jueves, 8 de agosto de 2013

DE BAILÉN A ZARAGOZA. SANTA MARÍA DE HUERTA

            Salimos de Bailén, temprano, para poder visitar Zaragoza antes de comer y, de camino, pararnos en Santa María de Huerta, monasterio cisterciense situado en la provincia de Soria.
        
Sta. María de Huerta. Soria

Nártex de Sta. Mª de Huerta

Claustro herreriano. San Martín y Ximénez de Rada
    Breve historia: La Orden cisterciense tuvo su origen en 1098, en un lugar de la Borgoña francesa, llamado Císter. El monasterio fue fundado alrededor de 1150 y en él habitaron siempre monjes cistercienses hasta su exclaustración en 1853. Vuelven de nuevo al monasterio en 1930. Tienen vida monástico-contemplativa, dividiendo la jornada entre la oración, la lectio divina, el estudio y el trabajo, en un clima de silencio, oración, soledad personal y fraternidad comunitaria. Este espíritu se plasmó en un estilo arquitectónico llamado arte cisterciense. Sobriedad en las piedras rectas y desnudas, ausencia de esculturas, todo relacionado con la “búsqueda de Dios”.
            Lo primero que se parecía es la fachada de la iglesia con su Portada del siglo XII y su gran rosetón, precedidos por los restos del antiguo Nártex o pórtico de entrada. Nada más entrar nos encontramos con un claustro herreriano, empezado en 1582 y terminado en 1630. Es la actual residencia de los monjes. En el jardín hay dos estatuas: una, de San Martín de Finojosa, abad del monasterio y durante 6 años obispo de Sigüenza; otra, de D. Rodrigo Ximenez de Rada, arzobispo de Toledo y gran benefactor del monasterio en el siglo XIII. Están sepultados en la iglesia.
Órgano de Sta. Mª de Huerta



Retablo mayor de STa. Mª de Huerta

            Por una pequeña puerta, la de los conversos, se accede a la iglesia y en ella el sotocoro, donde está enterrado Ximénez de Rada. La reja es del siglo XVIII de hierro forjado y dorado. Encima se encuentra el coro y el órgano del siglo XVII, con ornamentación neoclásica. La iglesia empezada en el siglo XII es de cruz latina, tres naves y un gran crucero, con capilla principal y capillas laterales. Las pinturas de la capilla mayor son obra de Bartolomé Matarana y se representan escenas de la Batalla de Las Navas de Tolosa, de 1212.. A ambos lados dos nichos vacios correspondientes a los duques de Medinaceli, con sus escudos señoriales. El retablo es de Félix Malo, del año 1766. Aquí están los restos de San Martín de Finojosa y Ximénez de Rada. En el transepto se encuentra la sacristía.
          
Claustro gótico  y plateresco. Sta, Mª de Huerta

Nave del claustro

Refectorio de Sta. Mª de Huerta

Subida al púlpito del lector. Sta. Mª de Huerta
  Por la puerta de monjes se accede al claustro gótico, del siglo XIII, alrededor del cual los monjes hacían su vida. A la mitad del claustro tenemos lo que se conserva de la Sala Capitular, esto es, la puerta y las ventanas. Al fondo se encuentra el Calefactorium, actual Escalera Real, acabada en 1600. Si entramos en el patio, podemos ver el claustro plateresco, comenzado en 1531. Los medallones representan a reyes, monjes y personajes bíblicos; en los entrearcos, los apóstoles.
         

Cocinando. Sta. Mª de Huerta
   Enfrente del patio está el Refectorio de los Monjes, del siglo XIII. Es único dentro de la arquitectura del Císter. Es un enorme espacio de luz. Se destaca la subida al púlpito del lector y que no hay necesidad de columnas en el espacio. A continuación la cocina, con una enorme chimenea central del siglo XIII.
           
Sala de Conversos o legos. Sta. Mª de Huerta
Entrando en el entreclaustro nos encontramos con la Sala d los Conversos o Legos, del siglo XII, con columnas románico-mudéjares. Los muros descansan sobre las típicas ménsulas, características del Cister. El almacén o Cilla, del siglo XII, tiene arcos diafragma.
            En definitiva una visita que ya estaba tardando en hacer acompañado de mi esposa, Paqui. Merece la pena verlo, un precio módico de 2€, 1 € los jubilados, y poca gente transitando por el mismo. Eso sí era temprano cuando llegamos. A la salida empezaban a llegar más turistas deseosos de conocer este lugar tranquilo y apacible de las tierras sorianas.

            Cándido T. Lorite

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