viernes, 13 de agosto de 2021

GUADALUPE, CÁCERES

 




 

            El último día en Cáceres recibimos un correo electrónico de Civitatis; nos decía que, debido al cierre perimetral de Trujillo, podíamos anular o hacer la visita que teníamos con ellos el día 18 a las 20 h. Lo hablamos y decidimos, mandarle otro correo, indicándoles que no íbamos a parar en Trujillo. Nos pusimos telefónicamente el día 18, nada más levantarnos, con el hotel dónde íbamos a estar y le indicamos lo hablado con Civitatis. Aunque no les gustó la idea y trató de convencernos por tener la pauta completa de vacunación y que no tendríamos problemas para entrar y salir de Trujillo, le dijimos que no iríamos y que nos dirigíamos directamente a casa. Ambos, sin problema alguno, nos devolvieron el importe íntegro de la visita y de la estancia en el hotel.

           


Desayunamos y nos dirigimos hacia Guadalupe. El trayecto es bastante complicado, con multitud de radares, con lo que no había más remedio que seguir a las velocidades indicadas; aparte que la carretera era un sinfín de curvas y recurvas, con alguna que otra “recta” de 100 metros que nos permitía correr a un máximo de 90 km/h. El resto, entre 30 km y 60km. Echamos dos horas para llegar a Guadalupe. Pero la cara de mi mujer cuando vio la fachada del Monasterio mereció la pena.

            Eran las 12 h y había misa mayor en el monasterio. Decidimos ver el claustro, la Sala Capitular y todo el entorno del Monasterio. Pagamos la entrada y una guía oficial nos explicó, aunque no muy allá, los datos más interesantes del monasterio y el claustro.



            La visita comienza precisamente el bello claustro de los Milagros, de estilo mudéjar, construido entre finales del siglo XIV y principios del XV. Este era el lugar para paseo, lectura y encuentro. Tiene dos plantas con arcos de herradura en la inferior y herradura apuntada en la superior, siendo esta última la de las habitaciones; en el centro, un templete gótico mudéjar realizado con barro cocido y decorado con azulejos, con una fuente muy al estilo islámico.




(Nota como las fotos en el interior del monasterio estaban prohibidas, excepto en el claustro, las imágenes mostradas son tomadas de internet).

            En la Sacristía destacan 8 cuadros del gran pintor Zurbarán en las paredes. La Sacristía termina en la capilla de San Jerónimo, que tiene un retablo sobre el cual está el famoso cuadro La apoteosis de San Jerónimo; del techo cuelga una lámpara turca de bronce, regalo de Felipe II a la Virgen por ganar batalla de Lepanto.



            La Capilla de S. José Contiene reliquias de mártires y santos, así como trozos de manto para la Virgen, uno de ellos bordado por Isabel Clara Eugenia (hija de Felipe II). También está la Corona Rica de la Virgen y muchos objetos donados, como la mesa del centro, regalo de Felipe II también.

La visita termina con la sala de los Libros Miniados, para el canto en el coro y la de Ornamentos, antiguo comedor.

Puerta-Arco de Sevilla (internet)

Plaza de los Tres Chorros (internet)

Salimos y visitamos algunos sitios y, andando nos dirigimos hacia una panadería, que resultó igualmente una tienda de embutidos. Compramos algunas cosas y hacia las 3 de la tarde, cogimos el coche y nos fuimos hacia Bailén. Por Ciudad Real y Manzanares, después de casi 4 horas de viaje, llegamos a Bailén. El viaje había terminado, aunque la vuelta se nos hizo larguísima hasta llegar a la autovía. Llegamos al hogar, dulce hogar.

Cándido Lorite

viernes, 6 de agosto de 2021

CÁCERES. SEGUNDO DÍA

 

 

Desayunamos bien, porque el día iba a ser duro. Amaneció un día de mucho calor y nos aprisionamos de agua fresca para nuestro termo frío.




Continuamos en el lugar donde nos quedamos el día anterior, en el Arco de la Estrella, por su calle pasamos a Plaza de Santa María y aquí vimos la casa de los Golfines de Abajo. Construido en el siglo XV y principios del XVI. De origen gótico y con fachada plateresca.
La fachada es de gran interés artístico, consta de una puerta principal de arco de medio punto con dovelas. Por encima, a ambos lados, nos encontramos por un lado el escudo de los Golfines (torres y lises) y por otro el de los Álvarez (León).

 Por debajo de la ventana destaca el escudo de los Golfines, sujeto por dos angelitos, con la inscripción “Fer de Fer” (sin descifrar) a sus pies; y por encima de ella, el escudo de los Reyes Católicos, rematado por una corona real y una cruz. Todos estos elementos están rodeados por un alfil tributado. (Turismo Cáceres).

Por la calle Cuesta de la Compañía llegamos a la Plaza de S. Jorge que sorprende al visitante por su retablo pétreo compuesto por la iglesia de San Francisco Javier, construcción barroca del siglo XVIII y el convento de la Compañía de Jesús del mismo siglo y actual Palacio de Exposiciones de S. Jorge.



En su margen derecho se encuentra la Casa de los Becerra, de estilo gótico, obra del s. XV, con una portada de medio punto en cuya fachada descansan los emblemas de las familias Paredes, Ribera, Becerra y Orellana. Las escaleras de subida hasta Plaza de S. Mateo y plaza de Las Veletas se hicieron largas. El sol apretaba, aunque estábamos en sombra.






Dichas plazas son un regalo para la vista de los amantes de la historia. Torre de Las Cigüeñas, iglesia de San Mateo, Convento de San Pablo y Museo de Cáceres, Un descanso al final de las escaleras, al pie de la torre nos dejó un grato sabor de boca y, sobre todo, un aire fresco que el cuerpo agradeció. Ambas iglesias estaban cerradas, cual costumbre es, pero no así el Museo de Cáceres, hacia donde nos dirigimos. En el interior de este museo se encuentra los aljibes subterráneos, que se alimentan del agua de lluvia. Es uno de los aljibes musulmanes más grandes y mejor conservados de la Península Ibérica y formaba parte de la alcazaba almohade situada en la parte alta del cerro donde se asentaba la ciudad de Cáceres.  se encuentra bajo el claustro del Palacio de Las Veletas. El museo tiene una importante colección arqueológica que recorre desde el Paleolítico hasta la época romana y el arte visigodo. También tiene dos grandes secciones de etnografía y bellas artes.


Salimos al Barrio Judio por la calle barrio de San Antonio, hacia abajo y girando a la izquierda, llegamos a la ermita de San Antonio. Fue una antigua sinagoga judía, originaria del siglo XV y restaurada en 1975.



Tiene tres arcos y una escultura dedicada a San Antonio de Padua. Aquí se daba “el pan de los pobres”. Y, como todo lo que se baja hay que subirlo, comenzamos a subir calles empinadas y escaleras, muchas escaleras y pasando por el Callejón de don Álvaro, un trozo del cual se encuentra “lleno” de huesos, llegamos a la calle Ancha. Y aquí, comencé a darme cuenta de una cosa. Comenzó a darme un golpe de calor.

Conociendo los síntomas, me senté en la esquina con Plaza de San Mateo y bebí agua a sorbos, esperando que el sudor aflorara a mi cuerpo. Sombra, agua y descanso, nos permitieron continuar la visita, aunque sentía que el cuerpo ya no era lo mismo que cuando me levanté.



 Llegamos por calle San Pablo hasta la iglesia de Santa Clara. De ella sólo obtuvimos unas fotos, pues estaba cerrada. El Convento fue fundado por Dª. Aldonza Torres Golfín, de quien luce su escudo en el ángulo izquierdo de la fachada, y se encuentra situado extramuros del recinto amurallado. Fue construido entre los siglos XVI y XVII en estilo barroco manierista. De su fachada destaca la portada, obra de Juan de Villoldo y Álvaro García, y rematada en un frontón partido con la imagen de San Francisco en una hornacina, a cuyos lados pueden verse los escudos con las armas de los Golfín, Torres, Paredes y Ribera. (Fundación Santa Clara). Volvimos atrás y por calle Ancha, pasamos por delante del Parador de Cáceres.

Continuamos hasta San Mateo y por calle Orellana,


llegamos a la casa del Sol o Soles, ésta casa es del s. XV, gótica; lo más destacado es la puerta de medio punto coronada por el escudo de los Solís, formado por un sol con rostro humano. En la parte izquierda o lateral se observa el mismo rostro, pero con un rictus de tristeza.  Los Golfines de Arriba, pertenece a una rama distinta de los de Abajo.

Tiene una torre almenada, debido a que se encontraba en la parte amurallada de la ciudad. y a la Casa Mudéjar de la Cuesta de Aldana y de aquí, al Arco de Santa Ana. Continuamos por el adarve de Santa Ana hasta la Plaza Mayor.


El golpe de calor no se me había pasado y eso que ya me había bebido, a sorbos, un litro de agua. Nos sentamos a la sombra, pero el aire caliente que soplaba, hacía que, a cada momento me encontrara peor. Así que buscamos un restaurante con aire acondicionado y allí nos fuimos. Pedimos el menú del día, muy buen en relación calidad-precio, pero yo ya no estaba para comidas. Comimos y nos dirigimos al hotel, por suerte muy cerca. Una ducha templada y una siesta de casi tres horas, me dejaron como nuevo.

A las 20 horas teníamos un tour por Cáceres y sus leyendas y allí nos dirigimos. Volvimos a visitar de nuevo los mismos lugares que vimos por la mañana, aderezados por leyendas del Cáceres monumental y medieval; entretenida la visita Lo más interesante fue ver la ciudad de noche y hacer algunas fotos nocturnas. La visita terminó bajando por la Plaza de Las Peñuelas al Foro de Cáceres, con una fuente de ocho caños.

Ya en la Plaza Mayor nos tomamos una cerveza muy fresquita, con tapa, eran las 12 de la noche y nos fuimos a descansar. El día había sido muy intenso, demasiado.

Cándido Lorite

lunes, 2 de agosto de 2021

CÁCERES. primer día

 




            Salimos de Plasencia hacia Cáceres sobre las 1030 h, sin prisas. En ¾ de ora estábamos en el hotel, cogiendo habitación y saliendo hacia la ciudad Patrimonio de la Humanidad. Nos dirigimos hacia la Oficina de Turismo, un mapa y ¡andando!  Teníamos que recorrer una ciudad que ya habíamos visitado a poco de conocernos y había ganas de recordar esos momentos mágicos de la primera vez.

           


Nos dimos una vuelta hasta S. Francisco Javier y como empezaba el calor decidimos bajar a la Plaza mayor. En un bar con sombra, el Tal Cual comimos muy bien, con cerveza muy fresquita y buena relación calidad-precio. A esa hora, 14’30h hacía un calor tremendo, así que al hotel; buena siesta al aire acondicionado y a la tarde, vuelta a salir. Pagamos una guía-en grupo- para el sábado por la noche; una visita por la ciudad a las horas de las brujas; de noche. Seguimos la ruta trazada por mí antes de salir de viaje y cogimos por Arco de La Estrella, la entrada a la ciudad monumental. Es la principal puerta de entrada al recinto amurallado desde el siglo XV, servía de paso de carruajes hacia la Plaza Mayor. En la parte externa está el escudo de Cáceres y en la interna, un templete con la imagen de la Virgen de La Estrella.

Por la calle del mismo nombre llegamos a la Plaza de Santa maría y aquí, la Concatedral, el palacio Obispal, el Palacio de los Ovando y la Casa del Mayorazgo. Por partes, la Concatedral, abierta a esa hora, por 6 euros los dos, entramos a la misma.

El templo está construido en sillería dorada y el exterior destaca por la sobriedad típica de la arquitectura medieval española. Entre los espacios más destacables de la Concatedral de Santa María de Cáceres están las dos portadas del templo. La principal, y más característica que da acceso desde la Plaza Mayor, se sitúa en el lado del Evangelio y es singular su arco apuntado gótico, correspondiente a finales del siglo XIII y principios del XIV.



Una vez dentro, la Capilla Mayor. El retablo mayor de esta capilla es una de las joyas del templo y del renacimiento español, elaborado en madera de cedro y roble. A los pies del templo se eleva la tribuna del coro. Aquí se encuentra el Cristo Negro, de gran devoción en la ciudad y con su propia leyenda.

Salimos y nos encontramos en la esquina con la escultura de S. pedro de Alcántara. Aunque la cabeza no es la del santo, que no se conoce tal cual, pues es la cabeza del escultor que la hizo. Es la costumbre tocar o besar los pies; de ahí la frase: “Llegar y besar el santo”. Ambos lohicimos, como es costumbre.

A la derecha se encuentra la casa de los Ovando. De estilo renacentista fue construida en 1519 y reformada en el s. XVIII, tiene la portada en arco de medio punto, con arquivoltas y pilastras en alto relieve sobre plintos.



En los ángulos del arco, se pueden ver dos medallones con las figuras de Hernando de Ovando y su esposa Mencía de Ulloa, por encima, en el friso se lee la inscripción “Aetea iustorum memoria” rematado en sus extremos por figuras de niños. En el centro, un óvalo con el escudo de Ovando-Ulloa y en la parte superior, en esgrafiado, un águila con escudo bajo corona, que perteneció a Dª Leonor de Ovando y Vera, autora de la reforma. En el extremo derecho, se encuentra una torre sobre la que destaca una ventana en arco conopial, con adornos simulando calados en la piedra.
En la parte izquierda de la fachada, se ven los restos de una torre, que dejó de construirse en 1480, por contravenir las ordenanzas.

 Al lado el Palacio del Obispado, La parte más antigua de este palacio data del siglo XIII, y la más moderna del siglo XVII. Tiene fachadas renacentistas y góticas en las laterales. Dentro del conjunto, se pueden distinguir dos medallones con figuras de lo que parecen dos indios americanos y dan idea de la participación de la región en la colonización de América. La fachada trasera, orientada hacia el adarve de la Estrella, del siglo XVI, perteneció a la entrada principal del seminario de San Pedro, edificado fuera de la muralla. En su reconstrucción, se trastocaron dos letras muy parecidas en la inscripción de la parte superior de forma que se lee


Calarza y Goria, en vez de Galarza y Coria. Dice la leyenda que lo hizo el cantero, debido a que el Obispo Galarza no le pagó el salario establecido. Y, por último, la Casa del Mayorazgo
. En la fachada derecha del palacio, por la calle del arco de la estrella también nos encontramos un portón con arco apuntado, del siglo XVI, y que porta un escudo muy antiguo de Mayorazgo, de los tiempos de Alfonso XI. Otro escudo podemos encontrarnos de esquina con la plaza, de Catalina Enríquez. Para empezar la visita no estaba mal la cosa.

 Justo enfrente, por la calle Tiendas y Plazuela del Socorro, salimos de la ciudad y nos fuimos extramuros, buscando la iglesia de Santiago; por calle Godoy llegamos a ella.


Se construyó en el siglo XIII y posteriormente se reformó en el siglo XIV, levantándose sobre los restos de un templo de la orden de los Fratres, originaria de la orden de Santiago. La parte romántica del interior coincidía con el tramo de la Capilla Mayor, y arranque de crucero. Tenía tres naves y tres ábsides. En la Capilla mayor está enterrado el fundador D. Francisco de Carvajal, Arcediano dePlasencia.


En el interior el elemento más destacado es el retablo mayor, de cuatro pisos, con escenas de la vida de Cristo y varios santos, obra de Alonso de Berruguete y sus discípulos (1570). Además, podemos encontrarnos con diversas imágenes de carácter religioso, como: la imagen del Cristo de los Milagros, Nuestra Señora de la Esclarecida, la Inmaculada Concepción, entre otras.




De aquí, volvimos hacia la Plaza Mayor; donde, en el Tal Cual nos estaban “esperando” con una cerveza muy fría y una media razón de embutidos ibéricos, que nos vinieron que muy bien.

Era tarde y el primer día había sido provechoso para la visita. Así que hotel, ducha y descanso. Era el día 16 de julio.

Cándido Lorite