miércoles, 13 de julio de 2011
VILLANUEVA DE LOS INFANTES (CIUDAD REAL)
Bien temprano, aunque no de madrugada, salimos de nuestra casa de Bailén destino a Ciudad Real. El lema de la ciudad es:”Te esperamos”. La verdad es que con los años esta ciudad no me ha sorprendido, ni cuando la visité la primera vez ni ahora que he vuelto en compañía de Paqui. Y eso que veo las cosas con otros ojos; pero ni por esas.
En realidad el viaje lo empezamos por Villanueva de los Infantes, un pueblo del que nos habían hablado unos compañeros de viaje a París., en otoño pasado. Nos dijeron que merecía la pena visitarlo y, entre eso y Almagro, nos decidimos por ver también la capital de la provincia.
Llegamos al pueblo hacia las 8’30 de la mañana; fresca, pero muy agradable. Desayunamos unas “porras” con chocolate en la Plaza Mayor; realmente bonita. Pero los “churros” y el chocolate realmente espeso nos elevaron la “moral” para comenzar la visita del pueblo. Como no lo conocía de visitas anteriores, lo había espiado a través de Internet y sus calles aparecieron ante mi con diáfana claridad. La vista de una ciudad limpia, nos trasladó en el tiempo. Villanueva de los Infantes, según su historia dice, está situada al este de la provincia de Ciudad Real. En 1530 pasó a ser aldea de Montiel, hecha villa independiente por el Infante D. Enrique de Aragón y sus hermanos, que le otorgaron la Carta Puebla en 1421. En gratitud a ellos, la villa tomó el nombre de Infantes en 1480 y en 1491 se le dio el de Villanueva.
En 1573 se convirtió en capital del Campo de Montiel, por orden de Felipe II. En 1895 se le concedió el título de Ciudad, y en 1974 fue declarada Conjunto Histórico-Artístico. Desde el 11 de diciembre de 2004, Villanueva de los Infantes es “El Lugar de la Mancha” a raíz del estudio científico, sacado a la luz por el equipo multidisciplinar de investigación de la Universidad Complutense de Madrid.
En definitiva, un poco de historia para entrar en harina y poder describir esta ciudad. Comenzamos en la Plaza Mayor, dónde se encuentra la iglesia de S. Andrés, con fachada clasicista, impresionante, enmarcada en un magnífico arco de medio punto, bajo el que se encuentra la imagen de S. Andrés. En su interior se encuentra la capilla de los Bustos donde se encuentra enterrado Francisco de Quevedo. Justo enfrente se encuentra la Casa de los Estudios, con un sensacional balcón corrido de madera. Cogimos la calle Rey Juan Carlos, donde encontramos el Palacio de los Ballesteros, de los más antiguos, del siglo XVI con espléndida fachada y escudo esquinado y la Casa de D. Manolito. Casa troncal de los Ballesteros, con interior de grandes dimensiones, de doble arcada y un magnífico oratorio. Actualmente es la sede del Centro de Día de la Tercera Edad. Magnífico sitio para las personas mayores. Al final de la calle el Convento de las Franciscanas y la Plaza de la Fuente Vieja. Nos dimos media vuelta y al llegar a la altura de la calle Don Tomás el Médico, cogimos ésta buscando la Casa de la Pirra. Una casa perteneciente a un caballero de la Orden de S. Juan que tiene un balcón corrido, único en la ciudad, con un magnífico patio rectangular.
Volvimos a la Plaza Mayor, eje de la ciudad, en espera de que abriera la oficina de turismo a las 10. Así lo hizo y con un folleto nos dirigimos hacia la calle Cervantes y aledaños, dónde se encuentran una gran cantidad de casa solariegas y palacios. Nos encontramos con la Casa del Caballero del Verde Gabán; perteneció a D. Diego de Miranda y es descrita por Cervantes en el capítulo XVIII de la segunda parte del Quijote. En el cruce de esta calle con la de Jacinto Benavente, que en época antigua debió ser muy importante, se encuentran tres edificios singulares: 1.- El Palacio de Melgarejo, de la primera mitad del s. XVII, con pórtico neoclásico. 2.- Casa Cuartel de la Orden de los Caballeros de Santiago, donde estuve la sede de dicha orden, con el escudo en la parte superior del pórtico. 3.- Casa del Marqués de Camacho, con una pequeña torre sobre pilastras toscanas y escudo esquinado. Un cruce de calles realmente interesante.
Subiendo hacia el Convento de Santo Domingo nos encontramos con el de la Encarnación, fundado por los dominicos a finales del s. XVI, plenamente barroco, con las fachadas de la calle Cervantes y las de la calle Hondas y Monjas. El de Santo Domingo fundado en 1526 tiene cruz latina y tres naves. Se puede visitar la celda donde murió Quevedo y el claustro. Desamortizada en 1844 hoy es Hospedería Real pero está cerrada por Hacienda. Hay problemas de dinero, parece ser.
Volviendo hacia la Plaza Mayor, pero por la calle Santo Tomás nos encontramos con la Casa de la Inquisición. Aún conserva el escudo con la cruz, la calavera y las tibias cruzadas. La Inquisición de Villanueva dependía de la de Jaén. Más debajo de la calle encontramos la casa de Santo Tomás, y en una plazuela tranquila, encontramos la impresionante Casa del Arco. Tiene un soberbio pórtico neoclásico, portal en piedra y un patio señorial de columnas jónicas. Perteneció al Virrey de Méjico.
Cruzamos de nuevo la Plaza Mayor, buscando la Alhóndiga, dedicada a la contratación. Fue cárcel en el s. XVII. En su interior hay un magnífico patio de impresionantes columnas con inscripciones de los presos de la época. Por la calle Ramón y Cajal llegamos hasta la Plaza de la Trinidad e Iglesia de los trinitarios. En ella se encuentra una magnífica talla barroca de Ntro. Padre Jesús Rescatado. Es de inicio del s. XVII. De vuelta nos encontramos con la Casa del Tribunal de la Inquisición; lugar donde se reunía la Inquisición para decidir si quemaban a no a brujas y herejes. Tiene en su interior un escudo completo con las armas del Santo Oficio.
Muc más cosas vimos en esta ciudad, pero no es cuestión de hacer una historia aquí de Villanueva de los Infantes. Lo que es cierto es que nos fuimos con una gratísima impresión de la ciudad. Pusimos rumbo a San Carlos del Valle.
A unos 17Km hacia Ciudad Real nos encontramos, en el interior, San Carlos del Valle. En Villanueva nos habían hablado de una Plaza Mayor y una iglesia que merecía la pena visitar. Así que pusimos rumbo al pueblo. En 15 minutos nos encontramos con una Plaza Mayor, pintoresca, del siglo XVIII, con columnas toscanas y doble balaustrada de madera. Habitada, perfectamente conservada. Al lado la Casa Grande de la Hospedería, lugar de reposo para los viajeros del Camino Real. Al mismo tiempo se iba edificando la Iglesia del Cristo del Valle, con una gran cúpula encamonada, apuntada y envuelta al exterior por un tambor octogonal, que tiene ocho buhardas. En su interior la cúpula tiene los cuatro evangelistas en una combinación geométrica y emblemática. En la fachada meridional se encuentra una imagen de Santiago Matamoros, en recuerdo a la orden a la que perteneció, Santiago, este pueblo.
De aquí nos dirigimos a Almagro.
Cándido T. Lorite
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