miércoles, 14 de marzo de 2012

VIAJE A ROMA: 5º DÍA

















Amaneció el domingo día 20 de noviembre. Habíamos descansado lo suficiente para abordar el tremendo día que nos esperaba. La cuestión no estaba solamente en Roma, estaba en el aeropuerto y en la vuelta a Bailén. Un día realmente largo y cansado. Pero vamos al día.
Nos levantamos, como de costumbre, bien temprano. A las 7’30 ya estábamos desayunando: Había un enorme revuelo en el comedor ya que una excursión de japoneses salían hacia su tierra y aquello era un guirigay. Desayunamos fuerte y cogimos el autobús en la Plaza Cinquecento, el H40, que nos dejó en Largo Argentina. Allí cogimos el tranvía nº 8 que nos dejó en el Trastevere, en la Plaza Mastai. Había poca gente por la calle. Cogimos la Via de San Francisco a Ripa y llegamos hasta la Plaza del Trastevere. Nos dimos de bruces, nada más entrar en la plaza, con la Iglesia de Sta. María del Trastevere. Es el monumento más importante y popular de este barrio de Roma; esta situada sobre una antigua iglesia de época paleocristiana, vinculada al Papa San Calixto II, siglo II, aunque el edificio actual es del siglo XII. Buena parte de los materiales utilizados son desecho de otros, como las columnas de la nave central, de las Termas de Caracalla. La obra más valiosa del templo son los mosaicos del ábside realizados en dos períodos distintos: principios del siglo XII y finales del siglo XIII, de Cavallini. Según el plano son muy importantes de ver. 1. Los frescos del ábside (6); 2. La Madonna della Clemenza, del siglo VI-VII (7); 3. Mosaico de las Vírgenes y el atrio, (1,2). Un café con leche y un bollo para tomar fuerzas y subir hasta San Pedro in Montorio, callejeando por el Trastevere.
Por Via della Paggia llegamos hasta Via Garibaldi; todo cuesta arriba, aunque el día se presentaba soleado, la mañana era fresca e invitaba al paseo tranquilo. Camino de la ilgesia nos encontramos con el monumento dedicado a los héroes italianos de las diferentes guerras. San Pietro en Montorio estaba cerca de una impresionante fuente con unas vistas de roma magníficas. Apenas había gente en la calle y eso nos daba tranquilidad para ver las cosas mejor, sin prisas y sin agobios.
La iglesia de San Pietro in Montorio fue construida en el siglo XV por orden del Rey Fernando el Católico. En el claustro adyacente se encuentra el Templete de Bramante, de planta circular. Está situado este templete en el lugar dónde marca la tradición que fue crucificado San Pedro. Felipe III construyó la fachada actual y en su interior se encuentra la capilla del marqués Raymondi, obra de Bernini. En los claustros de la ilgesia se encuentra instalada la Academia de España en Roma. Un paseo por el Gianicolo, jardines, nos relajó un poco. Bajamos, y nunca mejor dicho, por el gran desnivel que existe, hacia la Iglesia de San Francisco a Ripa, famosa porqu en ella se alojó San Francisco de Asís en 1219. Tiene una estatua de Bernini, dedicada a la Beata Ludovica Albertoni en éxtasis, muy parecida a la de Santa Teresa. Está también la tumba del escultor Alberto de Chirico. Andando por Via Alicia y Via Madonna dell Orto desembocamos en la iglesia de Sta. Cecilia in Trastevere.. La iglesia fue edificada sobre el lugar donde fue martirizada, en el siglo III, esta popular santa romana, patrona de los músicos. Existen unas excavaciones, visitables, de una casa romana; probablemente la de Valeriano, marido de Sta. Cecilia. Por desgracia, la iglesia altomedieval se encuentra alterada por la decoración fría del siglo XVIII, obra del Papa Pascual I. tiene varios puntos de interés: El mosaico del ábside, del siglo IX; el ciborio sobre el altar, del siglo XIII; la impactante estatua de Santa Cecilia de Maderno, de 1600, situado bajo el altar y los espectaculares frescos del Juicio Final de Cavallini, para los que hay que sacar una entrada especial y se pueden ver desde las 12 de la mañana en domingo, después de la misa.
Salimos al Tíber y por Lungote Via Ripa llegamos hasta el mercadillo de Porta Portese. Un mercado de artículos de segunda mano, ropa, objetos antiguos. Como una especie de Rastro pero en Roma. El ambiente era tremendo por la cantidad de gente que se encontraba en este lugar. Nos dimos un paseo, lo más rápido que pudimos por lo extenso que era y dejamos el lugar. Mi esposa se quedó con las ganas de comprar alguna cosa pero ya era tarde para nosotros y aún queríamos ver alguna cosa más. Cogimos el tranvía nº 3 que nos dejaría en Via Celio Vibenna, en un montículo situado al lado del Coliseo.
Como no podía ser de otra manera, la visita a Roma tenía que terminar en el Coliseo. Además era domingo, la Via dei Fori Imperiali estaba cerrada al tráfico y el inmenso gentío deambulaba por la zona, ocupando todos los espacios disponibles. Era increíble el ambiente. No podíamos terminar nuestra visita a Roma de una manera menos especial que ésta. Nos hicimos algunas fotos más con el Coliseo a nuestras espaldas. Cogimos el metro y nos dirigimos a Termini. Era la hora de comer, descansar un poco y esperar la llegada del coche que nos trasladaría hasta el aeropuerto.
Parecía que las anécdotas iban a terminar, pero aún quedaba una más. Cuando nos íbamos del hotel, el encargado me preguntó si llevaba todo, le digo que sí y entonces me muestra las llaves, tanto del coche como de la casa de Bailén. Si no nos la hubiera dado, Diego hubiera tenido que ir a Madrid a recogernos en su coche, con las otras llaves de repuesto. En fin, otra anécdota más que contar en este viaje, que ha tenido unas pocas. Llegamos al aeropuerto y allí, tuvimos que esperar más de una hora de retraso, porque el avión que nos tenía que trasladar a Madrid no estaba preparado. En fin, nadie protesta, excepto yo.
Las maletas en el aeropuerto de Madrid, como de costumbre, las ponen en la cinta antes de que los viajeros lleguen de la terminal a la misma. El problema surgirá en el momento en que un viajero pierda, por robo, las maletas porque no ha corrido lo suficiente por los pasillos del aeropuerto de Madrid. Una pena. Cogimos el coche y despacio nos dirigimos hacia Bailén. Por el camino, nos enteramos de la victoria del PP en las elecciones generales.
Llegamos a Bailén hacia las 12’30 de la noche. Estábamos en nuestro hogar, dulce hogar.

Cándido T. Lorite

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