Salimos del
hotel temprano. El desayuno nos esperaba fuera del mismo. Dirigimos nuestros
pasos por calle S. Patronas hacia calle Adriano y en el bar situado a las
espaldas de la Maestranza nos desayunamos bien y fuerte. Una buena tostada, con
zumo natural. Lectura de la prensa y despacio, saboreando la mañana de Sevilla,
con poca gente en las calles, nos adentramos por G. de Vinuesa a la Catedral de
Sevilla.
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La plaza más "pequeña" |
Sin gente en los alrededores, sobre
turistas en tropel y estudiantes maleducados, que también los hay, nos
dirigimos hacia la Plaza Virgen de los Reyes.
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Plaza Virgen de los Reyes, temprano |
Solitaria, limpia, aseada con el
agua de la mañana, disfrutamos de la vista de la misma, sin interferencias. Nos
hicimos fotos raras de tomar, sin nadie alrededor. De camino, le enseñé a mi
mujer la considerada plaza más pequeña del mundo; la que se encuentra detrás de
la iglesia de Santa Marta. Tiene tres casas, los números 1, 2 y 3.
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Reales Alcázares |
Paseando y hablando, sin prisas, nos
dirigimos hacia los Reales Alcázares de Sevilla. Habíamos sacado las entradas
con antelación y nos quitamos las colas; entramos directamente. No teníamos
prisa en verlo.
En el año 713 la ciudad es
conquistada por los árabes y construyen este alcázar, como residencia desde
720. En el año 1240, reconquistada la ciudad, vive aquí Fernando III,
convirtiéndose desde entonces en residencia de los reyes de España. Aún hoy,
los Reyes de España la utilizan cuando van de visita a la ciudad; incluso
grandes personalidades. La UNESCO declaró el conjunto de palacio y jardines
patrimonio de la Humanidad en el año 1987.
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Portada de Pedro I |
Andando con tranquilidad por sus
salas y galerías, decoradas con bellos azulejos y con techos mudéjares de
alfarjes realmente preciosos, se llega al Patio de las Doncellas, patio
principal del Palacio y obra maestra del arte mudéjar andaluz. A su alrededor
se encuentran la Sala de los Reyes, la Sala de Carlos V, con grandes tapices de
Bruselas, el Salón del Emperador con azulejos del siglo XV y el más que famosos
Salón de Embajadores.
Expliquemos un poco lo que hemos
visto. Lo primero que nos encontramos fue la portada del Palacio de Pedro I,
construido sobre construcciones anteriores. El interior se estructura en torno
a dos núcleos, el Patio de las Doncellas, en torno al cual giraba la vida
oficial y otro, el Patio de las Muñecas, dónde se hacía la vida privada.
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Patio de las Doncellas |
En la fachada nos encontramos la
puerta con marco adintelado y adornado con atauriques. Sobre el dintel hay una
franja de arcos polibulados ciegos con ventanillas y más arriba las ventanas
del palacio. Arriba del todo, en la portada, un tejaroz adornado con motivos
mocárabes y una inscripción:” el muy alto et muy noble et muy poderoso et muy conqueridor don Pedro
por la gracia de Dios rey de Castilla et de León, mandó fazer estos alcázares
et estos palacios et estas portadas que fue fecho en la era de mill et
quatrocientos y dos años"; y un friso que repite por ocho
veces el lema de los nazaríes:”Y no vencedor, sino Alá”
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Mi doncella, en su Patio |
El
Patio de las doncellas se encuentra entre en el centro del Alcázar.
Es un patio
de forma rectangular que presenta en la planta baja una serie de arcos
lobulados sobre dobles columnas de mármol y en la planta superior, una arcada
de medio punto sobre columnillas jónicas de mármol con balaustrada que fue añadida hacia
1540, bajo el reinado del rey Carlos V por
el arquitecto real Luis de la
Vega
En
1572, en época del rey Felipe II, se cambió la fisonomía del patio,
procediéndose a enlosar el mismo y colocándose una fuente en el centro.
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Habitaciones laterales |
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Habitaciones laterales |
En los
primeros años del siglo XXI, el patio ha recuperado la primitiva estructura que
tenía en los tiempos del rey Pedro I, configuración que ha supuesto la
desaparición de las losas del patio y su sustitución por una alberca que corre
a lo largo del mismo, rodeada por arriates rehundidos.
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Patio de Muñecas |
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Patio de Muñecas |
En tres
de los lados del patio se abren las habitaciones que componen la planta baja
del palacio. El cuarto de los lados está adosado al palacio de Alfonso X, por
lo que sólo presenta las galerías que cierran el patio.
A la
derecha del patio se abre La Alcoba Real, conocidas como dormitorios de los
Reyes Moros. Tiene dos salas, una abierta al patio, con celosías, es la sala
real, y la interior que constituía el dormitorio del rey en verano. Se
encuentran separadas por un triple intercolumnio.
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Conexión entre habitaciones |
Continuamos
con el Salón de Embajadores. Llamado de la media naranja, era la qubba y
centraba el ceremonial de la corte. Tiene su entrada por el lado menor del
Patio de las Doncellas y a través de un arco con grandes puertas, hechas por
carpinteros toledanos allá por 1366, hojas talladas en pino ataujeradas, con
inscripciones árabes en la externa y cristianas en la parte externa.
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Salón de Embajadores |
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Detalle Salón de Embajadores |
La sala es
cuadrada, de ahí su nombre árabe, qubba, con arquerías triples a los lados y
sostenida por columnas de diferentes colores. Tiene una bóveda semiesférica, de
1427; destacan los paños alicatados que se rompen con los balcones construidos
en 1592. En la parte superior hay una galería de retratos de reyes españoles
desde Recesvinto a Felipe III. A ambos lados se encuentran salas decoradas con
frisos de yeserías.
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Cúpula del Salón de Embajadores |
Salón
de Carlos V. Aquí destacan los medallones del techo, con medallas y escudos imperiales, de la mejor
muestra renacentista del palacio.
Encontramos
también el Patio de las Muñecas, cuyo nombre se debe a las pequeñas figuras
visibles en muchos de los arcos; tiene una bellísima ornamentación de azulejos
y arabescos de estucos. Es costumbre intentar descubrir el máximo número de
caras; se dice que trae suerte el descubrirlas por uno mismo, sin ayuda. Hay
columnas y capiteles procedentes del palacio de Medina Zahara en Córdoba.
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Entrada Salón Carlo V |
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Detalle arcos
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El palacio
tiene otras estancias, largas de enumerar aquí, que es una visita particular. A
destacar: El Salón del techo de Felipe II; el Palacio Gótico; el Patio del
Crucero; la Capilla; la Sala gótica o de las fiestas; El Salón de Tapices. Aquí
nos detendremos un poco; los tapices que aquí se encuentran se trajeron después
de la construcción realizada tras el terremoto de Lisboa.
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Sala gótica |
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Tapiz de su sala |
Representan los
tapices la Conquista de Túnez por el emperador Carlos I; son de origen
flamenco. Pertenecen al Palacio Real y son parte del Patrimonio Nacional. Se
exponen aquí desde el año 1740.
Y
llegamos a LOS JARDINES
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entrada a jardines |
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Subida a estanque de Mercurio |
Los
jardines suponen una parte fundamental del Alcázar. El paseo por los diferentes
espacios constituye uno de los placeres más agradables que hay en Sevilla, pues
se juntan caracteres árabes, renacentistas y modernos. Están dispuestos en
terrazas, con multitud de naranjos, palmeras y pabellones donde hay tranquilidad
y donde se puede descansar, sin oír siquiera el ruido incesante de la ciudad
situada a escasos metros.
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Estanque de Mercurio |
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Jardín de Vega- Inclán |
Hay con
muchos nombres: Estanque de Mercurio, Jardín de la Danza; Jardín de Troya;
jardín de la Galera; Jardín de las Flores; Jardines del Príncipe; Jardín
inglés; Jardín del Marqués de la Vega Inclán; Jardín de los Poetas. Todos
ellos, alegres, con agua, con quietud y paz, para su disfrute. Para pasearlos
sin prisas, pero sin pausa; para descansar; para oler; para ver; en definitiva,
jardines hechos para el deleite de las personas. Antes de aquellas épocas,
ahora de éstas. ¿Quién, de visita, no se ha hecho una foto en el Estanque de
Mercurio?
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Jardín moderno |
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Jardín |
¿O no ha entrado en el laberinto? ¿O no se ha sentado en el jardín de
Vega Inclán? Todos y cada uno de ellos tiene un algo especial que los hace,
iguales, pero totalmente diferentes al mismo tiempo.
Se sale
del Alcázar por el Apeadero y Patio de Banderas. El primero tiene una fachada
al segundo rematada con el escudo de Felipe V.
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Peadero, Patio y Giralda, al fondo. |
El Patio es una gran plaza,
llamada de banderas, porque aquí se colocaban las banderas de los reyes o
grandes señores que señalaban su presencia en Palacio, funcionando al mismo
tiempo como Plaza de Armas.
Cuando
salimos del palacio nos dimos cuenta del tiempo que habíamos estado en su
interior, casi tres horas, que se nos hicieron cortas, aunque cansadas.
Nos fuimos
hacia la Catedral, pero eso es para otra entrada.
Cándido
T. Lorite
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