viernes, 12 de agosto de 2011

MURCIA

Salimos de Sucina, el pueblo de nuestros amigos, bien tarde. Llegamos a Murcia casia medianoche, muy cansados. Nos dimos un baño, nos acostamos y al día siguiente, descansados, nos pusimos a andar por Murcia. Si que ha cambiado esta ciudad en los años que he tardado en visitarla; me ha parecido una ciudad más cosmopolita, más urbe, en definitiva.
Cruzando desde el hotel, por la calle Princesa, el Puente de la Pasarela, nos encontramos con el antiguo Colegio de Teólogos. Una enorme edificación renacentista que, limpia como estaba, parecía diferente a como era años atrás. Caminamos hacia la parte posterior de la catedral buscando un bar o cafetería donde desayunar. Y lo encontramos muy tranquilo y muy bien atendidos en la Plaza Caballos, cerca de la iglesia de S. Juan de Dios, de estilo barroco y hoy dedicada a museo.
Bien “pertrechados” salimos del bar dispuestos a caminar por Murcia y recorrer todas sus calles para encontrar sus iglesias barrocas, su catedral, sus plazas y su casino, famoso en todos lados. Lo primero, lógicamente, fue tropezarnos con la parte posterior de la catedral, la puerta de los Apóstoles, un gótico florido con dos arcadas ocupadas, la parte baja por los apóstoles Pedro, Pablo, Andrés y Santiago y las superiores por ángeles y reyes. Preciosa. Da entrada al transepto por la puerta sur. Dándole la vuelta nos encontramos con el ábside, en el que aparecen los escudos de la familia Vélez, con su famosa cadena, y de los Junterones, terminadores de esta parte de la catedral, tanto en el exterior como en el interior. Su capilla es de lo más bonito de la Catedral de Murcia., junto con el Trascoro.
A continuación nos encontramos con la Puerta de las Cadenas. Tiene dos cuerpos bien diferenciados, el superior del s. XVI y el inferior del s. XVII. Ambos son renacentistas. Le dimos la vuelta por los soportales y nos encontramos de frente con el imafronte, o parte central de la Catedral de Murcia. La fachada principal. De una belleza excepcional y única en su género. El imafronte está dedicado enteramente a la Virgen María, aunque tiene incontables mártires y santos ligados a Murcia. Tiene dos tramos horizontales y tres verticales. Los verticales divididos por grandes columnas y grandes volutas que se rematan por la imagen de la Asunción de la Virgen en la parte central. En la parte inferior hay tres puertas que pertenecen a las tres naves de la catedral; la central se llama Puerta del Perdón. Desde el Palacio Episcopal y desde la Plaza hicimos algunas fotos intentando recoger la belleza de la fachada central.
Continuamos nuestro periplo por la calle Trapería, peatonal, lo que nos permitió conocer y ver los edificios que en ella se encuentran de una manera más natural. Lo primero que nos encontramos fue, desviándonos un poco, con el Palacio Fontes. A continuación volvimos a Trapería para encontrarnos con el Gran Casino de Murcia. No sabríamos decir que es lo que nos llamó más la atención en la visita al mismo. La riqueza y suntuosidad del patio nazarita, inspirado en las suites reales de La Alhambra de Granada y en el Alcázar de Sevilla. Una frase se repite, en árabe, a todo alrededor:”Alá es grande”. Son de enormes dimensiones, con grandes lámparas, el Salón de baile; muy conseguido el Patio Pompeyano, con sus mármoles blancos y sus columnas; magnífica la biblioteca y el tocador de señoras. Una visita fructífera.
Continuamos andando por la calle Trapería y llegamos a una plaza a la que no le falta de nada. En ella o cerca de ella se encuentra: Palacio Almodóvar, Iglesia de Santo domingo, Teatro romea, Palacio Vinadel, Convento de Santa Clara y la Iglesia de Santa Ana. Ver todo este conjunto de monumentos nos llevó un buen rato. Veamos uno por uno todos ellos. El Palacio Almodóvar es un edificio de estilo manierista, del s. XVII, utilizado como sede del Gobierno de Murcia hasta hace bien poco. En su fachada aparecen dos salvajes, llamados tenantes; está unido a la Capilla del Rosario de la Iglesia de Santo Domingo mediante un arco lateral.
La Iglesia de Santo Domingo tiene una particularidad que la hace especial: tiene dos fachadas. La principal que da al Teatro Romea y la que da a la Plaza de Santo Domingo, toda ella de ladrillos. También tiene en su interior dos coros, uno a los pies de la misma y otro en la capilla del Rosario. Es de estilo barroco, del s. XVII y tiene tres naves, una de las cuales enlaza con la Capilla del Rosario. La fachada principal tiene dos partes, la inferior de estilo renacentista y la superior de estilo barroco. También se encuentran en ella los escudos de los dominicos y de los franciscanos.
Al lado se encuentra el Convento de Santa Clara. Es uno de los edificios más históricos de la ciudad. Tiene su origen en el s. XIV, aunque se construye sobre un Alcázar musulmán, del s. XIII. El monasterio tiene un coro y un claustro gótico y una iglesia barroca. Personajes como Alfonso X el Sabio o Jaime I el Conquistador se alojaban aquí cuando estaban en Murcia. Enfrente de éste se encuentra la Iglesia de Santa Ana. Al encontrarse cerrada durante nuestra visita a Murcia sólo pudimos ver la fachada de esta iglesia, convento de dominicas de clausura. La portada es del s. XVII, tiene unas pilastras corintias, a pares, sobre una base; entre ellas se abre un arco de medio punto, coronado por el escudo de los dominicos. En la parte superior se encuentra una hornacina con la imagen de Santa Ana, la Virgen y el Niño.
Cruzamos la plaza buscando la Gran Vía y antes, el Palacio Vinadel y el Teatro Romea. Éste se encontraba en obras por lo que no pudimos verlo ni por dentro ni por fuera. Una pena. Pero sí vimos el Palacio Vinadel. Fue construido en la segunda mitad del s. XVII y es un ejemplo de la arquitectura civil de la época. Toda su fachada es de ladrillo. Llegamos a Gran Vía y la cruzamos, buscando la calle Acisclo Díaz, donde se encuentra el Palacio y la iglesia de S. Esteban y la iglesia de S. Miguel. El Palacio fue reconstruido para uso institucional. Es de 1555 cuando llegan a Murcia los jesuitas. Lo manda construir D. Esteban de Almeyda. Después de muchos avatares, descuidos, reformas y contrarreformas, se usa en la actualidad como sede de la Comunidad Autónoma de Murcia. La iglesia se construye en el s. XVII y una de sus portadas es obra de Jerónimo Quijano. Su in terror no pudimos visitarlo, ni el claustro tampoco, debido a la “amabilidad” de los conserjes que se encontraban “custodiando” la puerta como si de una discoteca se tratara. Fue un no rotundo, inmisericorde, sin excusas para nadie. Nos quedamos con las ganas y en este blog pongo mi queja de dichos “personajes” de la entrada de S. Esteban. Volvimos a Gran Vía y, para nosotros, bajar, nos encontramos con la iglesia de Santa Catalina, San Bartolomé y San Nicolás; todas ellas en el trozo de de 100 metros de distancia una de otra.
La de San Nicolás es uno de los monumentos más importantes de Murcia. Es barroca del s. XVII. Posee unas pilastras de orden gigante. Tiene una cúpula de planta octogonal. La nave central es muy parecida a la de Santa Ana; esto es debido a que fue hecha por el mismo personaje, un fraile de los Jerónimos llamado Fray Antonio de San José. A continuación de Gran Vía llegó el momento de un merecido descanso en la Plaza del Cardenal Belluga, aunque antes hicimos una visita al Palacio de la Inquisición y al Palacio Almudí. Entonces nos sentamos y nos tomamos un refresco, en forma de cerveza bien fresquita. La visita a Murcia había terminado y había sido fructífera. Nos dirigimos después al hotel, descansamos un poco y salimos dirección Cehegín y Caravaca de la Cruz.

Cándido T. Lorite

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