miércoles, 20 de noviembre de 2019

POMPEYA Y NÁPOLES

Plano de Pompeya


El Vesubio, al fondo

Frescos del lupanar

            Esta excursión a los tiempos de Pompeya, era algo que se nos había quedado en el tintero la primera vez que estuvimos en Roma. De ahí, que con tiempo, reservara esta excursión, en una agencia; en este caso Civitatis. El precio era bueno, no excesivamente caro y llevaba un tour panorámico por Nápoles, comida y entrada con guía en español a las ruinas de Pompeya.
            Salimos temprano de Roma, de la Plaza de la República, hacia las 7’30 horas. Menos mal que íbamos en autobús, porque el día prometía andar mucho, como así fue.
           
Entrada a Pompeya.

Palestra de los gladiadores
Hagamos un poco de historia de Pompeya, a medida que la vamos viendo. Pompeya es conocida por la tragedia que ocurrió en el 79 d.C., cuando el volcán Vesubio despertó con gran fuerza, enterrando bajo sus cenizas la ciudad por completo, junto a Stabiae, Oplontis y Herculano. Una enorme tragedia que ha permitido encontrar intacto, después de casi dos mil años, un testimonio histórico de vida en el gran imperio. Las excavaciones llevan al turista a dar un salto en el tiempo, una inmersión total en un mundo desaparecido. Visitar los salones de los templos, los edificios públicos, las ricas villas, o pasear entre las antiguas tiendas, las casas populares o los burdeles de la época.
Arco de entrada al Foro

Muchos otros fragmentos de la vida cotidiana sobrevivieron para explicar y describir en detalle los hábitos, rutinas y diversiones de los pompeyanos: juegos de dados, utensilios de cocina, candelabros, piezas de joyería, frascos de perfume, canillas, instrumentos médicos, vasijas, y hasta llaves.
La Via de la Abundancia

            El 24 de Agosto del 79 d.C., el Vesubio despertó, y sumergió a Pompeya bajo un manto de lava, piedras y cenizas.
            Aunque prácticamente vimos toda Pompeya, hacer aquí una descripción de todos y cada uno de los edificios que vimos, sería excesivamente prolijo. Hablaremos de los más conocidos y de los que hay que ver, sí o sí. O sea, fundamentales para saber cómo era la vida en esta ciudad.
El Foro
            El Foro. Era el centro de todos los acotos de la ciudad. Al principio fueron pocos los negocios asentados, pero poco a poco, adquirió una gran importancia. Se hicieron zonas para protegerse de la lluvia, se pavimentó el suelo y se construyeron edificios y el Templo de Apolo.
           
El Templo de Apolo
El Templo de Apolo
El Templo de Apolo. Dedicado al Dios del Sol era un sitio fabuloso, cercano al Foro y uno de los espacios más bonitos de Pompeya. Se conservan muchas imágenes.
           
Esquina del Lupanar

Frescos del lupanar

Frescos del lupanar
El lupanar. Es uno de los sitios, sino el que más, más visitados de la ciudad. Era el prostíbulo de la ciudad; tiene frescos pintados en las paredes, y grabados en las puertas con el nombre de las meretrices y el trabajo que mejor se le daba a cada una de ellas.
cama del lupanar

Frescos del lupanar

retrete del lupanar
La planta baja tiene cinco habitaciones, con lavabo, baño y un pasillo; para los menos pudientes. Los más ricos iban a la planta alta. Tenía una entrada diferente y era más elegante.
           
El Graan Teatro
El Teatro grande y el Piccolo (pequeño). El grande se construyó en el s II a de C. y tenía cabida para 5000 espectadores. El Piccolo, mejor conservado, pero más pequeño.
            Orto del fuggiaschi. Lugar donde se encuentran los cadáveres de 13 personas que intentaron escapar de la erupción. Es uno de los lugares más visitados.

Orto

Orto

            Casa del Fauno. De acuerdo con lo que nos ha llegado se puede considerar la casa más elegante y grande toda Pompeya. Como no se sabe a quién perteneció conoce como del Fauno, por la estatua que aparece a la entrada de la misma, en una fuente cn mosaico. El fauno es una divinidad que baila en los bosques.
Faauno

Mosaico de la Casa del Fauo


            Termas Sabiane. Muy bien conservadas, nos da a entender la grandeza de Pompeya.
Copa para calentar el agua en las Termas

Columnas de la sala caliente
Tiene las tres salas, fría, templada y caliente; siendo ésta última muy interesante por el sistema de calor empleado, tanto en las paredes, como en el suelo. Rodead de imágenes que hacían más placentero el baño.
            Anfiteatro. Situado al final de la Vía de la Abundancia. Es del año 80 a.C. y puede ser el más antiguo del mundo romano.
            Luego se puedan dar unas vueltas por las diferentes calles que aún mantienen el suelo de piedra original y encontrar casas, como la del perro. Un mosaico excelente de un perro, vigilando la casa;
Bebiendo agua de la fuente

Signo de suerte, señalando a una casa
Fuentes de agua, donde beber (hoy no); zonas de comercio, como panaderías, tiendas ,etc.
          
Casa del Perro
 
En definitiva, Pompeya, una ciudad sepultada por la erupción de un volcán y dónde murieron muchas personas.
            Para los curiosos hay una página web  pompeya.desdeinter.net, donde se puede interactuar pinchando en los diferentes lugares de la ciudad. Muy interesante.
            Entramos en la ciudad por la Puerta Marina  y salimos por la Puerta Estabia, después de más de dos y media de visita; salimos cansados pero contentos de haber visto una ciudad, conservada en el tiempo, gracias a una erupción que fue la desgracia de 1305 muertos de la época.
            Cogimos el autobús de vuelta a Roma. El metro para llegar al hotel, ducha, descanso y a dormir. Llevábamos tres días en Roma y ya habíamos andado más de 40 km.

            Cándido Lorite
            19-10-2019

miércoles, 13 de noviembre de 2019

MUSEOS VATICANOS. ROMA, DE NUEVO. 2º DÍA. 2ª PARTE

El Pensador, Rodin

Academía de Atenas, Rafael

La Creación






            Después de la extraordinaria visita de la mañana, al Vaticano, Basílica y Necrópolis, nos dirigimos al jote; comimos y nos echamos una pequeña siesta; muy reparadora para lo que se nos avecinaba.. Hacia las 17’30 horas cogimos el metro y nos bajamos en Ottaviano San Pedro y por la Via Ottaviano y andando a través de las murallas del Vaticano, llegamos a la entrada de los Museos Vaticanos, en Viale Vaticano. Entramos, a las 19 horas en punto después de nuestra merienda en su interior; comenzamos una aventura que duró más de 2’30 horas.
Con la cúpula de S. Pedro
Nada más entrar nos hicimos una foto con los jardines del Vaticano detrás de nosotros y entramos rápidamente al museo, con ganas de ver las cosas más interesantes de los museos vaticanos.
Momia

Ex votos egipcios
Subimos las escaleras para comenzar a visitar el Museo Gregoriano egipcio y el Museo Gregoriano etrusco. Amplias salas donde poder ver momias, manuscritos, utensilios y demás de las épocas tratadas; es de destacar un sarcófago etrusco, de color marrón, en madera de ébano, realmente magnífico.
Intentando emular al pensador

Sala de los jarrones

Sala de los jarrones

Continuamos la visita por el museo Pío- Clementino y Chiaramonti. Las esculturas,  Sala de los Jarrones, etc son obras maravillosas, que miramos con más tranquilidad que la primera vez, hace ocho años.
Sala de los tapices.

Sala de los tapices

Sala de los tapices
La Pinacoteca y la sala de los tapices puso punto final a los museos vaticanos. Entramos a continuación en los Palacios Pontificios y nos encontramos con multitud de salas, como la de los mapas, candelabros, de la Biga, etc. que nos dieron la sensación de estar en otros mundos y en otros lugares.
Sala de los mapas
Las descripciones en los mapas de Italia eran perfectas, región por región. Entramos, siempre buscando el final, la Capilla Sixtina, en la Estancia de Rafael.
Estancia de Rafael

Academía de Atenas, Platón y Aristóteles
Aquí, los frescos de Rafael nos trasladaron al mundo de su época, maravillosa, pensando cómo era posible esa maravillosa pintura en las paredes. Nos llamó, poderosamente la atención el famoso cuadro de La Academia de Atenas, con su no menos famosa inscripción: ”Nadie entre aquí que no sepa Geometría”, indicativa de la importancia que Platón y Aristóteles en ella pintadas le daban al álgebra y la geometría. Se explicaba perfectamente cómo se hicieron, y nos deleitamos con su belleza.
Sala de los Borgia

Sala de los Borgia
A continuación entramos en las salas de los Borgia. Parecía que nos hubiéramos trasladado en el tiempo a esa época de disturbios, intrigas, asesinatos. La presencia de la familia Borgia estaba en cada lugar de esas salas.
Llegamos al momento cumbre de la visita; la que habíamos estado esperando durante las dos horas y media que llevábamos andando, viendo pinturas, esculturas, sarcófagos, etc. incluido la maravillosa escultura de El Laoconte y sus hijos.
El Laoconte y sus hijos

Laoconte y sus hijos
La entrada a la Capilla Sixtina fue para nosotros como otro aldabonazo en el tiempo. A pesar de la cantidad de gente que allí había parecía que éramos nosotros solos los que allí estábamos. Parecía que sólo lo veíamos nosotros. Nos sentamos primero a un lado y luego al otro, admirando la perfección de las pinturas. El orden de las mismas explicando desde el inicio. Desde La Creación, hasta el final,
La creación
La gloria de Dios, todo el esplendor de la pintura de Perugino, Boticelli, Girlhandaiao y Roselli. No voy a hacer aquí una descripción pormenorizada de la misma porque la hay en todos los sitios, en cualquier lugar y en cualquier libro; y todos ellos tienen más autoridad que yo para hacerla.
Capilla Sixtina

Capilla Sixtina

Capilla Sixtina
Si decir la enorme impresión que nos quedó a Paqui, mi mujer, y a mí. Estuvimos largo tiempo viendo las pinturas, los papas, la creación, la advocación a la Virgen, el escudo del papa Sixto IV, impulsor de la misma, la habitación y la estufa donde se quema la paja húmeda o seca que indicará el color de la fumata para indicar si hay o no nuevo Papa para la cristiandad. En definitiva, la visita que más esperábamos fue realmente la que no nos defraudó en absoluto; es más nos volvió a agradar más de lo esperado. 
Plaza de S. Pedro

Plaza de S. Pedro
Salimos de la Capilla Sixtina, llenos de arte, admirados por tanta belleza en tan pequeño espacio material. Continuamos nuestra visita y acabamos en calle hacia las 21’45h. Anduvimos hacia la Plaza de San Pedro para admirar la Basílica iluminada y hacernos unas fotos. Estaba tranquila, con poca gente. Nos despedimos de la plaza sabiendo que, quizá, no volvamos a verla. Cogimos el metro en Ottaviano y llegamos al hotel, cansados, pero contentos. Ducha, cena y cama. El día había sido muy largo, con muchas emociones y más de 16 km en nuestros pies.
Al día siguiente nos esperaba Pompeya.

Cándido Lorite
18-10-2019