Salimos de San Carlos del Valle con una muy grata impresión y, con mejor aún, de Villanueva de los Infantes. Nos encontramos con Almagro en pleno día, con sol que calentaba de lo lindo. Nos fuimos rápidamente a su Plaza Mayor y desde allí comenzamos a andar. Dirigimos nuestros pasos hacia la venta de entradas para el teatro, pero… nuestro gozo en un pozo. Ya sabíamos que no había, pero siempre queda la esperanza de que alguien, a última hora, por algún motivo, no pueda asistir y entonces esas entradas se ponen a la venta. Ese día, nadie faltó a su cita con el teatro en Almagro. Una pena.
Seguimos por la misma calle S. Agustín en dirección a la iglesia de S. Blas, barroca del s. XVII; por el camino nos encontramos con el Teatro Municipal y con el Hospital de S. Juan de Dios, espacio de Arte Contemporáneo. Doblamos en la calle Encomienda y nos encontramos con la casa o Palacio de los Fúcares- Éste es uno de los más bellos ejemplos del principio del Renacimiento en Almagro; se construyó en la segunda mitad del s. XVI; tiene una técnica constructiva mudéjar aunado en conceptos manieristas, con lo que tiene una gran funcionalidad. Tiene un patio conformado por arcos de medio punto en el cuerpo inferior y arcos carpaneles en el superior, todo ello soportado por columnas toscanas de piedra caliza; por cierto, muy deterioradas. Hoy es sede de la Universidad Popular y tiene un jardín precioso.
Subiendo por Diego de Almagro llegamos a la iglesia de la Madre de Dios. Se construye sobre 1546 y se termina hacia 1602, por temas eco0nómicos, por Enrique Egas “El mozo”. La planta es de salón con tres naves de igual altura; bóvedas de terceletes separadas por arcos de medio punto. Las tres naves terminan en ábsides poligonales, las laterales terminadas en grandes conchas. El muro de gran altura y altas ventanas dan luz clara y diáfana a las naves. El exterior es de mampostería. La fachada tiene un gran rosetón de ladrillo y un frontón formado por las cubiertas. Al lado de la calle se encuentra el Convento de la Encarnación fundado en 1573 por D. Diego de Lucena y Dª Juana Gutiérrez; edificado con ladrillo. El interior apenas si puede ser visitado en determinados momentos del año y yo, en las veces que he ido no he conseguido verlo. La fachada exterior destaca la portada de acceso, compuesta de dos cuerpos; el primero del s. XVI tiene un sencillo arco de medio punto entre pilastras toscanas. El segundo, del s. XVIII se construye cuando el Conde de Valdeparaíso es nombrado patrono del convento y da una cantidad de dinero para la iglesia y el retablo mayor. Al lado teníamos el coche aparcado en un aparcamiento gratuito y nos fuimos a Ciudad Real, a comer y descansar un poco.
Comenzamos la andadura de la tarde en el Corral de Comedias y en Museo del encaje. El Corral de Comedias fue construido en 1628 por Leonardo de Oviedo. Es una casa típica manchega, con doble función de mesón y teatro. Entrando, a mano izquierda se encuentra la Alojería, lugar donde se servía la aloja, bebida refrescante para soportar el calor del verano, pues estaba prohibido beber alcohol durante las funciones. El patio, porticado, con pies de madera con zapatas, se llama Patio de Mosqueteros; en él se ubicaba la gente del pueblo, de pie, para que entraran más. Tiene dos galerías porticadas y palcos para la representación. Las mujeres ocupaban la zona llamada “Cazuela” y soportaban grandes rigores en el verano. Las dos laterales y la superior eran ocupadas por los hombres. Tras el escenario se encuentran los camerinos, cuartos, dependencias del mesón y caballerizas. En 1954 el Corral de las Comedias fue redescubierto, con varias restauraciones, que lo mantienen activo. Acoge, cada año, el Festival Clásico de Almagro, famoso en el mundo entero.
Nos desplazamos a continuación hacia el Barrio Noble de Almagro; entramos por la calle Las Nieves y, en su esquina con la Plaza Mayor, encontramos la Casa del Mayorazgo de los Molina y la de los Rosales. Siguiendo la calle nos encontramos dos bellos portales, correspondientes a los banqueros alemanes Welser y del factor Juan Xedler; al final de la calle se encuentra la Casa del Prior y una casa perteneciente a la familia de los Oviedo.
En la Plaza de Santo Domingo, hallamos el Palacio de los Marqueses de Torremejía y el Palacio de los Condes de Valdeparaíso del s. XVII; contiguo a éste se encuentra la iglesia de las Bernardas, hoy desacralizada. Y algo más abajo, en S. Agustín la casa de los Medrano. Realmente era la zona de los nobles de Almagro. En la Plazuela de Santo Domingo estuvimos asistiendo a una representación del Caballero de Olmedo, de Lope de Vega, en títeres. Realmente curiosa dicha representación. Continuando por la calle S. Francisco llegamos hasta el Convento de Sta. Catalina.
Para terminar nuestra visita, volvimos sobre nuestros pasos, hacia la Plaza Mayor, al lado se encuentra la iglesia de San Bartolomé, que era de la Compañía de Jesús, construida hacia 1625 en piedra y ladrillo. El elemento referencial de todo el edificio es la gran cúpula trasdosada que cubre el crucero. El interior tiene una nave jesuítica con capillas laterales comunicadas, crucero y presbiterio plano.
Otro paseo tranquilo por la Plaza Mayor, cuya descripción sería larga y prolija. Sólo decir que tiene dos plantas o galerías, cerradas, aunque en la antigüedad estaban abiertas. Desde ellas se veían los toros, el teatro y cuantos acontecimientos hubiera en Almagro. Cansados, casi de noche, salimos en dirección a Ciudad Real.
Cándido T. Lorite
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