lunes, 12 de diciembre de 2011

VIAJE A ROMA. SEGUNDO DÍA (1)
















1ª PARTE


Comenzó el segundo día de nuestra estancia en Roma bien temprano. No había ni amanecido. Eran las 6’30 de la mañana cuando nos levantamos para desayunar en el hotel. Terminado el desayuno, copioso y abundante para poder afrontar el largo día que nos esperaba, nos dirigimos hacia la estación de metro de la Plaza de la República, más cercana a nosotros que Termini, en la línea A. Bajamos en Ottaviano San Pedro y por la Via Ottavianoy andando a través de las murallas del Vaticano, llegamos a la entrada de los Museos Vaticanos, en Viale Vaticano. Entramos con nuestra Roma Pass, gratis, a las 9’10 horas de la mañana. Comenzamos una aventura que duró más de 4 horas.
Nada más entrar nos hicimos una foto con los jardines del Vaticano detrás de nosotros y entramos rápidamente al museo, con ganas de ver las cosas más interesantes de los museos vaticanos. Subimos las escaleras para comenzar a visitar el Museo Gregoriano egipcio y el Museo Gregoriano etrusco. Amplias salas donde poder ver momias, manuscritos, utensilios y demás de las épocas tratadas; es de destacar un sarcófago etrusco, de color marrón, en madera de ébano, realmente magnífico. Continuamos la visita por el museo Pío- Clementino y Chiaramonti. Las esculturas, jarrones, etc son obras maravillosas, dignas de ser vistas, una a una con más tranquilidad que la teníamos nosotros. La Pinacoteca y la sala de los tapices puso punto final a los museos vaticanos. Entramos a continuación en los Palacios Pontificios y nos encontramos con multitud de salas, como la de los mapas, candelabros, de la Biga, etc. que nos dieron la sensación de estar en otros mundos y en otros lugares. Las descripciones en los mapas de Italia eran perfectas, región por región. Entramos, siempre buscando el final, la Capilla Sixtina, en la Estancia de Rafael. Aquí, los frescos de Rafael nos trasladaron al mundo de su época, maravillosa, pensando como era posible su maravillosa pintura en las paredes. Se explicaba perfectamente como se hicieron, y nos deleitamos con su belleza. A continuación entramos en las salas de los Borgia. Parecía que nos hubiéramos trasladado en el tiempo a esa época de disturbios, intrigas, asesinatos. La presencia de la familia Borgia estaba en cada lugar de esas salas.
Llegamos al momento cumbre de la visita; la que habíamos estado esperando durante las dos horas y media que llevábamos andando, viendo pinturas, esculturas, sarcófagos, etc. incluido El Laoconte y sus hijos. La entrada a la Capilla Sixtina fue para nosotros como un aldabonazo en el tiempo. A pesar de la cantidad de gente que allí había parecía que éramos nosotros solos los que allí estábamos. Parecía que sólo lo veíamos nosotros. Nos sentamos primero a un lado y luego al otro, admirando la perfección de las pinturas. El orden de las mismas explicando desde el inicio. Desde La Creación, hasta el final, La gloria de Dios, todo el esplendor de la pintura de Perugino, Boticelli, Girlhandaiao y Roselli. No voy a hacer aquí una descripción pormenorizada de la misma porque la hay en todos los sitios, en cualquier lugar y en cualquier libro; y todos ellos tienen más autoridad que yo para hacerla. Si decir la enorme impresión que nos quedó a Paqui, mi mujer, y a mí. Estuvimos largo tiempo viendo las pinturas, los papas, la creación, la advocación a la Virgen, el escudo del papa Sixto IV, impulsor de la misma, la habitación y la estufa donde se quema la paja húmeda o seca que indicará el color de la fumata para indicar si hay o no nuevo Papa para la cristiandad. En definitiva, la visita que más esperábamos fue realmente la que no nos defraudó en absoluto; es más nos agradó más de lo esperado. Cuando terminábamos nuestra visita a los Museos Vaticanos, tuvimos una experiencia muy desagradable que, muchas gracias a los servicios de vigilancia, de seguridad y carabinieri de los museos, no pasó a males más grandes. Desde este humilde blog, dar las gracias a los vigilantes de la Capilla Sixtina, al servicio de seguridad de los Museos y a los carabinieri de guardia por todo lo que hicieron por nosotros.
Salimos de los museos vaticanos y recorriendo la muralla de la Ciudad del Vaticano y por Via di Porta Angelica, llegamos a la Plaza de S. Pedro. Descansamos un poco, nos hicimos un par de fotos y entramos a ver la Basílica. Se entra por la llamada Puerta de los Sacramentos, que es una de las cinco puertas de entrada a la Basílica; las otras cuatro son, de izquierda a derecha, la Puerta de la Muerte, la Puerta del Bien y del Mal, la Puerta del Filarete y la Puerta Santa, la quinta. Todas ellas hacen referencia a su nombre. La imponente belleza del interior nos cautivó desde el mismo momento en que la vimos. Su grandiosidad nos llevó en volandas a otros tiempos. A mí por ejemplo a la estampa del Concilio Vaticano II, con los obispos y cardenales sentados. Cuando vi el concilio, pensaba cómo era posible que allí cupieran tantas personas. Cuando lo he visto ahora, ya no me caben dudas. Es enorme. La longitud de su nave central es la más grande todas las basílicas del mundo. Voy a describir, rápidamente, las cosas más importantes que se pueden ver, según el plano de la Audioguía de Roma que llevábamos; es lo siguiente: 3. La piedad, obra maestra de Miguel Ángel; 6. Estatua de bronce de S. Pedro, conocida como El Pescador, del s. XIII; 7. El baldaquino de bronce de Bernini; 8. La tumba de S. Pedro; 9.Interior de la cúpula, decorada con mosaicos que parecen frescos; 11. Monumento de Clemente XI; 12. La Cátedra de S. Pedro; 13. Monumento de Pablo III; 14. Monumento de Urbano VIII; 17. Monumento de Inocencio VIII. Nada más entrar, a la derecha, encontramos La Piedad, de Miguel Ángel, una de las esculturas más famosas y perfectas que se han hecho. Estuvimos largo rato mirando la perfección de la obra. Despúes nos dirigimos, siguiendo el orden de nuestra audioguía Roma, la descripción de las diferentes capillas (León XIII, Reina Cristina de Suecia, los restos del Beato Juan Pablo II y los Papas Pío XI y Pío XII). En la parte de la izquierda se encuentran las capillas y enterramientos de Inocencio VIII, Benedicto XV, y León XI, entre otros).
En el Altar Mayor, en el centro de la Basílica se encuentra el impresionante baldaquino de Bernini; llama poderosamente la atención del visitante desde el mismo momento en que uno se introduce en la basílica. Las columnas salomónicas y el altar mayor como una imitación del tabernáculo, dan un aire majestuoso al baldaquino. Detrás, al fondo se encuentra La Cátedra de S. Pedro. Silla antigua que se supone utilizada por Pedro, pero en realidad es un regalo de Carlos el Calvo, y ha sido utilizada por muchos papas. Tiene encima el Espíritu Santo y está apoyada sobre los Doctores de la Iglesia. En el subsuelo o sótano de la Basílica de S. Pedro se encuentran las grutas vaticanas y, en ellas, justo debajo del altar mayor se halla la tumba de S. Pedro. Terminamos la visita a la Ciudad del Vaticano sentándonos tranquilamente en las escalinatas que rodean la plaza, terminando de admirar la grandiosidad de la Basílica de S. Pedro. Un bocata nos vino magníficamente, junto a un poco de agua para descansar antes de continuar nuestro camino, hacia el Castillo de Sant’ Ángelo. Pero eso estará en la 2ª parte de este día, agotador en todos los sentidos.

Cándido T. Lorite

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