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Santibáñez del Val. Lateral exterior. S. VIII |
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Santibáñez del Val. Iglesia Mozárabe-románica. |
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. Santibáñez del Val.Portada s. VIII-XII |
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Covarrubias. Colegiata |
Dejamos Silos y nos dirigimos hacia
Covarrubias, no sin parar antes en un lugar apartado de los caminos, donde sólo
se va si realmente quieres ver algo bonito sin que nadie te moleste. En el
pueblo de Santibánez del Val, en
la
BU-900, se encuentra camino de una aldea llamada BarioSuso,
una ermita románica del siglo X y con origen mozárabe en el siglo VIII. De ella
doy constancia en unas fotos. Si alguien quiere visitarla que tenga cuidado con
la carretera, estrecha, sin apenas asfalto y totalmente solitaria; pero merece
la pena verla.
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Covarrubias. Casa del Boticario |
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Covarrubias |
Volvimos
a
la BU-900 y,
en carretera, pasamos por Retuerta. Dispone de una ermita y una iglesia.
La Ermita de Santa María,
antigua parroquia y la iglesia de San Esteban, de mediados del siglo XVII, de
estilo neoclásico, con un cáliz famoso, aparte de un Cristo y una imagen de la
virgen, muy antigua aunque muy deteriorada. Llegamos a Covarrubias, la
localidad considerada cuna de Castilla, declarada Conjunto Histórico Artístico
Nacional en 1965. Una ciudad medieval, cuyo origen se encuentra en el conde
Fernán González y su hijo, que convertirán Covarrubias en la capital del Primer
Infantado de Castilla y señorío de monástico, perfectamente conservada que nos
recibió con una temperatura realmente buena, 25º C, para la época en la que
estamos, verano. Nacidos en Covarrubias, el Infante Don Felipe y su esposa
Cristina de Noruega, enterrada en el claustro de
la Colegiata. Nace
también aquí el médico Vallés, llamado el Divino, médico personal de Felipe II.
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Covarrubias. Casa de Doña Sancha |
Nos
encontramos en esta villa diferentes casas, como la del boticario, de Doña
Sancha, del Obispo Peña, perfectamente conservadas y restauradas. Está el
Archivo del Adelantado de Castilla, el Palacio de Fernán González y la ex Colegiata
de San Cosme y San Damián, con un magnífico claustro y un museo. En la iglesia
de Santo Tomás destaca la escalera plateresca y una pila bautismal románica. De
nuevo en carretera llegamos hasta Lerma, hacia la hora de comer. Cosa que
hicimos en un bar restaurante de la Plaza Mayor, La Taberna del Pícaro, dónde
comimos bien, económico y descansamos un poco para la visita de la tarde de
Lerma.
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Lerma. Palacio ducal desde La Taberna del Pícaro |
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Lerma. Portada Palacio Ducal |
Llegamos a
Lerma hacia el mediodía, casi la hora de comer, cosa que hicimos en la Plaza
mayor, en La Taberna del Pícaro, un lugar ameno y no muy caro para el lugar
donde nos encontrábamos. A continuación y esperando a las 4 de la tarde nos
dirigimos al hotel que teníamos, moderno, muy agradable y con las últimas
tecnologías. Descansamos un poco y nos pusimos en marcha. La plaza Mayor nos
esperaba, imponente. Está considerada como una de las más grandes de España y
en ella se encuentra el Palacio del Duque de Lerma, hoy Parador Nacional de
Turismo. Fue realizado según Francisco de Mora. Es de estilo herreriano, como
todo el conjunto de la villa de Lerma. Estaba concebido como aposento ducal y
para el rey Felipe III, cuando llegaba aquí para sus cacerías. Es del siglo
XVII y tiene cuatro torres en cada una de las esquinas, con techumbre de
pizarra, bola y cruz en cada una de ellas. En el frontal se encuentra los
escudos del Duque. En la parte norte se encuentra el pasadizo ducal hasta la
Colegiata, hoy ex colegiata de S. Pedro.
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Mesa taraceada en Lerma |
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Iglesia de S. Pedro de lerma |
Continuamos
por la calle de S. Pedro hasta la plaza del mismo nombre. Aquí se encuentra la
Iglesia Colegial de S. Pedro, del siglo XVII. Tiene tres naves, girola y sin
crucero. El retablo es de Juan Mora. Destaca por su belleza la estatua orante
en bronce de D. Cristóbal de Rojas y Sandoval, arzobispo de Sevilla, obra de
Juan de Arfe y Lesmes Fernández del Moral. En la sacristía destaca la mesa
taraceada, regalo del Papa Paulo V, el calvario del siglo XVII y cuadros del
Duque de Lerma.
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Antigua plaza de la villa de Lerma |
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Arco de la Cárcel de lerma |
Bajando la
calle del Reventón que se debe llamar así si se sube en vez de bajar, llegamos
hasta la antigua plaza de la villa, hoy dedicada a espacio escénico y con
calles como “La Paloma” y “José Zorrilla” donde se encuentra lasa que tenía el
autor en esta villa; aún existe. Cerca se encuentra el Arco de la Cárcel. Un
arco medieval flanqueado por dos cubos defensivos con saeteras; único vestigio
de la muralla de Lerma. En el siglo XVII se habilitó como cárcel y hoy está
destinado a otra misión. Siguiendo la calle y carretera nos dirigimos hacia el
Puente Medieval y la ermita del Humilladero. Ésta es la única que aún se
conserva de las edificadas por el Duque de Lerma. E, puente es vestigio de la
época medieval de Lerma.
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Puente medieval de Lerma |
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Ermita del Humilladero de lerma |
Mucha calor
estaba haciendo, así que en un bar, compramos agua fresquita, el diario y nos
dirigimos, poco a poco, hacia el Monasterio de la Madre de Dios, cerrado a cal
y canto, en la misma carretera anterior, pero en sentido contrario. Está
habitado por monjas carmelitas descalzas. Imposible acceder a ella. La imagen
es del exterior.
Llegando a la
calle de los Pozencos, arribamos a la Plaza de Santo Domingo y al Monasterio
del mismo nombre. Se encuentra desacralizada y se usa para cosas múltiples. Su
fachada tiene aires barrocos, con la imagen del santo y los escudos ducales con
una original espadaña; claro sin campanas.
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Monasterio Madre de Dios, Lerma |
Eran las 8 de
la tarde, estábamos bastante cansados y aún teníamos que visitar la iglesia de
San Blas, en la plaza del mismo nombre y cerca, muy cerca de nuestro hotel, en
la calle Hospital. La iglesia es un convento diseñado por Francisco de Mora,
con un retablo de Juan Gómez de Mora. Posee un grandioso relicario con más de
un centenar de reliquias. Lo habitan monjas dominicas. Un paseo, tranquilo, por
la Plaza Mayor. La compra de algunos recuerdos y, sobre todo, unas cervezas,
bien fresquitas, nos dieron alas y tranquilidad para el resto de la noche. La
cena, en el mismo lugar de la comida la hicimos a base pinchos. Una morcilla de
Burgos, de arroz, riquísima, aparte de otras viandas nos llevaron hasta el
hotel a descansar.
Cándido T. Lorite
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