Este
puente de Todos los Santos marché con mi mujer a Almería. Disfruté de la compañía
de mi familia y, como de costumbre, un día nos fuimos a visitar un lugar. Esta
vez tocaba ir a Mini-Hollywood. La atracción turística que existe en Tabernas,
una especie de poblado del oeste americano, el de las películas. Así lo
hicimos. Cogí el coche y después de 25 km de ida, nos encontrábamos delante de
la puerta de entrada al establecimiento turístico.
Mi asombro fue inmenso cuando vi el precio
que costaba entrar al mismo. Una cantidad desorbitada, aplastantemente enorme,
insultantemente extraordinaria, excesivamente cara. Valía la friolera de 22’50
euros la entrada para un adulto. Como éramos tres, la entrada a dicho sitio nos
costaba la friolera de 67,50 euros. Para ver un poblado americano, de sólo
paredes, excepto cuatro casas y un salón. Hay una función con personas que
hacen su trabajo para los que entran a verlo.
Pero yo no entré. Me niego a que me
roben de una manera tan descarada. Considero, no excesivo, sino descomunal, el
cobrar ese precio por la entrada. REPITO: 22’50 EUROS. No lo olviden cuando
quieran entrar en tabernas, al Mini-Hollywood.
Cándido T.
Lorite
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