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Puerta de entrada Valle de los Reyes |
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Tumbas vistas desde abajo |
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Plano tumba Valle de los Reyes |
EL VALLE DE LOS REYES
Dejamos Luxor, viendo los templos de
Luxor y Karnak. Unos templos imponentes, maravillosos, únicos, vistos a la luz
del alba y a primeras horas del día. Una luz especial. Por suerte para nosotros
y por desgracia para Egipto, hay muy poca gente. Nuestro guía Rabeh Hares así
nos lo hace notar. Y así lo pongo yo; para que quede constancia. La seguridad
es total, sin ningún tipo de problema.
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Plano tumba de Amenmeses |
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Plano de Merenptah |
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Plano Tumba Ramsés II |
Salimos del Templo de Karnak y nos
estaba esperando una barca, pequeña, pero coqueta, para pasar el río Nilo. A la
orilla oriental; a la orilla de los muertos, como explicaré más adelante. Allí,
al bajarnos, nos estaba esperando el autobús para llevarnos a uno de los
lugares más increíbles de Egipto: El Valle de los Reyes.
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Entrada a Merenptah |
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Entrada a Ramsés II |
El río Nilo guarda muchos secretos,
entre ellos el desorden de los monumentos que bordean sus orillas. Este
desorden e encuentra en las tumbas y templos que tienen indicios, más que de
sobra, de usurpaciones diferentes, ocurridas en diferentes etapa de la
historia. Este ejemplo está claro en el templo que acabábamos de abandonar, el
de Karnak. El santuario del dios Amón, usurpado por las generaciones
siguientes, como Alejandro Magno, que dejó constancia en el templo, con una
sala especial, la de la Barca. O la mezquita, con una característica muy
singular, consistente en que la puerta de acceso está muy alta, con respecto al
suelo. Es debido a que durante siglos el templo estuvo debajo de la arena y
cuando se hizo estaba a ras de suelo. O la iglesia católica instalada en su
interior y de la que aún quedan restos de pinturas y cruces significativas. Y
como éste, otros muchos templos de las primeras dinastías.
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Pintura Valle de los Reyes |
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Pintura Valle de los Reyes |
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Pintura Valle de los Reyes |
Sin embargo esto no sucede en Deir
el-Medina, donde el tiempo quedó quieto, sumido en la sombra de los milenios.
Las arenas del desierto se tragaron sus tumbas, hechas entre los años 1552 y
1609 antes de Cristo; durante los reinados de las Dinastías XVIII, XIX y XX.
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Pintura Valle de los Reyes |
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Pintura Valle de los Reyes |
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Pintura Valle de los Reyes |
Periodo hoy conocido como El Imperio Nuevo, en este recóndito rincón, al
Poniente del río Nilo y frente a la ciudad de Tebas (Uaset, en egipcio), donde
vivieron y murieron los obreros que excavaron las fastuosas tumbas del Valle de
los Reyes. Después estos trabajos se extendieron al Valle de las Reinas (Ta set
neferu).
La arqueología ha descubierto la
vida de este pueblo., escondido en un uadi, o lecho seco de un riachuelo, y que
cuando fue abandonado nunca fue ocupado por nadie, debido a su aridez. Pese la
sencillez de las tumbas, estas tumbas son las más valiosas y conocidas, además
de interesantes, de la orilla izquierda. Pues en la vida egipcia la parte
izquierda del Nilo era el lugar de los muertos, el mundo de los muertos, el
mundo de Osiris; siendo la orilla derecha, la de los vivos, la de Isis. Rara
forma de ver la vida. Unos enfrente de los otros, los vivos y enfrente los
muertos.
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Pintura Valle de los Reyes |
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Pintura Valle de los Reyes |
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Pintura Valle de los Reyes |
CÓMO ESTÁN DISPUESTAS LAS TUMBAS
Los
egipcios no eran conscientes de la disposición de las tumbas, pues los
enterramientos se hacen sin seguir unas pautas de construcción mínimas. No se
dieron cuenta de la importancia del agua. Durante la Dinastía XVIII las tumbas están situadas debajo de los muros
de contención que dan forma al valle y quedan expuestas al agua de lluvia, por
las hendiduras del terreno. A finales de esta dinastía y principios de la
Dinastía XIX se empiezan a construir en el centro del valle, y la consecuencia
es que el agua seguía en ellas, pues estaban situadas en el lugar donde el agua
se embalsamaba. Por si fuera poco en la época de Ramsés II o época ramésida se
cambió el sentido de la construcción de las tumbas, que dieron lugar a un
deterior de las tumbas.
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Pintura Valle de los Reyes |
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Pintura Valle de los Reyes |
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Pintura Valle de los Reyes |
Consistía en abandonar el sellado de las tumbas y en
poner puertas a la entrada de la misma. Se hizo entonces lo que se llamó “tubo
de flauta”. Las cámaras y corredores se suceden en línea recta, sin impedir de
ninguna manera la entrada del agua. En la dinastía XX, al final del Imperio Nuevo,
las tumbas se hacen al final de los espolones, Así estaban más resguardadas y
protegidas de las aguas.
¿CÓMO SE HACÍA UNA
TUMBA?
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Pintura Valle de los Reyes |
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Pintura Valle de los Reyes |
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Pintura Valle de los Reyes |
Escogido el lugar por el arquitecto
del faraón y por este mismo, los obreros comenzaban a excavar. Cuadrillas de
obreros, con grandes cestos, se encargaban de sacar los escombros y otras
cuadrillas de obreros los sacaban al exterior. Se iluminaban con una solución
de aceite y salmuera, que apenas producía humo. Una vez excavada la galería, se
alisaban los muros y se daban forma a las puertas, que hasta entonces estaban
abiertas, a cielo abierto. Tras este trabajo comenzaba la labor de los
pintores. Estos detallaban la historia del faraón, sus guerras, su ofrenda a
los dioses propios y más queridos por el faraón y por textos mágicos.
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Pintura Valle de los Reyes |
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Pintura Valle de los Reyes |
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Pintura Valle de los Reyes |
Después
se sellaban las cámaras y sobre ellas se pintaba de nuevo, para que en un
futuro nadie supiera que detrás había o se encontraba el mobiliario que el
faraón había llevado a su tumba para el viaje eterno.
Quedaba esperar a la muerte del faraón
y comenzar los funerales, que podían durar meses. El faraón o rey era
embalsamado y su momia se sometía a la Apertura Ritual de Ojos y Boca, para que
renaciera en el Más Allá, con todos sus sentidos intactos. Una forma extraña,
pro maravillosa de entender la vida y, sobre todo, la muerte.
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Pintura del Valle de los Reyes |
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Pintura del Valle de los Reyes |
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Pintura del Valle de los Reyes |
Las tumbas debían estar orientadas
al Sur, la entrada y al norte, la Sala del Sarcófago. Lo que sucede es que las
fallas del terreno y las zonas de mala calidad de la montaña hicieron inviable
en muchas ocasiones esta dirección longitudinal. Por ello en las paredes se
horadaban cuatro nichos y se depositaban ladrillos que tenían una misión
protectora. Estos cuatro ladrillos estaban relacionados con los Cuatro Hijos de
Horus (Amset, Hapi, Duamutef y Kebefsenut), con los cuatro puntos cardinales.
La decoración interior tiene una simetría axial perfecta.
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Pintura Valle de los Reyes |
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Pintura Valle de los Reyes |
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Pintura Valle de los Reyes |
La decoración de las tumbas reales
es casi completa, con textos y pinturas relacionados con la vida del rey
correspondiente y relacionado con su periplo por el Mundo Subterráneo. También
con Ra, el dios sol. Esto sucede en los corredores y en la cámara funeraria.
Sin embargo, la cámara del sarcófago, la que guarda la momia del rey o faraón
se encuentra adornada con el color amarillo, con el color del oro, el sol, la
carne de los dioses y por tanto el color que auguraba la incorruptibilidad del
cuerpo.
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Pintura Valle de los Reyes |
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Pintura Valle de los Reyes |
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Pintura Valle de los Reyes |
La decoración de las tumbas eran
figuras esquemáticas, como sucedía en las tumbas de Tutmosis III o Thusmet III
y Amenhotep II. A partir de este rey las tumbas se pintan con relieves pintados
y a partir de Ramsés II, se hacen con relieves ahuecados. Esto hace aumentar el
número de obreros de Dair el-Medina, doblando para ello turnos, que no cesaban
en sus trabajos.
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Pintura Valle de los Reyes |
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Pintura Vale de los Reyes |
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Pintura Valle de los Reyes |
En su muerte, el difunto tenía que
atravesar un mundo peligroso que tenía la forma del Valle del Nilo. Debía pasar
una serie de pruebas hasta llegar a su destino: la sala del juicio ante Osiris.
Aquí se pesaba su corazón en una platillo y en el otro una pluma. El corazón
tenía que ser muy ligero, tanto como la pluma, lo que indicaba que había sido
bueno y complaciente en la vida. Entonces podía pasar a la vida eterna. Si no
era así, si era condenado, entonces su corazón era devorado por la diosa Ammit.
De esta manera no entraba en la vida eterna.
Cuando llegamos al Valle de los
Reyes, a Dair el- Medina, Rabeh Hares nos indicó que bajo ningún concepto
podíamos hacer fotografías. Que las cámaras debíamos dejarlas a la entrada y
que allí las recogeríamos a la salida. Nos insistió mucho, pues no eran los
primeros turistas que se quedaban sin la tarjeta de la cámara. Nosotros nos
quedamos con nuestras cámaras y no las sacamos. Siempre nos habían dicho que
con “propina” a los porteros que había en la entrada de las tumbas podríamos
hacer algunas fotos. Esto sucede en todos los lugares del mundo que hemos
visitado. Rabeh Hares no entró a ninguna de las tumbas con nosotros, pues ya
las conocía más que de sobra. Las fotos salieron, como solemos decir en
Andalucía, solas, por arte de magia. La culpa de ellas no es de Rabeh bajo ninguna
circunstancia. Él ya sabe cómo se hicieron.
Cuando llegamos al valle de los
Reyes, apenas había gente. Sólo un autobús de turistas y ya se marchaban. Los
vendedores estaban esperando para vendEr toda clase de objetos y cosas, pero no
lo hicimos. Íbamos pendientes de Rabet y de sus explicaciones, muy interesantes
en todo momento. Cuando entramos en las tumbas, un sudor rápido nos inunda el
cuerpo. Poco a poco nos acostumbramos al mismo y paseando tranquilamente,
subiendo y bajando las diferentes tumbas, nos damos por ellas un paseo
sosegado. Nos inundan colores, olores. Nuestros sentidos están alerta. El
silencio de estas tumbas sobrecoge. Recorremos cámaras, corredores más o menos
angostos y pequeños, hasta llegar en todas y cada una de ellas a la Sala del
Sarcófago, el lugar dónde se encontraba la tumba del rey correspondiente.
Entonces un sobrecogimiento inunda los cuerpos pensando que estamos en un lugar
sagrado. Un lugar dónde durante siglos ha permanecido el cuerpo momificado de
un rey, importante siempre para la vida de sus súbditos.
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Valle de los Reyes |
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Valle de los Reyes |
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Valle de los Reyes |
Los minutos pasados en el interior
de cada tumba se tornan segundos cuando salimos al exterior, al siglo XXI. El
mundo de los faraones, ese mundo imaginado y pensado cuando eres pequeño, que
quieres conocer, lo tenía delante mis ojos. El viaje que siempre había querido
hacer lo estaba viviendo, junto a la mujer de mi vida, Paqui. Sólo quedaba
esperar al sábado, cuando me encontrara cara a cara con Tutankhamon, el que
siempre quise conocer en directo, cara a cara. Mis sueños de infancia se
estaban cumpliendo. Era feliz y mi mujer, Paqui me lo notó. Cogiéndome de la
mano, me dio un beso y sólo me miró tiernamente, como a un niño pequeño que, al
fin, tiene su premio.
Cándido T. Lorite
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