jueves, 15 de noviembre de 2012

PRAGA, 4º DÍA: NOVE MESTO, CALLE KARLOVA, PUENTE DE CARLOS, COMPRAS Y RECUERDOS.


Era nuestro último día en Praga y teníamos que aprovecharlo. Recorrer de nuevo aquellos lugares que nos habían impactado. Hacernos las últimas fotos en lugares que habíamos visto pero que, por frío o por ir hablando no habíamos podido hacérnoslas. Comprar, tranquilamente los regalos para los hijos, los amigos y las amigas. En definitiva aquellas cosas que se hacen el último día en el lugar que se visita. Para que no se nos olvide el último detalle de aquel monumento, aquella plaza o aquel lugar que vimos pero lo hicimos de pasada y ahora queríamos verlo de nuevo.
Mercado de Havel. Praga
Casa Blue en Malé namestí. Praga

Casa Blue en Malé namestí. Praga

Ante Carlos IV.Praga
                        Nos levantamos con tranquilidad. La maleta estaba hecha del día anterior y desayunamos bien fuerte. Nos pusimos en marcha, como de costumbre, por la calle Na Poricí, hasta la Plaza de la República y de aquí nos fuimos por la calle  Na Prikopé, hasta la esquina con Wenceslas Square, subimos hasta la calle Havelská y nos encontramos, porque ya lo habíamos visto, el Mercado de Havel. Es uno de los más antiguos de la ciudad y está abierto los domingos desde las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde. Los demás días en un horario más o menos parecido. Tenía de todo y aquí compramos algunas cosas para las amigas y compañeras de trabajo de mi mujer. Callejeando llegamos hasta la calle Karlova. El río de gente era muy grande a esas horas del día. En la esquina de esta calle con Jilská encontramos un lugar de compras, Blue, muy interesante. Allí hicimos algunas de ellas para los hijos y las novias. También para mi mujer, Paqui. Más adelante cerca del Clementinum, en la calle Karlova, encontramos un establecimiento que estaba quitando las cosas, vamos que cerraba y lo tenía todo al 50%. Y además era cierto. Allí compramos cristal de bohemia para la casa, de recuerdo. Y las cosas que quedaban. Echamos el cierre de las compras.
Casa UNameli. Inicio calle Karlova. Praga
Con la catedral de S. Vito al fondo. Praga
                        Seguimos andando y llegamos, ¡cómo no!, al Puente de Carlos. Terminamos de hacernos las fotos que nos quedaban. Corría un aire frío que cortaba el cutis, que decimos por esta tierra. No bastante la gente iba y venía como si tal cosa. Eso sí, muy abrigada, pues si el día anterior nevó, hoy abrió el cielo al mediodía y ¡que frío!
Ante el reloj astronómico. Praga
                        Volvimos, andando, con tranquilidad, sobre nuestros pasos a la Plaza de la Ciudad Vieja. Allí vimos el espectáculo montado por la gente para atraer dinero extra. La gente era un hervidero. Además nos dimos cuenta de una cosa. Nos faltaba un elemento por comprar. Chocolate. Los hijos, sobre todo Diego, había insistido en ello y Paqui no y los demás no son ajenos al chocolate. Así que nos dirigimos hacia el Museo del Chocolate, sito en la calle Celetná y compramos algunas “chucherías”.
Aeropuerto Vaclav Havel. Praga
                        Llegamos al hotel, comimos, descansamos un poco y esperamos la llegada del coche que nos llevaría hasta el aeropuerto de Praga, el Vaclav Havel. El avión de Iberia llegó con media hora de retraso que unida a las dos horas obligatorias de estancia anterior, hicieron la espera del vuelo muy cansina. Menos mal que llevábamos  prensa y pudimos leer y descansar.
                        La vista de Berna y Lyon desde el aire fue impresionante con las luces encendidas. Llegamos a Madrid hacia las 12’30 de la madrugada del lunes y a Bailén, en coche y con tranquilidad, hacia las 4 de la madrugada. Estábamos en nuestro hogar, dulce hogar. El viaje había merecido la pena.
            Cándido T. Lorite
                        

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