sábado, 8 de agosto de 2020

PRIEGO DE CÓRDOBA

 

                             PRIEGO DE CÓRDOBA

 

                Decidimos iniciar un viaje a la ciudad de Priego de Córdoba, porque mi mujer no lo conocía y, yo hacía demasiado tiempo que había estado allí. Así que un día de las vacaciones de Paqui, mi querida esposa, pusimos rumbo a la ciudad.

                En fechas anteriores me dediqué a buscar alguna Casa Rural que tuviera una buena ubicación y encontramos una, excelente. Se llama Baños de la Villa. Nos ofrecía, aparte del desayuno con el precio de la casa rural, unos baños árabes, gratis. Piscina, templada, caliente y fría y luego, adicional al precio, un masaje completo o parcial. Elegimos el parcial; yo para piernas y Paqui para espalda.

                La fecha escogida coincidió con la primera ola de calor en Andalucía y nos encontramos con una temperatura de 42ºC a las 5 de la tarde. A esa hora, estábamos descansando; pero hacía un bochorno extraordinario.




                Salimos de Bailén, sobre las8’3º h para aprovechar al máximo el tiempo de la mañana en Priego. Llegamos a la ciudad sobre las 10 h. Dejamos la maleta escasa, en la recepción y nos dispusimos a ver Priego; eso sí provistos de agua bien fría, sombrero y crema solar. Salimos y por el Adarve, con unas vistas panorámicas sensacionales nos dirigimos por calle Real y Piloncillos a la Plaza de Santa Ana. Aquí nos encontramos con la iglesia de la Asunción, cerrada. Antes de continuar diré que todas las iglesias de Priego, excepto la de la Aurora, estaban cerradas, a pesar del horario de apertura al público, indicado en la entrada de la s mismas. Una decepción. Me dediqué a hacerle alguna que otra foto, por el exterior y a otro lugar.



                Al lado se encontraba el Castillo de Priego. Abierto y que visitamos durante un buen rato. Eso sí no subimos a las almenas o torre debido al calor intenso y a nuestras `piernas. Es una fortaleza árabe, reformada en los siglos XIII y XIV, austero, de carácter defensivo. La Torre del Homenaje es Monumento Histórico Nacional desde 1934 y está desubicado, en el centro de la plaza de armas; de unos 30 metros de altura.

Al lado se encuentra la iglesia de La Asunción, barroca, cerrada. Siguiendo por República de Argentina y Carrera de Álvarez, encontramos una serie de casas señoriales, modernistas; que abundan mucho en Priego.

A la tarde volveríamos a ver alguna que otra, en la zona de la calle Rio y Ribera. Al final de la calle encontramos la Iglesia de la Aurora. Estilo barroco y finales del XVII. Se hizo sobre la antigua ermita de S. Nicasio. Es de planta rectangular y una bóveda de medio cañón con ventanales.

En el interior resulta difícil encontrar un espacio libre debido a la exuberante decoración barroca que presenta, que cubre la cúpula y bóveda distribuyéndose también alrededor de las ventanas. En ella se mezclan molduras geométricas, motivos vegetales y con abundancia de ángeles de medio cuerpo, remarcado todo por una franja de color azul.



El retablo mayor está formado por banco, cuerpo y ático, y dividido en tres calles por complicados estípites. En el ático se encuentra la hornacina de la imagen de San Nicasio, rematada por dos grandes volutas.

En la calle central un gran arco comunica con el camarín de la Virgen, en el que destacan sus espejos embutidos, yeserías y la variada policromía que combina oro e imitaciones de mármoles de gran diversidad y colorido. De planta poligonal con cúpula de media naranja sobre cornisa. La imagen de la Aurora se atribuye a Diego de Mora.



La portada fue terminada en 1772, atribuida a Santaella, destaca por la riqueza de mármoles polícromos. Se distribuye en dos pisos, el primero con columnas corintias y el segundo con salomónicas que enmarcan la hornacina de la Virgen. A la derecha se sitúa la torre de marcada decoración barroca.

He hecho una descripción muy completa, al ser la única iglesia que encontramos abierta en toda la ciudad de Priego; al menos en su casco antiguo.

En esta ermita tienen su sede los Hermanos de la Aurora, cuya existencia se remonta a 1580. Cada sábado a las 12 de la noche recorren las calles, cantando el rosario y canciones a la virgen, manteniendo una tradición muy arraigada en Priego.

                Volvimos por el mismo camino y dirigimos nuestros pasos hacia las Antiguas Carnicerías.





Antes de llegar a la iglesia de San Pedro se pasa por este antiguo matadero del s. XVI, cuyas líneas clásicas pueden sorprender en un entorno barroco. El edificio, de planta cuadrada, cuenta con un patio central donde se organizan exposiciones temporales. En una esquina, tiene una bajada en espiral de piedra que baja hasta donde se realizaban las matanzas de los animales.
En la Plaza de S. Pedro, la iglesia del mismo nombre, cerrada a cal y canto; eran las 12 de la mañana. Volvimos sobre nuestros pasos para ver el lateral de la Asunción en una plaza coqueta, inicio del barrio de la Villa, la de Sta. Ana. Un amigo nos recomendó el bar Zahorí, pero con esto de la pandemia la mayoría de los bares y restaurantes estaban cerrados a estas horas, las 12’30. Encontramos enfrente, al lado del castillo el Califato; aquí, sentados a la sombra nos tomamos unas cervezas, acompañadas de unas gambas al ajillo. La jarra de cerveza, escarchada. Un placer a esas horas.




Comimos en el mismo lugar; una carta exquisita y un menú excelente a base gazpacho y rabo de toro, con postres caseros. Una delicia. Nos saciamos, y andando despacito, por el calor que hacía por el bario de la Villa volvimos a la Casa Rural, a descansar.





Dormimos una buena siesta y a las 6 h nos dirigimos a los baños árabes. Tres piscinas; 20 minutos en cada una y después un masaje. Nos dejaron casi nuevos y emprendimos, sobre las 20’30 h el camino del resto del pueblo. Por la calle Ribera y del Rio, nos encontramos con algunas casas señoriales y el Museo de Niceto Alcalá Zamora,





en su casa natal. Al lado de esta casa, se encuentra, cerrada ese día la iglesia del Carmen. Continuamos y al final nos encontramos con un jardín, pequeño, pero muy cuidado, con dos fuentes magníficas. La primera la Fuente del Rey y al lado, casi detrás, la Fuente de la Salud.

Es de inicios del s. XVI y acabada en 1803. De estilo barroco-neoclásico.











Se concibe con tres estanques de distinto nivel y forma alargada en la que predominan los contornos curvos. En el primer estanque se sitúa la escultura de un león luchando con una serpiente, obra atribuida al escultor neoclásico Álvarez Cubero.

En el segundo, realizado por Remigio del Mármol, la figura central del monumento, una escultura de Neptuno y Anfítrite que cabalgan sobre un carro tirado por caballos que salen del agua. Desde éste, el agua cae al último estanque por una cascada, y acaba saliendo por el mascarón del Clero.

En la fuente manan 139 caños, muchos de ellos con mascarones de piedra de rostros fantasmagóricos. Declarada Monumento Nacional

En el mismo recinto de la Fuente del Rey se encuentra la Fuente de la Salud. Cuenta la leyenda que este fue el lugar donde Alfonso XI plantó su campamento. Su origen se debió a la necesidad de canalizar el manantial que abastece a la población. Fue construida por Francisco del Castillo en el siglo XVI, aunque también intervino el cantero local Alonso González Bailén. Está compuesta por un amplio frontispicio de estilo manierista.

Toda la superficie de la construcción presenta almohadillado de mármoles polícromos y en el centro, una hornacina con la imagen de la Virgen de la Cabeza. Sobre las rocas del manantial existen diferentes relieves, un pastor con sus ovejas y las figuras de Neptuno, Anfítrite y la Medusa. Declarada Monumento Nacional.

Descansamos un buen rato, al suave ruido del agua. Y volvimos sobre nuestros pasos; pero en la a cera contraria, donde encontramos, cerrada igualmente, la iglesia de las Angustias. Llegamos a la Plaza de la Constitución y

allí vimos el Ayuntamiento de la localidad, hecho en 1953. Yo soy más viejo que ese ayuntamiento. Llegamos hasta el centro histórico algo cansados y un poco sudorosos; pues aún siendo las 22 h la temperatura era de 38º. Nos dirigimos al Bar Villalta, a las espaldas del Castillo y allí degustamos unas croquetas caseras y unas gambas a la plancha. Eso sí, acompañadas de dos buenas jarras de cerveza helada.

De vuelta al hotel, nos introdujimos en el Barrio de la Villa con esas calles estrechas, llenas de macetas de geranios, pensamientos, albahaca, que daban al aire un aroma y un olor especial. Y, sobre todo, una tranquilidad y un silencio increíble.







Descansamos bien, desayunamos mucho mejor, al gusto. De todo lo que quisimos y nos dimos un último paseo por el Barrio, una verdadera joya para Priego. Cogimos el coche y, despacio, despacio, pues la carretera no da para más de 90 km y llena de radares fijos y móviles, llegamos a casa, sobre la hora de comer. Llegamos al Hogar, dulce hogar.

Cándido T. Lorite

Nota. Las fotos del Barrio de la Villa se encuentran en mi facebook, en un álbum titulado: El Barrio de la Villa". Priego de Córdoba.