miércoles, 22 de enero de 2014

MONTERIGGIONI 3-11-2013

Situado en el extremo norte de su término municipal, Monteriggioni ocupa la cima de una colina desde la que domina las laderas plantadas de olivos y vides.
        
Pila bautismal, medieval

Sta. María de la Asunción
    El castillo fue fundado en la segunda década del siglo XIII por la República de Siena, con el objetivo principal de crear un puesto de observación y de avanzada defensiva contra el rival de Florencia. Durante siglos, el acuerdo tuvo lugar en medio de la función para la que fue creado, rechazando cada vez que un gran número de asedios y ataques. Habitada por guarniciones de soldados, sino también por muchísimas familias, su función militar bajó a menos de la mitad de sus efectivos a mediados del siglo XVI, cuando todo el estado de Siena, del que era parte Monteriggioni, fue anexionada a la florentina.
Sistema de agua potable medieval
            Monteriggioni aún conserva la mayor parte de las estructuras que tenía en el siglo XIII y se configura como un lugar único en el paisaje de las ciudades medievales de La Toscana.
Torre de la muralla

Plaza de Monteriggioni
Sus paredes, sus murallas de forma redonda, que abarca la parte superior de la colina con un desarrollo lineal de unos 570 metros y equipado con catorce torreones que sobresalen de su superficie.
            Su tamaño tenía que ser muy importante en la Edad media, tanto como para sugerir a Dante una comparación o símil con los Gigantes colocados en el Infierno de su Divina Comedia: “…sin embargo, como en su ronda/ Monteriggioni se corona con torres/ para que la orilla alrededor de la fosa/ torregiovan persona media/ horribles gigantes..” de Dante Infierno, c. XXXI, versos 40-44. El pueblo en el interior de sus murallas, al que se accede a través de dos puertas, se organiza en torno a una plaza rectangular. Sobre la que se alza la iglesia de Sta. María de la Asunción,
Entrada a Monteriggioni

Salida de Monteriggioni
sin duda el edificio que mejor conserva su época medieval, aunque todo el pueblo conserva, con sus calles estrechas, hogares que conservan su tradición medieval.
            En realidad, Monteriggioni no deja de sorprender continuamente al viajero.

            Cándido T. Lorite


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