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Intinerario del 1º. Día. Maravilloso. |
ª ENTREGA
LOS
COLOSOS DE MEMNÓN Y DESCANSO EN EL BARCO.
Estábamos llegando al fin de las excursiones del primer día de nuestra estancia
en Egipto y del crucero por el río Nilo, el Padre de Egipto. Salimos de Deir-el
Bahari, continuamos hacia Medinet Habu, lugar donde los colosos de Memnon son
los únicos y últimos restos, por ahora, del enorme palacio de Amenhothep III.
Las gigantescas estatuas, de 18 metros de altura fueron talladas en piedra
traída desde Gebel El-Almhar, por orden expresa de Amenhotep, hijo de Hapu,
arquitecto del templo.
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Los colosos de Memnón |
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Los colosos con nuestros amigos |
Están orientados hacia el este y son
representaciones del gran rey Amenhotep III. A ambos lados están representadas
la reina Mutemuia y la esposa Tiyi.
Estos colosos son famosos desde la
antigüedad, el de la derecha, llamado coloso parlante, tenía una particularidad
especial. Cuando salía el sol emitía un ruido. Estrabón, en sus escritos,
describe el hecho. Se decía, que este coloso era la representación del mítico
guerrero Memnón, hijo de la diosa Aurora, muerto en un enfrentamiento con
Aquiles. Y cada día al amanecer, saludaba con un gemido a su madre.
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Parte lateral del coloso "parlante" |
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Al fondo, la enormidad del templo de Amenhotep III |
La realidad
es que la zona tuvo dos grandes terremotos, uno de los cuales, el del año 27 d.de
C., se desmoronó la parte superior de la estatua, y una gran grieta en la parte
izquierda. Cuando sale el sol, después de amanecer, el calentamiento de la
piedra emite un sonido. Bueno, lo emitía, porque este defecto fue solucionado,
con la restauración de las estatuas, en los tiempos del emperador Septimio
Severo, a principios del siglo III.
Nos hicimos las fotos de rigor,
hechas esta vez por nuestro guía Rabeh Hares y pusimos rumbo al barco, que nos
esperaba anclado a las orillas del río Nilo.
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El río Nilo. |
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Comenzando el atardecer. Río Nilo |
La aventura del primer día había
sido una maravilla. Parecía que nos habíamos bebido, literalmente, la cultura
egipcia. Quedaban muchas cosas por ver, pero era necesario descansar. Una buena
comida, una mejor siesta y subir a la cubierta del barco, a la piscina, por la
tarde, para admirar el atardecer sobre el río Nilo.
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La luna llena, sobre el Nilo |
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Con Paqui. Feliz |
No tiene precio hacerlo con
mi mujer, Paqui, la niña de mis ojos, la mujer de mi vida. Ver pasar el día con
ella a mi lado, ponerse el sol en las orillas del Nilo. Maravilloso.
Cándido T. Lorite
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