domingo, 20 de agosto de 2023

SUR DE GALICIA Y NORTE DE PORTUGAL. III. PONTEVEDRA.

 

 


 

      





  
Salimos de Orense, después de desayunar y nos fuimos a Pontevedra; a un tiro de piedra ambas ciudades; antes de las 11 ya estábamos instalados en el hotel y, situado al lado del centro histórico, nos adentramos en el mismo.

Nos encontramos con la Basílica de la Virgen Peregrina, lugar obligado de paso para todos los peregrinos del Camino de Santiago, provenientes de Portugal o de la Ruta de la Plata. Hicimos la recepción en el hotel en que nos alojábamos, a cinco minutos andando de la Virgen Peregrina y allá que nos dirigimos, Pasamos primero por una fuente, la de los Niños. Muy bonita.




El Santuario de la Peregrina fue construido a partir de 1778, en el centro histórico de Pontevedra, en la plaza de la Peregrina. Fue declarada monumento histórico-artístico en 1982 y mezcla un barroco tardío con formas neoclásicas, como su retablo mayor, erigido en 1789. Se trata de una de las edificaciones más simbólicas y relevantes de la ciudad y está dedicada a la Virgen que, según la tradición, guiaba a los peregrinos desde Baiona hasta Santiago. La imagen de la Virgen Peregrina (S. XIX) es la patrona de la provincia de Pontevedra y del Camino Portugués. Tiene planta de forma de concha de vieira, símbolo de los peregrinos del Camino de Santiago, y dentro de ella se inscribe una cruz. En su interior se puede observar una pila para el agua bendita hecha en una concha de molusco traída del Pacífico por Méndez Núñez. La imagen que preside el altar fue traída por peregrinos franceses que realizaban el Camino de Santiago.



Al lado se encuentra la Plaza de Orense, el Convento de San Francisco, la antigua sede de Hacienda, la Plaza de Ferrería; en definitiva, un conjunto de edificios que enmarcan perfectamente lo que a partir de ese momento nos íbamos a encontrar. Me pasó con Pontevedra lo mismo que con Orense; lo había visto en el mismo tiempo y el cambio, para extraordinario que habían dado, merecía la pena el visitarlas de nuevo.

Esta vez con un mapa en la mano nos dirigimos hacia la parte antigua, por la Rúa Soportales que, como su nombre indica está llena de lo mismo. Llegamos así a la Plaza de Curros Enríquez y seguimos hacia un edificio que, por un lado, es Liceo Casino y, por la otra fachada es Teatro Principal de Pontevedra.


Al lado mismo se encuentra la Plaza de Teucro, donde encontramos un restaurante, al que le echamos el ojo para comer en él. Buena relación calidad-precio. Al fondo a la izquierda llegada a la Fuente de los Tornos y desde aquí buscamos,

al lado, la plaza de Méndez Núñez con su estatua de Valle-Inclán y aquí, nos hicimos una foto. Después llegamos a la preciosidad de la Plaza de leña, y al lado, la Iglesia de San Bartolomé.

Hambre habíamos hecho la suficiente. Volvimos un poco sobre nuestros pasos a al restaurante que vimos por la mañana.



Nos sentamos en la terraza, nos tomamos una cerveza bien fresquita y con una buena tapa de croquetas caseras y pimientos del padrón. La comida abundante y una sobremesa tranquila, nos dieron alas para poder continuar con la visita de la ciudad.

 Salimos del restaurante y nos dirigimos hacia el río Lérez. Ganas tenía de ver el puente medieval, que sustituyó a uno romano. Cuando llegué me encontré con una sorpresa muy desagradable. Comparable a la que tuve cuando vi lo que habían hecho con el puente que une Córdoba con la Torre de la Calahorra, Mármol o granito. Un verdadero desastre. Mi desilusión fue tremenda. Hice una foto y me fui de allí, cabreado.


Por Plaza Celso García llegamos a las puertas del Parador Nacional de Pontevedra y de ahí, para quitarnos el “berrinche” a la Plaza de las Cinco Calles, con su famoso Cruceiro o Cruz.




Ahí nos deleitamos y nos hicimos unas fotos. Luego nos costó subir la calle Isabel II y cerca del final, me llamó la atención la figura humana que se encuentra en lo alto de la catedral.

Le pregunté a una señora algo mayor, cual era su significado y se quedó asombrada, diciéndome que ella es de Pontevedra, que cada día iba a misa a la catedral por esa calle y que nunca se había fijado en esa escultura. Dejo constancia de la misma, porque es realmente curiosa.

La Basílica de Santa María La mayor tiene una fachada principal alzada sobre una escalinata que fue ideada como un gran retablo exterior de 3 cuerpos decorados profusamente, en el año 1541

.En esta fachada hay que encontrar al hombre con gafas; es una costumbre




La fachada sur se localiza en la plaza del arzobispo Fonseca, desde ella se puede ver un arco de medio punto, con adornos barrocos, una jamba de piedra y una crestería manuelina.


También encontraréis el Cristo de los Marineros y el Desenclavado. Para más información, la Wikipedia.

Desde esta plaza nos fuimos hacia el teatro Principal, a espaldas del Liceo. Y, a la Plaza España y al Monumento a los Héroes de Monte Sampaio.


Batalla librada contra el ejército francés del Mariscal Ney y el ejército español. Enfrente se encuentran las ruinas del Convento o Iglesia de Santo Domingo.
Los dominicos llegaron a Pontevedra a finales del S. XIII, hay documentada en 1282 una pequeña comunidad de frailes en el barrio de la Moureira, próximo a la actual Capilla de San Roque.





Comenzaron la construcción de ese templo gótico en el siglo XIII. En el Siglo XIV, principios del s. XV intentaron una reconstrucción del estilo neoclásico, pero quedo sin concluir, como también quedó sin concluir el derribo del ábside gótico de la primera iglesia. Se conserva la cabecera de la iglesia con cinco ábsides poligonales y un muro lateral con una pequeña portada y rosetón.

Normalmente abre desde Semana Santa hasta octubre. La mayoría de las piezas de la sección de arqueología, las más valiosas, ya no están aquí por el deterioro que sufrían al estar el aire libre, se trasladaron a la ampliación del Museo de Pontevedra.

Casi el fin de nuestro trayecto por Pontevedra. Nos sentamos a una mesa de un bar al lado del convento y nuestra sorpresa fue desagravie. Las palomas, en grandes cantidades, se lanzaban sobre las mesas de los que estábamos entados para picotearnos la comida. Daba igual que la taparas o no la taparas. Tampoco los camareros hacían mucho por limpiar las mesas de los que se marchaban, con lo que aquello se convirtió en una pelea a gorrazos,


patadas y manotazos contra ellas. Tuvimos que levantarnos, pagar la consumición, sin terminar y alejarnos, no sin protestar, de aquel bar. Le pondré nombre, porque fue vergonzoso: Club del Café. Dejo foto del lugar.

Nos fuimos por rúa Michelena hacia Virgen Peregrina y de allí, poquito a poquito, pues estábamos cansados nos fuimos hacia la plaza de los Niños, donde sí nos pudimos tomas unas cervezas fresquitas.

 

Cándido Lorite

Pontevedra 6/04/2022

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