La visita a la ciudad de Logroño se nos presentó como una oportunidad de ver
como una ciudad es capaz de crecer a partir de su casco histórico, conservando su patrimonio sin tocar ni un ápice. Algo realmente insólito. Un paseo por sus calles nos lleva a contemplar verdaderas bellezas, no sólo antiguas, del Camino de Santiago, sino más modernas. Algunas de ellas las vamos a desgranar poco a poco en este viaje por Logroño.Nuestra primera visita fue para La Concatedral de Santa María De La Redonda, con la portada principal a la Plaza del Mercado y puertas a la de Caballerías Portales. La remodelación sufrida por esta Concatedral ha sido extraordinaria. La última, antes que ésta, que visité Logroño- solo- estaba en a
Paseando llegamos hasta la Iglesia de Santa María del Palacio, llamada por los logroñeses, Iglesia- Palacio. Lo más característico de esta iglesia y que sirve de símbolo de perfil de Logroño, es su aguja; una flecha o chapitel en forma de pirámide de ocho lados. Siguiendo la caminata y en el Camino de Santiago encontramos la Fuente del Peregrino y
Un alto en el camino para tomarnos unas cervezas y unos vinos en la llamada Ruta de los Elefantes. Esta ruta es el lugar de reunión de los logroñeses para tomar vino y unos pinchos, como tapa. Se trata de las calles Laurel, S. Agustín y Portales; en total tienen una cantidad de bares consistente en una casa si y otra no, en medio un bar. Nadie es capaz de terminar la ruta al completo en un mismo día.
Un descanso en el hotel con una siesta reparadora para evitar el sol de la tarde y a continuación nos dirigimos a terminar la visita. Lugar imprescindible: la Iglesia de S. Bartolomé. Para mí, la joya de Logroño. Una de las iglesias románicas más bonitas que he visto y ya he visto unas pocas. Una de sus torres se cree que formó parte de las murallas de la ciudad, como defensa de la misma. Fue edificada en e l s.XIII y su torre es posterior. Tiene tres naves con dos tramos. Su portada es un arco apuntado y seis arquivoltas con molduras.
En el tímpano aparece el Redentor con la Virgen y S. Juan, los doce apóstoles conversando y parte de la historia de S. Bartolomé. A continuación, nos Nos despedimos de Logroño y…como siempre hay un pero, el anillo de boda se me olvidó el hotel. A la vuelta de Bailén llamamos al mismo y me lo mandó por correo. Un detalle del hotel que se agradeció.
Cándido T. Lorite



