Después de Ciudad Real tomamos el camino hacia el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel. La última vez que lo vi estaba prácticamente seco. En esta ocasión iba sobre seguro a verlo con agua, debido a las lluvias del invierno y primavera. También hay que indicar que se le han hecho una serie de “trasvases” para evitar que se seque; los agricultores han estado cogiendo agua del subsuelo y lo habían dejado seco.
El Parque Nacional está enclavado entre los términos de Daimiel y Villarrubia de los Ojos. Los inviernos son fríos y los veranos calurosos y secos. Las Tablas se consideran el último representante de un ecosistema denominado tablas fluviales, característico de La Mancha hasta finales de los años 60, y se formaban por los desbordamientos de los ríos en sus tramos medios, favorecidos por fenómenos semiendorreicos y por terrenos planos. En Las Tablas se unen dos ríos: El Cigüela, estacional y de aguas salobres y el Guadiana, de aguas dulces permanentes. Tiene muchos afloramientos conocidos en la zona como ojos. Los más famosos son los llamados Ojos del Guadiana. Esta zona ha estado en peligro constante durante muchos años; sobre todo, con la transformación agrícola de los años 70. Se dañó el acuífero 23, al sustituir el cultivo de secano por otro de regadío que demanda más cantidad de agua; esto unido a los años de sequía en esa época impidió que el Cigüela aportara su caudal y casi se llega al desastre.
Las Tablas tienen una flora y una fauna riquísima. Entre la flora hay ova, ranúnculo, castañuela, carrizo, enea, masiega, libonio, taray, y muchas más; entre la fauna se encuentran más de doscientas especies diferentes de aves, siendo las más importantes y numerosas el aguilucho lagunero, garza imperial, galápago europeo, nutria, bigotudo, ranita de San Antonio, rascón, ánade real, cacho, pato colorado, y zorro, jabalí, conejo, tejón, entre los mamíferos, etc.; entre los reptiles hay galápago leproso, culebras de agua, culebra bastarda, etc.
Hay tres itinerarios para conocer el parque, aunque nosotros sólo cogimos uno. Los tres itinerarios son: Itinerario de la Laguna Permanente, itinerario de la Isla del Pan –el que cogimos nosotros- y el itinerario de Prado Ancho.
El itinerario de la Isla del Pan tiene un recorrido de unos 2000 metros, discurre por pasarelas que unen varias islas a lo largo del recorrido. Desde ellas se pueden observar muestras de la flora y de la fauna. Desde la Isla del Pan se encuentra el Bosque de los Tarayes, la formación arbórea más grande del parque. Este itinerario conecta, opcionalmente, con la Laguna de Aclimatación, donde se encuentra una amplia representación de las anátidas del Parque Nacional.
Como era bien entrado el día, decidimos dejar el parque y continuar camino hacia Bailén, nuestro hogar, dulce hogar, dónde llegamos hacia las 7 de la tarde, cansados pero contentos. Habíamos visitado y vivido, juntos, nuevas experiencias.
Cándido T. Lorite
viernes, 29 de julio de 2011
martes, 26 de julio de 2011
CIUDAD REAL
Como indicaba en el apartado de Villanueva de los Infantes, Ciudad Real ha cambiado poco en lo referente a los monumentos a visitar. Otra cosa es lo sucedido en la parte moderna. Lo ha hecho y de qué manera. Es una ciudad moderna, limpia, de amplias avenidas, jardines, etc. En definitiva una ciudad renovada.
Llegamos casi de noche y nos fuimos a la Plaza Mayor por ver si podíamos cenar un poco. En este aspecto sigue siendo una ciudad pueblerina. La plaza estaba casi vacía; era sábado noche y a las 10’30 de la noche apenas si había un centenar de personas en ella. La mayoría de los bares y terrazas estaban cerrados, así que nos tuvimos que con formar con unas tapas frías y una cerveza helada, eso sí. Pero poco más. Al hotel, después de una heladito para la señora y a descansar, pues llevábamos un día bastante ajetreado.
Nos levantamos temprano y un reparador desayuno, a base de churros y chocolate en la Plaza Mayor, nos sirvió para comenzar nuestra andadura por Ciudad Real. Fundada por Alfonso X El Sabio, cuya estatua se encuentra justo delante del antiguo ayuntamiento de la ciudad y al lado del Reloj del Carillón que, cuando da las doce, hace aparecer a D. Quijote y Sancho Panza.
Andando llegamos a una plaza pequeña, arbolada, con el Casino a un lado y la catedral de Santa María la Mayor, en otro. Cerrando la plaza se encuentra la casa donde nació Hernán Pérez del Pulgar, hoy dedicada a Museo y con una colección de obras de Villaseñor que nos llamó la atención, por sus diferentes estilos, según épocas de la vida del mismo. El Gran Casino es una construcción del siglo XIX, clasicista, realizada por el arquitecto Santiago Rebollar.
La Catedral de Sta. María la Mayor fue comenzada en el s. XIII, aunque tiene diversas remodelaciones. La primera la sufre durante el reinado de Alfonso X el Sabio. La torre nueva se terminó de construir hacia mediados del s. XIX. Tiene cuatro cuerpos labrados en piedra. Al inicio se hizo sobre la iglesia de Santa María del Prado, después fue Prioral, luego Basílica y al final, Catedral, en 1980. Debido a los años que tardó en construirse tiene elementos del gótico, del barroco, del renacimiento. En la puerta del mediodía aparece un escudo una placa con los cuatro escudos de las órdenes militares, Calatrava, Santiago, Montesa y Alcántara. Sobre el interior y el exterior, así como todos los detalles que quieran de la misma los encontrará el lector de este blog en la página Ciudad-Real.es Continuamos por calle de los Infantes y llegamos a la Puerta de Santa María. En realidad es lo poco que queda del antiguo Convento de las Dominicas, del s. XVII, totalmente destruida en la actualidad y que ocupaba el lugar de una de las seis puertas del recinto amurallado de la ciudad-
Por la calle del Ciprés llegamos a la iglesia o Convento de las Carmelitas, del s. XVII, de influencia barroca y caracteres renacentistas. Está construida en piedra co una entrada de arco de medio punto con columnas adosadas que sustentan el arquitrabe. Al final de la calle del Carmen nos encontramos con la Iglesia y Antiguo convento de La Merced. Antiguamente era conocida como Convento de Mercedarios. Barroca, con aires herrerianos y pinturas en sus muros interiores. Se encuentra entre los muros de la Diputación y un instituto, aunque antiguamente ocupaba todo el lugar.
Andando la calle Jacinto Benavente nos dirigimos hacia la Iglesia de Santiago, del s. XIII, que junto con la Catedral y Santiago, configuran el triángulo religioso de la ciudad en la antigüedad. Comenzó a construirse hacia finales del s. XIII. Es de pequeñas dimensiones y de mampostería en las esquinas, puertas y ventanas. Tiene un sólida torre que le da carácter dentro de su sencillez. Tiene tres naves, aunque las dos laterales son de dimensiones más pequeñas que la central. Prácticamente al lado y cruzando la calle Calatrava nos encontramos con la iglesia o Convento de las Concepcionistas Franciscanas, del s. XVI, con claustro y celdas bien conservadas. Son conocidas como “las monjas terreras” por estar en unos terrenos que eran focos de infección en tiempos antiguos. Calle Calatrava hacia el hotel llegamos hasta la iglesia de S. Pedro. Es del s. XIV, aunque la llamada Puerta del Perdón tiene reminiscencias románicas, con siete arquivoltas de formas geométricas. Tiene tres naves, la central más alta y ancha que las laterales, con seis enormes pilares, tres a cada lado.
La Puerta de Toledo, una vez que salimos del hotel en dirección a Las Tablas de Daimiel nos despidió de la ciudad; eso sí dando un pequeño rodeo alrededor de la misma. Pero mereció la pena, pues es uno de los pocos restos que quedan de la ciudad amurallada que fue; está construida entre los s. XIII- XIV en un espléndido gótico-mudéjar.
Cándido T. Lorite
Llegamos casi de noche y nos fuimos a la Plaza Mayor por ver si podíamos cenar un poco. En este aspecto sigue siendo una ciudad pueblerina. La plaza estaba casi vacía; era sábado noche y a las 10’30 de la noche apenas si había un centenar de personas en ella. La mayoría de los bares y terrazas estaban cerrados, así que nos tuvimos que con formar con unas tapas frías y una cerveza helada, eso sí. Pero poco más. Al hotel, después de una heladito para la señora y a descansar, pues llevábamos un día bastante ajetreado.
Nos levantamos temprano y un reparador desayuno, a base de churros y chocolate en la Plaza Mayor, nos sirvió para comenzar nuestra andadura por Ciudad Real. Fundada por Alfonso X El Sabio, cuya estatua se encuentra justo delante del antiguo ayuntamiento de la ciudad y al lado del Reloj del Carillón que, cuando da las doce, hace aparecer a D. Quijote y Sancho Panza.
Andando llegamos a una plaza pequeña, arbolada, con el Casino a un lado y la catedral de Santa María la Mayor, en otro. Cerrando la plaza se encuentra la casa donde nació Hernán Pérez del Pulgar, hoy dedicada a Museo y con una colección de obras de Villaseñor que nos llamó la atención, por sus diferentes estilos, según épocas de la vida del mismo. El Gran Casino es una construcción del siglo XIX, clasicista, realizada por el arquitecto Santiago Rebollar.
La Catedral de Sta. María la Mayor fue comenzada en el s. XIII, aunque tiene diversas remodelaciones. La primera la sufre durante el reinado de Alfonso X el Sabio. La torre nueva se terminó de construir hacia mediados del s. XIX. Tiene cuatro cuerpos labrados en piedra. Al inicio se hizo sobre la iglesia de Santa María del Prado, después fue Prioral, luego Basílica y al final, Catedral, en 1980. Debido a los años que tardó en construirse tiene elementos del gótico, del barroco, del renacimiento. En la puerta del mediodía aparece un escudo una placa con los cuatro escudos de las órdenes militares, Calatrava, Santiago, Montesa y Alcántara. Sobre el interior y el exterior, así como todos los detalles que quieran de la misma los encontrará el lector de este blog en la página Ciudad-Real.es Continuamos por calle de los Infantes y llegamos a la Puerta de Santa María. En realidad es lo poco que queda del antiguo Convento de las Dominicas, del s. XVII, totalmente destruida en la actualidad y que ocupaba el lugar de una de las seis puertas del recinto amurallado de la ciudad-
Por la calle del Ciprés llegamos a la iglesia o Convento de las Carmelitas, del s. XVII, de influencia barroca y caracteres renacentistas. Está construida en piedra co una entrada de arco de medio punto con columnas adosadas que sustentan el arquitrabe. Al final de la calle del Carmen nos encontramos con la Iglesia y Antiguo convento de La Merced. Antiguamente era conocida como Convento de Mercedarios. Barroca, con aires herrerianos y pinturas en sus muros interiores. Se encuentra entre los muros de la Diputación y un instituto, aunque antiguamente ocupaba todo el lugar.
Andando la calle Jacinto Benavente nos dirigimos hacia la Iglesia de Santiago, del s. XIII, que junto con la Catedral y Santiago, configuran el triángulo religioso de la ciudad en la antigüedad. Comenzó a construirse hacia finales del s. XIII. Es de pequeñas dimensiones y de mampostería en las esquinas, puertas y ventanas. Tiene un sólida torre que le da carácter dentro de su sencillez. Tiene tres naves, aunque las dos laterales son de dimensiones más pequeñas que la central. Prácticamente al lado y cruzando la calle Calatrava nos encontramos con la iglesia o Convento de las Concepcionistas Franciscanas, del s. XVI, con claustro y celdas bien conservadas. Son conocidas como “las monjas terreras” por estar en unos terrenos que eran focos de infección en tiempos antiguos. Calle Calatrava hacia el hotel llegamos hasta la iglesia de S. Pedro. Es del s. XIV, aunque la llamada Puerta del Perdón tiene reminiscencias románicas, con siete arquivoltas de formas geométricas. Tiene tres naves, la central más alta y ancha que las laterales, con seis enormes pilares, tres a cada lado.
La Puerta de Toledo, una vez que salimos del hotel en dirección a Las Tablas de Daimiel nos despidió de la ciudad; eso sí dando un pequeño rodeo alrededor de la misma. Pero mereció la pena, pues es uno de los pocos restos que quedan de la ciudad amurallada que fue; está construida entre los s. XIII- XIV en un espléndido gótico-mudéjar.
Cándido T. Lorite
sábado, 16 de julio de 2011
ALMAGRO (CIUDAD REAL)
Salimos de San Carlos del Valle con una muy grata impresión y, con mejor aún, de Villanueva de los Infantes. Nos encontramos con Almagro en pleno día, con sol que calentaba de lo lindo. Nos fuimos rápidamente a su Plaza Mayor y desde allí comenzamos a andar. Dirigimos nuestros pasos hacia la venta de entradas para el teatro, pero… nuestro gozo en un pozo. Ya sabíamos que no había, pero siempre queda la esperanza de que alguien, a última hora, por algún motivo, no pueda asistir y entonces esas entradas se ponen a la venta. Ese día, nadie faltó a su cita con el teatro en Almagro. Una pena.
Seguimos por la misma calle S. Agustín en dirección a la iglesia de S. Blas, barroca del s. XVII; por el camino nos encontramos con el Teatro Municipal y con el Hospital de S. Juan de Dios, espacio de Arte Contemporáneo. Doblamos en la calle Encomienda y nos encontramos con la casa o Palacio de los Fúcares- Éste es uno de los más bellos ejemplos del principio del Renacimiento en Almagro; se construyó en la segunda mitad del s. XVI; tiene una técnica constructiva mudéjar aunado en conceptos manieristas, con lo que tiene una gran funcionalidad. Tiene un patio conformado por arcos de medio punto en el cuerpo inferior y arcos carpaneles en el superior, todo ello soportado por columnas toscanas de piedra caliza; por cierto, muy deterioradas. Hoy es sede de la Universidad Popular y tiene un jardín precioso.
Subiendo por Diego de Almagro llegamos a la iglesia de la Madre de Dios. Se construye sobre 1546 y se termina hacia 1602, por temas eco0nómicos, por Enrique Egas “El mozo”. La planta es de salón con tres naves de igual altura; bóvedas de terceletes separadas por arcos de medio punto. Las tres naves terminan en ábsides poligonales, las laterales terminadas en grandes conchas. El muro de gran altura y altas ventanas dan luz clara y diáfana a las naves. El exterior es de mampostería. La fachada tiene un gran rosetón de ladrillo y un frontón formado por las cubiertas. Al lado de la calle se encuentra el Convento de la Encarnación fundado en 1573 por D. Diego de Lucena y Dª Juana Gutiérrez; edificado con ladrillo. El interior apenas si puede ser visitado en determinados momentos del año y yo, en las veces que he ido no he conseguido verlo. La fachada exterior destaca la portada de acceso, compuesta de dos cuerpos; el primero del s. XVI tiene un sencillo arco de medio punto entre pilastras toscanas. El segundo, del s. XVIII se construye cuando el Conde de Valdeparaíso es nombrado patrono del convento y da una cantidad de dinero para la iglesia y el retablo mayor. Al lado teníamos el coche aparcado en un aparcamiento gratuito y nos fuimos a Ciudad Real, a comer y descansar un poco.
Comenzamos la andadura de la tarde en el Corral de Comedias y en Museo del encaje. El Corral de Comedias fue construido en 1628 por Leonardo de Oviedo. Es una casa típica manchega, con doble función de mesón y teatro. Entrando, a mano izquierda se encuentra la Alojería, lugar donde se servía la aloja, bebida refrescante para soportar el calor del verano, pues estaba prohibido beber alcohol durante las funciones. El patio, porticado, con pies de madera con zapatas, se llama Patio de Mosqueteros; en él se ubicaba la gente del pueblo, de pie, para que entraran más. Tiene dos galerías porticadas y palcos para la representación. Las mujeres ocupaban la zona llamada “Cazuela” y soportaban grandes rigores en el verano. Las dos laterales y la superior eran ocupadas por los hombres. Tras el escenario se encuentran los camerinos, cuartos, dependencias del mesón y caballerizas. En 1954 el Corral de las Comedias fue redescubierto, con varias restauraciones, que lo mantienen activo. Acoge, cada año, el Festival Clásico de Almagro, famoso en el mundo entero.
Nos desplazamos a continuación hacia el Barrio Noble de Almagro; entramos por la calle Las Nieves y, en su esquina con la Plaza Mayor, encontramos la Casa del Mayorazgo de los Molina y la de los Rosales. Siguiendo la calle nos encontramos dos bellos portales, correspondientes a los banqueros alemanes Welser y del factor Juan Xedler; al final de la calle se encuentra la Casa del Prior y una casa perteneciente a la familia de los Oviedo.
En la Plaza de Santo Domingo, hallamos el Palacio de los Marqueses de Torremejía y el Palacio de los Condes de Valdeparaíso del s. XVII; contiguo a éste se encuentra la iglesia de las Bernardas, hoy desacralizada. Y algo más abajo, en S. Agustín la casa de los Medrano. Realmente era la zona de los nobles de Almagro. En la Plazuela de Santo Domingo estuvimos asistiendo a una representación del Caballero de Olmedo, de Lope de Vega, en títeres. Realmente curiosa dicha representación. Continuando por la calle S. Francisco llegamos hasta el Convento de Sta. Catalina.
Para terminar nuestra visita, volvimos sobre nuestros pasos, hacia la Plaza Mayor, al lado se encuentra la iglesia de San Bartolomé, que era de la Compañía de Jesús, construida hacia 1625 en piedra y ladrillo. El elemento referencial de todo el edificio es la gran cúpula trasdosada que cubre el crucero. El interior tiene una nave jesuítica con capillas laterales comunicadas, crucero y presbiterio plano.
Otro paseo tranquilo por la Plaza Mayor, cuya descripción sería larga y prolija. Sólo decir que tiene dos plantas o galerías, cerradas, aunque en la antigüedad estaban abiertas. Desde ellas se veían los toros, el teatro y cuantos acontecimientos hubiera en Almagro. Cansados, casi de noche, salimos en dirección a Ciudad Real.
Cándido T. Lorite
Seguimos por la misma calle S. Agustín en dirección a la iglesia de S. Blas, barroca del s. XVII; por el camino nos encontramos con el Teatro Municipal y con el Hospital de S. Juan de Dios, espacio de Arte Contemporáneo. Doblamos en la calle Encomienda y nos encontramos con la casa o Palacio de los Fúcares- Éste es uno de los más bellos ejemplos del principio del Renacimiento en Almagro; se construyó en la segunda mitad del s. XVI; tiene una técnica constructiva mudéjar aunado en conceptos manieristas, con lo que tiene una gran funcionalidad. Tiene un patio conformado por arcos de medio punto en el cuerpo inferior y arcos carpaneles en el superior, todo ello soportado por columnas toscanas de piedra caliza; por cierto, muy deterioradas. Hoy es sede de la Universidad Popular y tiene un jardín precioso.
Subiendo por Diego de Almagro llegamos a la iglesia de la Madre de Dios. Se construye sobre 1546 y se termina hacia 1602, por temas eco0nómicos, por Enrique Egas “El mozo”. La planta es de salón con tres naves de igual altura; bóvedas de terceletes separadas por arcos de medio punto. Las tres naves terminan en ábsides poligonales, las laterales terminadas en grandes conchas. El muro de gran altura y altas ventanas dan luz clara y diáfana a las naves. El exterior es de mampostería. La fachada tiene un gran rosetón de ladrillo y un frontón formado por las cubiertas. Al lado de la calle se encuentra el Convento de la Encarnación fundado en 1573 por D. Diego de Lucena y Dª Juana Gutiérrez; edificado con ladrillo. El interior apenas si puede ser visitado en determinados momentos del año y yo, en las veces que he ido no he conseguido verlo. La fachada exterior destaca la portada de acceso, compuesta de dos cuerpos; el primero del s. XVI tiene un sencillo arco de medio punto entre pilastras toscanas. El segundo, del s. XVIII se construye cuando el Conde de Valdeparaíso es nombrado patrono del convento y da una cantidad de dinero para la iglesia y el retablo mayor. Al lado teníamos el coche aparcado en un aparcamiento gratuito y nos fuimos a Ciudad Real, a comer y descansar un poco.
Comenzamos la andadura de la tarde en el Corral de Comedias y en Museo del encaje. El Corral de Comedias fue construido en 1628 por Leonardo de Oviedo. Es una casa típica manchega, con doble función de mesón y teatro. Entrando, a mano izquierda se encuentra la Alojería, lugar donde se servía la aloja, bebida refrescante para soportar el calor del verano, pues estaba prohibido beber alcohol durante las funciones. El patio, porticado, con pies de madera con zapatas, se llama Patio de Mosqueteros; en él se ubicaba la gente del pueblo, de pie, para que entraran más. Tiene dos galerías porticadas y palcos para la representación. Las mujeres ocupaban la zona llamada “Cazuela” y soportaban grandes rigores en el verano. Las dos laterales y la superior eran ocupadas por los hombres. Tras el escenario se encuentran los camerinos, cuartos, dependencias del mesón y caballerizas. En 1954 el Corral de las Comedias fue redescubierto, con varias restauraciones, que lo mantienen activo. Acoge, cada año, el Festival Clásico de Almagro, famoso en el mundo entero.
Nos desplazamos a continuación hacia el Barrio Noble de Almagro; entramos por la calle Las Nieves y, en su esquina con la Plaza Mayor, encontramos la Casa del Mayorazgo de los Molina y la de los Rosales. Siguiendo la calle nos encontramos dos bellos portales, correspondientes a los banqueros alemanes Welser y del factor Juan Xedler; al final de la calle se encuentra la Casa del Prior y una casa perteneciente a la familia de los Oviedo.
En la Plaza de Santo Domingo, hallamos el Palacio de los Marqueses de Torremejía y el Palacio de los Condes de Valdeparaíso del s. XVII; contiguo a éste se encuentra la iglesia de las Bernardas, hoy desacralizada. Y algo más abajo, en S. Agustín la casa de los Medrano. Realmente era la zona de los nobles de Almagro. En la Plazuela de Santo Domingo estuvimos asistiendo a una representación del Caballero de Olmedo, de Lope de Vega, en títeres. Realmente curiosa dicha representación. Continuando por la calle S. Francisco llegamos hasta el Convento de Sta. Catalina.
Para terminar nuestra visita, volvimos sobre nuestros pasos, hacia la Plaza Mayor, al lado se encuentra la iglesia de San Bartolomé, que era de la Compañía de Jesús, construida hacia 1625 en piedra y ladrillo. El elemento referencial de todo el edificio es la gran cúpula trasdosada que cubre el crucero. El interior tiene una nave jesuítica con capillas laterales comunicadas, crucero y presbiterio plano.
Otro paseo tranquilo por la Plaza Mayor, cuya descripción sería larga y prolija. Sólo decir que tiene dos plantas o galerías, cerradas, aunque en la antigüedad estaban abiertas. Desde ellas se veían los toros, el teatro y cuantos acontecimientos hubiera en Almagro. Cansados, casi de noche, salimos en dirección a Ciudad Real.
Cándido T. Lorite
miércoles, 13 de julio de 2011
VILLANUEVA DE LOS INFANTES (CIUDAD REAL)
Bien temprano, aunque no de madrugada, salimos de nuestra casa de Bailén destino a Ciudad Real. El lema de la ciudad es:”Te esperamos”. La verdad es que con los años esta ciudad no me ha sorprendido, ni cuando la visité la primera vez ni ahora que he vuelto en compañía de Paqui. Y eso que veo las cosas con otros ojos; pero ni por esas.
En realidad el viaje lo empezamos por Villanueva de los Infantes, un pueblo del que nos habían hablado unos compañeros de viaje a París., en otoño pasado. Nos dijeron que merecía la pena visitarlo y, entre eso y Almagro, nos decidimos por ver también la capital de la provincia.
Llegamos al pueblo hacia las 8’30 de la mañana; fresca, pero muy agradable. Desayunamos unas “porras” con chocolate en la Plaza Mayor; realmente bonita. Pero los “churros” y el chocolate realmente espeso nos elevaron la “moral” para comenzar la visita del pueblo. Como no lo conocía de visitas anteriores, lo había espiado a través de Internet y sus calles aparecieron ante mi con diáfana claridad. La vista de una ciudad limpia, nos trasladó en el tiempo. Villanueva de los Infantes, según su historia dice, está situada al este de la provincia de Ciudad Real. En 1530 pasó a ser aldea de Montiel, hecha villa independiente por el Infante D. Enrique de Aragón y sus hermanos, que le otorgaron la Carta Puebla en 1421. En gratitud a ellos, la villa tomó el nombre de Infantes en 1480 y en 1491 se le dio el de Villanueva.
En 1573 se convirtió en capital del Campo de Montiel, por orden de Felipe II. En 1895 se le concedió el título de Ciudad, y en 1974 fue declarada Conjunto Histórico-Artístico. Desde el 11 de diciembre de 2004, Villanueva de los Infantes es “El Lugar de la Mancha” a raíz del estudio científico, sacado a la luz por el equipo multidisciplinar de investigación de la Universidad Complutense de Madrid.
En definitiva, un poco de historia para entrar en harina y poder describir esta ciudad. Comenzamos en la Plaza Mayor, dónde se encuentra la iglesia de S. Andrés, con fachada clasicista, impresionante, enmarcada en un magnífico arco de medio punto, bajo el que se encuentra la imagen de S. Andrés. En su interior se encuentra la capilla de los Bustos donde se encuentra enterrado Francisco de Quevedo. Justo enfrente se encuentra la Casa de los Estudios, con un sensacional balcón corrido de madera. Cogimos la calle Rey Juan Carlos, donde encontramos el Palacio de los Ballesteros, de los más antiguos, del siglo XVI con espléndida fachada y escudo esquinado y la Casa de D. Manolito. Casa troncal de los Ballesteros, con interior de grandes dimensiones, de doble arcada y un magnífico oratorio. Actualmente es la sede del Centro de Día de la Tercera Edad. Magnífico sitio para las personas mayores. Al final de la calle el Convento de las Franciscanas y la Plaza de la Fuente Vieja. Nos dimos media vuelta y al llegar a la altura de la calle Don Tomás el Médico, cogimos ésta buscando la Casa de la Pirra. Una casa perteneciente a un caballero de la Orden de S. Juan que tiene un balcón corrido, único en la ciudad, con un magnífico patio rectangular.
Volvimos a la Plaza Mayor, eje de la ciudad, en espera de que abriera la oficina de turismo a las 10. Así lo hizo y con un folleto nos dirigimos hacia la calle Cervantes y aledaños, dónde se encuentran una gran cantidad de casa solariegas y palacios. Nos encontramos con la Casa del Caballero del Verde Gabán; perteneció a D. Diego de Miranda y es descrita por Cervantes en el capítulo XVIII de la segunda parte del Quijote. En el cruce de esta calle con la de Jacinto Benavente, que en época antigua debió ser muy importante, se encuentran tres edificios singulares: 1.- El Palacio de Melgarejo, de la primera mitad del s. XVII, con pórtico neoclásico. 2.- Casa Cuartel de la Orden de los Caballeros de Santiago, donde estuve la sede de dicha orden, con el escudo en la parte superior del pórtico. 3.- Casa del Marqués de Camacho, con una pequeña torre sobre pilastras toscanas y escudo esquinado. Un cruce de calles realmente interesante.
Subiendo hacia el Convento de Santo Domingo nos encontramos con el de la Encarnación, fundado por los dominicos a finales del s. XVI, plenamente barroco, con las fachadas de la calle Cervantes y las de la calle Hondas y Monjas. El de Santo Domingo fundado en 1526 tiene cruz latina y tres naves. Se puede visitar la celda donde murió Quevedo y el claustro. Desamortizada en 1844 hoy es Hospedería Real pero está cerrada por Hacienda. Hay problemas de dinero, parece ser.
Volviendo hacia la Plaza Mayor, pero por la calle Santo Tomás nos encontramos con la Casa de la Inquisición. Aún conserva el escudo con la cruz, la calavera y las tibias cruzadas. La Inquisición de Villanueva dependía de la de Jaén. Más debajo de la calle encontramos la casa de Santo Tomás, y en una plazuela tranquila, encontramos la impresionante Casa del Arco. Tiene un soberbio pórtico neoclásico, portal en piedra y un patio señorial de columnas jónicas. Perteneció al Virrey de Méjico.
Cruzamos de nuevo la Plaza Mayor, buscando la Alhóndiga, dedicada a la contratación. Fue cárcel en el s. XVII. En su interior hay un magnífico patio de impresionantes columnas con inscripciones de los presos de la época. Por la calle Ramón y Cajal llegamos hasta la Plaza de la Trinidad e Iglesia de los trinitarios. En ella se encuentra una magnífica talla barroca de Ntro. Padre Jesús Rescatado. Es de inicio del s. XVII. De vuelta nos encontramos con la Casa del Tribunal de la Inquisición; lugar donde se reunía la Inquisición para decidir si quemaban a no a brujas y herejes. Tiene en su interior un escudo completo con las armas del Santo Oficio.
Muc más cosas vimos en esta ciudad, pero no es cuestión de hacer una historia aquí de Villanueva de los Infantes. Lo que es cierto es que nos fuimos con una gratísima impresión de la ciudad. Pusimos rumbo a San Carlos del Valle.
A unos 17Km hacia Ciudad Real nos encontramos, en el interior, San Carlos del Valle. En Villanueva nos habían hablado de una Plaza Mayor y una iglesia que merecía la pena visitar. Así que pusimos rumbo al pueblo. En 15 minutos nos encontramos con una Plaza Mayor, pintoresca, del siglo XVIII, con columnas toscanas y doble balaustrada de madera. Habitada, perfectamente conservada. Al lado la Casa Grande de la Hospedería, lugar de reposo para los viajeros del Camino Real. Al mismo tiempo se iba edificando la Iglesia del Cristo del Valle, con una gran cúpula encamonada, apuntada y envuelta al exterior por un tambor octogonal, que tiene ocho buhardas. En su interior la cúpula tiene los cuatro evangelistas en una combinación geométrica y emblemática. En la fachada meridional se encuentra una imagen de Santiago Matamoros, en recuerdo a la orden a la que perteneció, Santiago, este pueblo.
De aquí nos dirigimos a Almagro.
Cándido T. Lorite
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