciudad y de la luz que se adivinaba cuando el sol salía, aunque por poco tiempo.
Cándido Lorite
8-4-2022
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