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Frómista. San Martín |
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Frómista. Ábside |
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Frómista. San Martín. Capitel de los Reyes Magos |
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Frómita. San Martín. Capitel fábula |
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Frómista. San Martín. Cristo |
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Frómista. San Martín. pelícanos |
Saqué el coche del garaje del hotel y pusimos dirección a
Frómista. Lo primero que vimos fue S. Martín,
iglesia románica del s. XI, fundada por Doña Mayor de Castilla, esposa
de Sancho III de Navarra. Del exterior se destaca una cabecera con tres
ábsides: Le da realce las columnas y las impostas que enriquecen la cabecera.
Las torres de los pies del templo no son usuales en el románico español,
parecen importados del románico alemán. En el frontal existe un cimborrio
octogonal. Los elementos decorativos son muy abundantes y espléndidos: El
ajedrezado que recorre toda la iglesia a distintas alturas. Los capiteles, los
hay con decoración vegetal, animal y humana. Los canecillos, pequeñas
esculturas que decoran los aleros de los tejados, La planta es basilical con
tres naves y tres ábsides. La central tiene un San Martín del s. XIV; la de la
derecha, un Santiago del siglo XVI y la central un Cristo de finales del XIII.
Quizá lo más importante, siéndola toda la iglesia, sean los capiteles, con Adán
y Eva tomando la fruta prohibida, la expulsión del Paraíso, La Adoración de los Reyes,
y pecados como la lujuria, la avaricia y otros capiteles con oficios.
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Frómista. San Pedro |
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Frómista. Santa María del Castillo. |
Muy cerca, en la Plaza de Tuy encontramos la
iglesia de San Pedro, fundada en el siglo XV, de estilo gótico tiene, sin
embargo, una portada renacentista de Juan de Escalante. Por la calle Martín
Vera llegamos a la Plaza
del Castillo y en ella encontramos la iglesia de Sta. María del Castillo,
cerrada al público y se visita sólo si ves el multimedia llamado Vestigia.
Habla de la historia de Frómista, desde los orígenes hasta los tiempos
modernos. Tiene una tarifa de 3€ y un horario, improrrogable y único de 12, 13,
18 y 19 horas, todos los días del verano. Cuenta con página web.
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Villarcázar de Sirga. Santa Mª la Blanca |
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Villarcázar de Sirga. Entrada principal |
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Villarcázar de Sirga. Santa Mª. la Blanca |
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Villarcázar de Sirga. Sepulcro de Doña Leonor |
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Villarcázar de Sirga. Retablo |
En el coche recorrimos los pocos kilómetros
que nos quedaban para llegar a Villarcázar de Sirga. Un pueblo del Camino de
Santiago. Aquí encontramos una joya del románico ojival, del siglo XII. Es la
iglesia de Santa María la Blanca. Tiene
una planta archiepiscopal (46x36 m) y fundada por los caballeros templarios
como iglesia fortaleza. Tiene tres naves centrales atravesadas por un doble
crucero de cinco tramos. Majestuosa en su interior con esta forma. La cabecera
tiene cinco ábsides, rectos los tres centrales, como los cistercienses. En la
capilla de Santiago se encuentra la
Virgen de las Cantigas, en piedra. Sus milagros le fueron
cantados al rey Sabio, Alfonso X y a su hijo Sancho IV el Bravo. Aquí se
encuentran los sepulcros del infante Felipe, hermano de Alfonso X; y la segunda
esposa de éste, Leonor. El tercer sepulcro tiene los restos de un caballero de
Santiago. El Altar Mayor está presidido por la imagen gótica de la Virgen Blanca Los diferentes
cuerpos del retablo contiene imágenes de Pedro Berruguete y artistas flamencos,
referentes a la virgen y a la pasión de Cristo. La capilla de Santiago tiene
escenas extraídas del Codex Calistinus, alusivas al cortejo fúnebre del Ápostol
saboteado por la reina Lupa.
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Villarcázar de Sirga. Pórtico |
El pórtico sur debió prolongarse hasta el
atrio porticado del Oeste. Bajo la bóveda se abren dos puertas abocinadas y en
ángulo recto, peculiaridad única en este templo. Tiene arquivoltas ilustradas
de santos, ángeles y nobles bajo dosel. El centro es para la Virgen Blanca de Villasirga.
Sobre ella el Juicio Final con Pantocrátor, Tetramorfos y el Apostolado. Había
merecido la pena adentrase hasta cerca de Carrión de los Condes para ver esta
iglesia románica.
Vuelta a Palencia para terminar de visitar lo
que nos quedaba por ver. Dejamos el coche y nos dirigimos hacia la calle Mayor
y la Plaza del
mismo nombre. La animación iba aumentando; la gente salía a pasear, aunque aún
era temprano. Pero hacía un fresco muy de agradecer para unos visitantes como
nosotros, de tierras calurosas.
Cándido T. Lorite
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