viernes, 30 de julio de 2021

PLASENCIA

 




 

            Volvíamos a Plasencia, unos 14 años después; y, luego de pasar año y medio casi encerrados por culpa de un gobierno nefasto y una pandemia mal llevada.

            Salimos muy temprano, porque era la primera escala de un viaje de cinco días por Cáceres y provincia. Una parada a mitad de camino, cerca de Mascaraque, en la autovía y de un tirón a Plasencia. Llegamos sobre las 11’15, nos alojamos en el hotel y nos fuimos con un mapa de la ciudad a visitarla. Lo más cercano eran las dos catedrales y hacia allí nos dirigimos. Pasamos de Puerta Talavera a calle Encarnación


y nos dimos de bruces con el lateral de la Catedral vieja, con sus enormes contrafuertes. La catedral llamada de Santa María es un claro ejemplo en todos y cada uno de sus detalles de la transición del románico al gótico. Iniciada a finales del XIII llega hasta el protogótico del XV. Destaca la Torre del melón, dónde se ubicaba la Sala Capitular. La Catedral Nueva se termina entre el gótico tardío y el renacimiento. En su coro se encuentran los sitiales de los Reyes Católicos y la Cátedra del Obispo.



            Hablar sobre las catedrales de Plasencia sería largo y prolijo. Así pues, las personas interesadas pueden dirigirse a Wikipedia o cualquier otra página y podrá ilustrarse sobradamente. Yo coloco algunas fotos del lugar.

            Pasamos a la calle Trujillo y en la Plaza de S. Esteban, una placita pequeña situada al lado de la Plaza Mayor, nos sentamos a darnos un merecido descanso; a la sombra de S. Esteban,

cerrada. De ahí nos trasladamos a la Plaza Mayor, donde comimos bien y barato, relación calidad-precio. Hora de descansar; el calor apretaba y nos fuimos al hotel, a descansar.

            Una siesta reparadora, después de andar y del viaje largo hasta Plasencia y vuelta a la calle. Subimos por calle Talavera hasta Plaza mayor y cogimos por calle del Sol hasta a la puerta de muralla del mismo nombre y dónde se encuentra una estatua ecuestre de Alfonso VIII,

fundador de la ciudad. Seguimos por calle Cruces, bordeando la muralla hasta llegar a Torre Lucía y a la plaza del mismo nombre. Un lugar tranquilo, desde el cual nos dirigimos hasta el acueducto, que no es romano, aunque lo parezca, sino medieval.




            Volvimos por Avda. Juan Carlos I, para llegar a la iglesia del Salvador y su postigo; al lado el convento de las carmelitas; volvimos un poco sobre nuestros pasos y por la calle Santa Ana, llegamos a la iglesia del mismo nombre; es del siglo XVI, desacralizada y cerrada al público. Por calle del Rey a la Plaza mayor y de ahí, callejeando llegamos a San Martín, muy deteriorada. Un convento de Capuchinos y otro de S. Ildefonso y habíamos visto, hacia las 21 horas, toda la parte norte de Plasencia. Dejamos para la mañana siguiente, antes de partir hacia Cáceres, la zona sur.


            Cenamos en la Plaza Mayor en El Globo, aunque no muy bien que digamos. Paseo tranquilo por la zona de las catedrales y vuelta al hotel. Ducha, descanso.

            Después del desayuno nos dirigimos por la Rúa Zapatería hacia la Iglesia y Plaza de San Nicolás. Sin lugar a dudas, el rincón, para nosotros más bonito de Plasencia. Por partes: San Nicolás nos la abrió amablemente el sacristán que nos explicó con detalle algunos de los t3esoros que encierra esta iglesia. Entre ellos una cúpula elíptica.


            La Iglesia de San Nicolas fue construida en el siglo XIII y es una de las primeras iglesias de la ciudad.



Destaca además de su factura tardo-románica o proto-gótica la belleza de sus retablos interiores, así como la lucerna que hay en la nave del evangelio (la de la izquierda según se mira al altar mayor).

          




  En el interior se diferencian tres naves, donde destacan las capillas de enterramientos de Fernando de Loaisa de mediados del s. XVI (lado de la Epístola), con bóveda de crucería estrellada y retablo sobre tabla de la Asunción de la Virgen, de 1561, de los artistas flamencos Juan de Flores y Jorge de la Rúa. La capilla del obispo de Coria, Pedro de Carvajal Girón, cubierta con cúpula elíptica de principios del siglo XVII y estatua orante del prelado realizada por el escultor portugués Andrés Francisco, natural deEntremoz.
La parroquia de San Nicolás de Bari tiene elementos románicos muy importantes, como las dos portadas y el campanario y una preciosa pila bautismal románica en su interior.

En esta plaza se encuentra el Palacio del Marqués de Mirabel, la iglesia de Santo Domingo y algo más a la izquierda, el Convento de San Vicente Ferrer, convertido en Parador Como digo uno de los lugares más bonitos de la ciudad. A esta hora de la mañana lo único que turbaba la tranquilidad y las fotos fueron los paraguas para el sol, colocados en la misma puerta, puro románico, de la iglesia; afea todo el entorno y sería de desear que el ayuntamiento le pusiera remedio.





Volvimos al hotel, cogimos el coche y nos dirigimos hacia Cáceres; pero eso es otro momento del blog de viajes.

Cándido Lorite

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