Muchas han sido
las veces que hemos ido a Sevilla y nunca se me ha ocurrido hacer su parte en
mi blog de viajes. Un olvido imperdonable. No voy a colocar aquí todo aquello
que se puede visitar en esta ciudad; sería excesivamente largo y prolijo. Voy a
hablar de lo que he visto en éste último viaje, realizado durante los días 26,
27 y mañana del 28 de febrero de 2015.
Salimos de Bailén, sin prisas,
tranquilos. El día era magnífico y aunque queríamos llegar a Sevilla, no
teníamos prisa por hacerlo. Sabíamos lo que queríamos ver y el tiempo que
teníamos para hacerlo. Suficiente. Llegamos al hotel a media mañana, dejamos
las maletas y nos dispusimos a andar un poco. Necesitaba comprar las entradas
en un centro comercial para la visita a
un Monumento Nacional. Para no tener problemas.
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San Dimas |
Salimos del hotel y por la calle San
Pablo, llegamos a la Plaza de la Magdalena. Nos encontramos abierta la Capilla
de Montserrat y nos adentramos en ella. En su interior nos encontramos con una
talla del Cristo de la Conversión del Buen Ladrón, del siglo XVII, inicios.
Tiene la forma y la expresión de cuando se dirige al Buen Ladrón, San Dimas y
le dice: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”.
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Cristo de la Conversión |
El interior es de una sola nave dividida en tres tramos, con
coro a los pies y presbiterio. Al exterior presenta una alta fachada de ladrillo
avitolado que aparece presidida
por una gran portada donde destaca, entre pilastras
cajeadas, un moldurón barroco cegado en
sus ángulos. A ambos lados de la puerta existen retablos cerámicos que representan a
las imágenes titulares de la Hermandad, el Santísimo Cristo de la conversión y
Nuestra madre y Señora de Montesrrat.
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La Magdalena |
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El Descendimiento |
Justo al
lado se encuentra La Iglesia de María Magdalena, antigua iglesia de los
dominicos, como así figura en el escudo frontal. Es un magnífico ejemplo de la
arquitectura barroca sevillana del siglo XVII.
El templo posee tres puertas, en una de ellas
que comunica con el crucero, se encuentra una escultura de Santo Domingo
de Guzmán atribuida a Pedro
Roldán. La segunda que es la que
se utiliza normalmente para acceder a la iglesia, está flanqueada por pilastras
sobre las que se levanta un arco de medio punto rematado por esculturas. Es la
primitiva puerta mudéjar del templo que fue remodelada en el siglo XVII.
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Retablo altar mayor |
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Lucas Valdés |
Consta de
tres naves longitudinales, una transversal, cinco capillas, y el presbiterio En la nave central, destaca la cúpula
octogonal. Contiene dos lienzos de Zurbarán, dos de Lucas Valdés, y esculturas,
como el Cristo del Calvario, El retablo Central, la Virgen de la Antigua,
Virgen del Rosario, un Descendimiento, etc.
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Murillo |
Una iglesia cargada de historia y
pintura.
Salimos de la iglesia, en la que
estuvimos un buen rato, y nos dirigimos hacia la Plaza del Duque. Compramos las
entradas necesarias. Mi mujer se dedicó a mirar y buscar en las múltiples
tiendas de zapatos, para los eventos venideros en la casa; y, un poco cansados,
buscamos un lugar cercano al hotel, donde comer tranquilamente, antes de
descansar tranquilamente. Lo encontramos en La Molona, esquina a Zaragoza.
Fuimos bien servidos, comimos abundantemente, barato y de buena calidad. Nos
fuimos al hotel a descansar. La tarde iba a ser larga de andar, muy larga.
Había que descansar.
A las 4’30 estábamos de pie, en la
puerta del hotel. Cogimos el camino de Triana. Pasamos por el Puente de Isabel
II, ese puente que cuando se cruza has entrado en otro mundo, el trianero.
Distinto de Sevilla.
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Trina. Calle Betis |
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Al fondo, Triana |
Esa parte de la ciudad es muy bonita, pero ¿Triana? Triana
es diferente. Solo hay una palabra para definirla: Triana. No podía faltar una
foto a la calle Betis. Nos dirigimos a Pureza, a la sede de la Hermandad de la
Esperanza de Triana, a la ermita de los Marineros. A la hora de abrirla, a las
cinco de la tarde, hora torera, como no puede ser de otra manera en este lugar,
se abrió la puerta. La gente estaba esperando para ver las imágenes de la
hermandad.
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Ermita de Los marineros |
El templo consta de tres naves longitudinales y
paralelas, aunque al exterior se hace visible una sola crujía. Sobre el pórtico
de la capilla se encuentra la imagen de la
Inmaculada Concepción, tallada en barro cocido.
La nave central coincide en sus medidas con las
de la primitiva capilla. Se cubre con un artesonado neomudéjar procedente del
Colegio Villasís. El retablo mayor es barroco y procede del Convento de la Merced
de Osuna. En la parte central
del retablo se encuentra la venerada imagen de Nuestra Señora de La Esperanza
de Triana.
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Esperanza de Trina |
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Cristo de las Tres Caídas |
Al lado del Evangelio
se ha habilitado una nave más pequeña
acoge
la imagen del Santísimo Cristo de las Tres Caídas.
El lado de la epístola se abre otra
nave, en cuyo testero se levanta un nuevo retablo neobarroco dedicado a
San Juan
Evangelista.
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Ante la Esperanza de Triana |
Salimos de la ermita y nos dirigimos
hacia el puente y en un bar cercano nos sentamos a tomarnos un café y un dulce,
que le apetecía a mi señora. Había que coger energías. Por la calle San Jacinto
llegamos hasta el cruce con Pagés del Corro, viendo la entrada de la Capilla de
la Estrella, cerrada a estas horas; seguimos y nos dimos de bruces con el ficus
enorme del colegio San Basilio, con ese mosaico dedicado a la Virgen del Rocío,
maravilloso.
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Mosaico de la Virgen del Rocío |
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Capilla de La Estrella |
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Ficus de San Jacinto. |
Andando, andando, llegamos al final de la calle y doblamos a Ronda
de Triana. Giramos hacia la derecha y con tranquilidad, con mucha tranquilidad,
llegamos andando hasta la iglesia de Nuestra Señora de la Salud.
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Iglesia de La Salud |
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Conjunto escultórico |
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"El Cachorro" |
En esta ermita se encuentra, quizá,
el Cristo más venerado y querido de Sevilla, “El Cachorro”. Siempre ha sido
trianero, siendo el origen de la hermandad la unión de dos corporaciones
trianeras: la del Santísimo Cristo de la Expiración y la de Nuestra Señora del
Patrocinio, con datos de 1589. Se le llama popularmente “el Cachorro”, porque
dice la leyenda que el escultor escogió para su imagen la cara de un gitano
conocido con ese apodo, y en una reyerta, cuando moría, esculpió su cara de esa
forma magistral. Hasta 2005 no permitió la salida de mujeres vestidas de
nazarenas. La iglesia tiene el título de Basílica menor otorgado por Benedicto
XVI. Sale el viernes santo con uno de los recorridos más largos.
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En La Salud |
A la salida. Cogimos un taxi, que
nos desplazó hasta la calle Resolana, en busca de la Esperanza Macarena.
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La Esperanza Macarena |
La obra fue llevada a cabo por el arquitecto sevillano Aurelio Gómez Millán, y se trata de un edificio de una sola nave con
capillas laterales. El templo
obtuvo la dignidad de Basílica Menor por una bula de 12 de noviembre de 1966 concedida por el papa Pablo VI, siendo de este modo el primer templo sevillano en
ostentar esta dignidad. (Wikipedia).
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Arco y Basílica de la Macarena |
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Retablo altar mayor |
El retablo, neobarroco, alberga la
Esperanza Macarena, anónima del siglo XVII o principios del XVIII. Tiene una
altura, el retablo, de unos 12 metros, con dos cuerpos y un ático que alberga
alegorías de las tres virtudes teologales.
Enfrente se encuentra el Hospital de las
cinco Llagas, convertido en un faraónico Parlamento de Andalucía. Para lo que
hacen, podría convertirse en cualquier otra cosa de más utilidad que la que
tiene actualmente. Una foto para la posteridad, aunque no soy muy partidario de
estas fotos.
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Parlamento de andalucía |
Cruzamos de nuevo a la Basílica y nos dirigimos hacia la
iglesia de San Gil. Del siglo XIII o casi reconquistada la ciudad por Fernando
III el Santo. Tiene restos de una mezquita en la base de la torre y en la capilla
del Sagrario. Es de estilo gótico-mudéjar, aunque bastante reformada en siglos
posteriores. Su mayor restauración fue después de la guerra civil, pues fue
saqueada y quemada. No la puede visitar por dentro, por encontrarse cerrada en
la visita. Fue sede de la Macarena hasta mediados de 1949, cuando se hace la
Basílica de ésta. Es Bien de Interés cultural y catalogada como Monumento.
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Iglesia de Santa marina |
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El Resucitado de Santa Marina |
Seguimos por la calle San Luis y nos
encontramos a la altura de calle Macasta con la iglesia de Santa Marina. Una de
las más antiguas de la ciudad, data del siglo XIII, en gótico-mudéjar. En su
exterior consta de tres portadas: la principal es de piedra y tiene ocho arcos
ojivales, con esculturas variadas. La portada del muro del Evangelio es un arco
ojival con poca decoración y la de la epístola consta de tres arcos apuntados.
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Nave Central |
Tiene un ábside ochavado y ventanas
ojivales geminadas. La torre es mudéjar de planta cuadrada y construida con
ladrillo.
En el interior se observan tres naves.
La central es la más amplia tanto en altura como en anchura. Se cubre el centro
con alfarje. El Cristo Resucitado procesiona en la Semana Santa sevillana.
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Iglesia de San Luis |
Seguimos la calle San Luis y llegamos,
no podía ser de otra manera a la iglesia de San Luis. Es un ejemplo
característico de la arquitectura barroca del siglo XVIII. Tiene una fachada
retablo, alternando la piedra y el ladrillo; tiene dos torres octogonales. El
segundo cuerpo de la fachada tiene columnas salomónicas y en la parte superior
el escudo de España.
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Interior de San Luis |
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Cúpula de San Luis |
El interior es una planta de cruz griega, con
una espléndida cúpula; quizá la más espléndida y bonita de toda Sevilla; en las
bases de las columnas se encuentran las grandes virtudes, (castidad,
obediencia, oración, humildad y pobreza). Lo más importante es el retablo mayor
y los retablos de los santos jesuitas de un barroquismo magnífico.
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Torre de San Marcos |
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San Marcos |
La tarde se nos estaba echando encima;
el cansancio comenzaba a hacer mella en nuestros pies y piernas y estábamos
necesitando un descanso para tomar alguna cosa. Decidimos seguir, hasta ver, en
la misma calle la iglesia de San Marcos. De estilo gótico-mudéjar; es la menos
castigada en el tiempo. De planta rectangular, la nave central es de techo
ochavado con bóvedas de ladrillo. Apenas tiene decoración interior, pintada de
blanco, destacando un San Marcos obra de uno de los discípulos de Juan de Mesa.
Del exterior destaca su extraordinaria
fachada y la torre situada a la derecha. Es de estilo gótico, en piedra y con
arquivoltas; es sin duda, una de las portadas más interesantes de Sevilla. La
torre tiene ventanas germinadas, parecidas a la de Omnium Sanctorum y a la
Giralda, corresponde al alminar de la antigua mezquita que había en su lugar.
Es Bien de Interés Cultural y Monumento desde 1931.
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San Marcos trasera |
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Cristo yacente |
Por la calle Bustos y después, Tavera,
llegamos a Santa Catalina; la noche comenzaba a echarse en las calles y la luz
tenue de las luces callejeras daba un aire triste a las calles; apenas había
gente por estos lugares. Santa Catalina es Monumento nacional desde 1922 y es,
como la mayoría de las iglesias sevillanas antiguas, de estilo gótico-mudéjar,
del siglo XIV. Aún conserva parte del mirhab y del alminar. La portada gótica
procede la iglesia de Santa Lucía, destruida en el XIV y trasladada aquí,
tapando la antigua mudéjar. De esta iglesia sale el Jueves Santo, La
Exaltación.
Por calle Gerona llegamos a la puerta
del Palacio de las Dueñas, ya cerrado a cal y canto. Mi mujer se hizo una foto
por aquello de demostrar el lugar visitado.
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Palacio de Las Dueñas |
Continuamos hacia el Convento del
Espíritu Santo.
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Convento del Espíritu Santo |
La hora que era, las 8’30 aproximadamente hacía que el templo
estuviera cerrado. Una foto nocturna nos queda de nuestra presencia en su
lugar.
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La Encarnación, nocturna |
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"Las setas"de la Encarnación |
Desde aquí, por calle Regina llegamos a
la Plaza de la Encarnación, la de “las setas”. Una cerveza fresquita viendo la
animación en el lugar, mientras descansábamos nuestros maltrechos pies. La
visitaríamos al día siguiente, despacio, junto a la Iglesia de la Anunciación.
Por Vía Larana y Plaza de la Magdalena llegamos al hotel donde nos hospedábamos.
Eran las nueve de la noche. Una ducha tranquila, un cambio de ropa y por la
calle Zaragoza nos fuimos a cenar a un restaurante, El alabardero. Buena cena y
buen precio. De vuelta al hotel, descanso y a dormir. Nuestro primer día, o
mejor, tarde, había terminado con nosotros y con nuestros cansados pies. Había merecido
la pena.
Cándido T. Lorite
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