El último día en Cáceres recibimos un correo electrónico
de Civitatis; nos decía que, debido al cierre perimetral de Trujillo, podíamos
anular o hacer la visita que teníamos con ellos el día 18 a las 20 h. Lo
hablamos y decidimos, mandarle otro correo, indicándoles que no íbamos a parar
en Trujillo. Nos pusimos telefónicamente el día 18, nada más levantarnos, con
el hotel dónde íbamos a estar y le indicamos lo hablado con Civitatis. Aunque
no les gustó la idea y trató de convencernos por tener la pauta completa de
vacunación y que no tendríamos problemas para entrar y salir de Trujillo, le
dijimos que no iríamos y que nos dirigíamos directamente a casa. Ambos, sin
problema alguno, nos devolvieron el importe íntegro de la visita y de la
estancia en el hotel.
Desayunamos y nos dirigimos hacia Guadalupe. El trayecto es bastante complicado, con multitud de radares, con lo que no había más remedio que seguir a las velocidades indicadas; aparte que la carretera era un sinfín de curvas y recurvas, con alguna que otra “recta” de 100 metros que nos permitía correr a un máximo de 90 km/h. El resto, entre 30 km y 60km. Echamos dos horas para llegar a Guadalupe. Pero la cara de mi mujer cuando vio la fachada del Monasterio mereció la pena.
Eran las 12 h y había misa mayor en el monasterio. Decidimos ver el claustro, la Sala Capitular y todo el entorno del Monasterio. Pagamos la entrada y una guía oficial nos explicó, aunque no muy allá, los datos más interesantes del monasterio y el claustro.
La visita comienza precisamente el bello claustro de los Milagros, de estilo mudéjar, construido entre finales del siglo XIV y principios del XV. Este era el lugar para paseo, lectura y encuentro. Tiene dos plantas con arcos de herradura en la inferior y herradura apuntada en la superior, siendo esta última la de las habitaciones; en el centro, un templete gótico mudéjar realizado con barro cocido y decorado con azulejos, con una fuente muy al estilo islámico.
(Nota
como las fotos en el interior del monasterio estaban prohibidas, excepto en el
claustro, las imágenes mostradas son tomadas de internet).
En la Sacristía destacan 8 cuadros del gran pintor Zurbarán en las paredes. La Sacristía termina en la capilla de San Jerónimo, que tiene un retablo sobre el cual está el famoso cuadro La apoteosis de San Jerónimo; del techo cuelga una lámpara turca de bronce, regalo de Felipe II a la Virgen por ganar batalla de Lepanto.
La
Capilla de S. José Contiene reliquias de mártires y santos, así como trozos de
manto para la Virgen, uno de ellos bordado por Isabel Clara Eugenia (hija de
Felipe II). También está la Corona Rica de la Virgen y muchos objetos donados,
como la mesa del centro, regalo de Felipe II también.
La visita termina
con la sala de los Libros Miniados, para el canto en el coro y la de
Ornamentos, antiguo comedor.
Puerta-Arco de Sevilla (internet) Plaza de los Tres Chorros (internet)
Salimos y
visitamos algunos sitios y, andando nos dirigimos hacia una panadería, que
resultó igualmente una tienda de embutidos. Compramos algunas cosas y hacia las
3 de la tarde, cogimos el coche y nos fuimos hacia Bailén. Por Ciudad Real y
Manzanares, después de casi 4 horas de viaje, llegamos a Bailén. El viaje había
terminado, aunque la vuelta se nos hizo larguísima hasta llegar a la autovía.
Llegamos al hogar, dulce hogar.
Cándido
Lorite