Dejamos
la Sinagoga del Agua y por la calle Juan Montilla nos encontramos con la
famosa
acróteras en los vértices. Realmente bonito
el edificio.
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Palacio de Vela de los Cobos. |
esquina del Palacio Vela de los Cobos. Mandado construir por Andrés de
Vandelvira, es del siglo XVI. Tiene tres cuerpos de marcada horizontalidad y en
el inferior queda enmarcada la portada adintelada de orden corintio. Magnífico
edificio del que destaca su soberbia galería. Regresamos hacia la Plaza Vázquez
de Molina y por Baja del Salvador a la Plaza de Santa Lucía. Cogimos el coche y
nos desplazamos hasta el aparcamiento situado en la Plaza situada al lado de
San Isidoro.
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Palacio del Marqués de la Rambla |
Nos desplazamos por calle Rastro hasta llegar a la Plaza del
marqués de la Rambla. Allí nos encontramos con un edificio, el del Palacio del
marqués de la Rambla. Este caso, por tanto,
constituye todo un ejemplo clarificador del modo de operar en la arquitectura
local del momento, a veces fragmentario y siempre sujeto a procesos de
ejecución lentos y raramente unitarios. La fachada resultante presenta dos
cuerpos separados por impostas de punta de diamante.
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Paño de muralla |
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Patio central Hospital de Santiago |
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Añadir leyenda |
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Parte central patio Hspital de Santiago |
De marcado diseño
horizontal, en el inferior se abre la portada, desplazada por completo a la
izquierda. Ésta, adintelada, queda enmarcada por exentas columnas corintias y
retropilastras. Unos vanos rectangulares -de dimensiones originales más
reducidas-, con sencilla rejería y situados sobre zócalo acabado en bocel,
completan este cuerpo. Su segundo está compuesto por huecos más amplios o balcones,
formados por pilastras jónicas -nueva inversión de los órdenes-, entablamento y
frontispicio triangular con modillón o "espejo" en su tímpano y
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Casa de las Dos Torres |
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Frontal Casa de las Dos Torres |
Por la calle Cava nos encontramos con lienzos
de la antigua muralla de la ciudad y por y siguiendo la calle Los Molinos nos
adentramos en la casa de Las Dos Torresla primera gran mansión ubetense que,
con toda justicia, podemos otorgar el título de palaciega. La torre, o las
torres, constituyen en el prototipo ideal de casa del XVI un elemento de
prestigio. Enmarca la portada dos columnas anilladas. Sobre el paramento de
este primer cuerpo, al igual que en los restantes, encontramos abundante
representación de conchas. En
su tímpano, bajo celada y cimera, las armas de Dávalos y Orozco sostenidas por
las figuras encadenadas de dos salvajes. Una obra maestra para una casa noble
del siglo XVII. Andando llegamos por calle Real hasta la iglesia de La
Santísima Trinidad. Llevo viendo Úbeda más de cuarenta años y Una iglesia barroca de resonancias vanguardistas y castizas
en un contexto arquitectónico, en una morfología urbana, donde sólo -o casi
sólo- encontramos Renacimiento y su posterior pervivencia repetitiva y
decadente.
NUNCA he conseguido ver abierta esta iglesia. O son
obras, o sólo en momentos de culto, o sólo cuando no se qué. El caso es que no
he conseguido verla por dentro. Siempre fotos de la fachada. Aquí la dejo y el
que tenga la suerte ver la por dentro que me lo diga.
Su segundo cuerpo, en el eje central de la portada,
presenta un frontis semicircular
Llegamos hasta el Hospital de Santiago por la
calle Mesones y Obispo Cobos, mediada la mañana. El sol lucía en lo alto y se
podía admirar la belleza del mismo. Aquí tuve mi acto de jubilación como
maestro, en la antigua iglesia. Lo detallaré con claridad y minuciosidad. Como
se merece. Fue fundado por Don diego de los Cobos, como hospital para enfermos
pobres, con Iglesia, Panteón y palacio. Todo junto. Construido por Andrés de
Vandelvira, en su plenitud, desde 1562 hasta 1575. Tiene planta de cruz y
combina elementos muy novedosos para la época, religiosos y paganos. La fachada
tiene dos cuerpos planos y dos torres, laterales, que constituyen la única
ornamentación externa. Son de tejas vidriadas, aunque una de ellas la han
modernizado “en demasía”, para mi gusto.
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Escudo Hospital de Santiago |
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Escudo del Obispo |
Existe un gran patio central, con patios
laterales y la iglesia al fondo. Una escalera monumental a la izquierda que le da
un aire palaciego y monumental al edificio. El patio es de de doble arcada
clave simétrica del edificio. En las esquinas hay cuatro bóvedas vaídas,
propias de Vandelvira, con columnas esbeltas, típicas nazaríes.
La escalera, de tipo imperial, está reforzada
con una impresionante bóveda “colgada” con frescos iconográficos de reyes,
personajes bíblicos y el propio obispo. La capilla tiene una planta muy
original, en forma de H. El espacio abovedado queda completado con cuatro
bóvedas vaídas que le dan el aspecto de H, hablado anteriormente. Las pinturas
murales, al fresco, aparecen en la sacristía, antesacristía, capilla y
escalera.
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Bóveda Escalera |
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Escalera |
Vandelvira con esta obra, no sólo cierra su
evolución estilística, sino que también completa todo el ciclo arquitectónico
de la Europa del siglo XVI. Junto con la Catedral de Jaén es el edificio más
señero de su arquitectura.
Cuando salimos nos volvimos sobre nuestros
pasos hasta su final donde nos encontramos con la Iglesia de San Isidoro.
Antigua mezquita, según tradición popular, fue parte de la muralla oeste de la
ciudad, De estilo gótico, se tienen noticias de ella anterior a 1233, años
antes de la conquista cristiana de la ciudad.
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Fachada sur de S. Isidoro |
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Cerveza, aunque no sea la foto, en el bar |
Tiene dos fachadas, norte y sur
construidas por Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, obispo de Jaén, con
tipología de gótico flamígero. La portada sur es la más representativa, abocinada
de arcos apuntados y con el escudo del obispo y la figura de una fuente de la
que sale un sauce. Inequívoca muestra del fundador. Su interior es
renacentista, con una sola nave de bóveda de cañón en cruz latina. El crucero
es de Alonso Barba, discípulo de Vandelvira, hecho como una réplica de la
Catedral de Jaén, de la que era maestro cantero en ese momento. Tiene unas
columnas corintias de orden gigante.
La hora de la cerveza nos cogió al lado de
esta iglesia y nos tomamos un par de ellas antes de coger el coche y volver a
Bailén. Eran las dos de la tarde y la mañana había sido muy provechosa. La
buena compañía de dos buenos amigos hizo que la visita a Úbeda fuera realmente
magnífica. Quedamos en repetir en otros lugares, para otras vacaciones.
Cándido T. Lorite
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