martes, 7 de noviembre de 2023

TOLEDO. UN VIAJE DE LOS POETAS

Puente de Alcántara
 
Puerta Bisagra



Fachada Catedral
                   

          Antes del verano y, preparando el Pórtico Cultural de las Fiestas de Bailén, dialogábamos y llegamos a la conclusión de realizar un viaje cultural a la Ciudad de Toledo. La llamada de las Tres Culturas. Nos pusimos mano a la obra, como se suele decir; y, en un mes, teníamos casi dos autobuses de personas para el viaje. Al final, los llenamos.

         Como era mucha gente, Sagrario- una compañera del grupo-, y yo, nos decidimos a hacer de guías del personal. Pensamos, de mutuo acuerdo, hacer dos rutas: una, por calles más empinadas; y, otra, la mía, por zonas mas llanas (cosa casi imposible en Toledo).

Salimos temprano de Bailén y paramos a desayunar, llegando a Toledo hacia las 9’45 horas. Cada grupo siguió su itinerario. Voy a empezar escribiendo sobre el mío; y, a continuación, el de Sagrario.

Grupo de Cándido, compuesto por, aproximadamente, unas 45 personas. Cogimos las escaleras mecánicas en el parque Safont y saliendo a la derecha, por calle Arrabal, nos dirigimos a la Puerta de Alarcones.

Puerta de Alarcones

Esta puerta era cerrojo y defensa de la ciudad, junto a la del Sol; si alguien pasaba por ésta, tenía que llegar a la otra. Se le llamó Puerta de Herrerías, Moaguía, Arriffa y data, en principio de la época visigoda, terminada con reminiscencias árabes.
Puerta del Sol y la Luna

A unos 30 metros, en la misma calle nos encontramos con la Puerta del Sol. Mudéjar del siglo XIV y era la entrada directa de la medina a la ciudad. Tiene planta rectangular, terminada en semicírculo con un arco apuntado sobre columnas y puerta de herradura. Entre ambos espacios aparece, con forma en fondo, y el emblema de la Catedral, la imposición del manto a S. Ildefonso, bajo el Sol y la Luna. De ahí su nombre.

Círculo Nigromántico

Tiene un círculo nigromántico, para invocar demonios que, utilizarían cuerpos y almas de difuntos. Fueron prácticas muy de moda en la época. Ésta es una de las puertas que atravesó Recaredo, rey visigodo, para hacerse católico durante uno de los muchos concilios que se hicieron en Toledo.

Continuamos unos metros más abajo y subiendo unas escaleras o rampa, más cómodo, entramos por la puerta de Bib al Mardón, considerada la más antigua de Toledo. A su lado, descubierta, a principios del siglo XXI, discurre una auténtica calzada romana, perfectamente conservada.


Puerta del Barmont
Nada más cruzar la puerta nos encontramos la ermita del Cristo de la Luz; mudéjar del sigo XII, con un ábside incorporado después de la Reconquista de la ciudad. Esta ermita estuvo abandonada, rodeada de casa, y suciedad, hasta mediados del siglo XX, que se comienza restaurar, limpiar, adecentar y hacerle presentar el extraordinario aspecto que tiene hoy. Se dice que cuando Recaredo entró en la ciudad por la puerta de Bib al Mardon, su caballo se detuvo en seco y no quiso avanzar.
Ermita del Cristo de la Luz


Por las rendijas de un muro salía una gran luz. El rey hizo tirar el muro y se encontró una cruz, guardada y tapiada por los musulmanes cunado conquistaron esta ciudad. Derribó el muro, apareciendo la primitiva cruz de Santa Leocadia, mártir. Por ese motivo el rey la llamó Ermita del Cristo de la Luz

Subimos por la calle Cristo de la Luz, y Alfileritos hasta la iglesia de San Nicolás. Sólo la vimos por fuera, pues estaba cerrada, esperando a unos novios casaderos, que después vimos. Por Plaza de la Ropería y Cordonerías, llegamos hasta el Bar La Campana Gorda. Hicimos un alto y nos tomamos un par de cervezas. Algunos, los más sedientos, hasta tres. De ahí, directamente a la Plaza de la Catedral.

Fachada Catedral de Toledo

El grupo se había ido quedando en diversos espacios y lugares, como loterías, helados y cervecerías. Algo lógico y que sabíamos iba a suceder.
Entrada Museo

Trasparente

Retablo Capilla Mayor

Expliqué lo más detallado posible la fachada principal de la Catedral Primada de España, la de Toledo. Y, los que quisieron, pues la entrada era pagada y voluntaria, entraron a la Catedral. Allí se les dio tiempo suficiente para que, con sus guías y pinganillos escucharán detenidamente todo aquello que les interesara.

Yo les indiqué, antes, la importancia de la Capilla Mayor, Capilla de San Ildefonso, la de los Reyes Nuevos, la Mozárabe y, algunas del muro sur, como la de San Martín, Epifanía, la de Santiago y Santa Leocadia, etc.

Panorámica de la Sala de los Cardenales

Y, el famoso Transparente. Muchas cosas por oír y ver para el poco tiempo que les quedaba, antes de la comida.
Capilla de los Reyes Nuevos

Capilla de San Ildefonsso

Recogía a los que quisieron estar a la salida, en la Puerta del Reloj. Y de allí al Restaurante que se había elegido, Los Arcos.

Yo, siempre, en todos mis viajes, hago referencia del lugar donde he comido o tapeado, para que mis lectores hagan lo que crean conveniente; y los visiten o no. Diré que, bajo ninguna circunstancia deben de ir a semejante restaurante. De tres pisos, sin ascensor, con problemas para subir y bajar. Un montacargas para platos y demás, inservible, con lo que los camareros subían y bajaban las escaleras de modo frenético, sudorosos, sin la vestimenta adecuada. Un desastre. En cuanto a la comida, un primer plato de arroz; eso he escrito, de arroz: Porque lo que suele acompañar no existía, creo que en ningún plato. Algún trozo de piel de pollo con algo de carne, unos mejillones, sin mejillón en su mayoría. Imaginen, es fácil. De segundo, un codillo que por su aspecto prometía; pero cuando le hincamos el tenedor, las púas del mismo no entraban en la carne. Había sido hecho el día anterior y calentado o recalentado. Duro como el pedernal, incomible. El que pudo disfrutar que levante la mano. Y el postre, helado y un dulce, servidos en platos sucios, sin limpiar que, cuando los vimos, nos dejamos ambas cosas. ¿El café? Abajo en la barra, pequeña y totalmente llena, TOTALMENTE LLENA, de vasos, platos, copas, etc, que hacía imposible tomarse algo. Tuvimos que salir a la calle a tomarlo, el que lo tomó. Mi puntuación las páginas correspondientes fue de 0 en todo. Esta referencia al Restaurante Lois Arcos la coloco en negrita para que se vea bien. Jamás había comido tan mal en ningún sitio. Eso sí 20€ por comensal. Y éramos 110 personas.

Iglesia de Santo Tomé

 

Nos dirigimos a continuación, tranquilamente hacia la Iglesia de Santo Tomé. Allí coincidiríamos los dos grupos. Unos, los que quisieran entrarían a ver El Entierro del Señor de Orgaz y los demás, calle Santo Tomé abajo, nos tomaríamos el café no tomado en el Bar Tristana; unos descansarían en el Parque del Tránsito, otros admirarían las vistas desde el mirador de este parque y, los restantes, que quisieran, entraríamos en la Sinagoga del Tránsito, gratis los sábados a esa hora, las 4 de la tarde.

Sinagoga del Tránsito

Gran Sala de Oraciones

La sinagoga del Tránsito es un edificio mudéjar de 23 metros de longitud, 9’5 m de ancho y 17 m de altura. En él destaca la Gran Sala de Oración de forma rectangular, cubierta con una techumbre o armadura de par y nudillo y decorada en la parte superior con aquillos que permiten la entrada de la luz exterior y frisos de yeso policromados, con heráldica, y motivos vegetales, geométricos y epigráficos.

Anexo a la Gran Sala de Oración aparecen las estancias del Museo Sefardí y la Galería de Mujeres (planta alta) donde éstas últimas asistían a la liturgia. Ya en el exterior de la sinagoga, aparecen dos patios, el trasero adosado aa la fachada del edificio y el denominado “Jardín de la Memoria”, adosado a la fachada norte.

Vestimenta de gala

Actualmente el edificio es sede del Museo Sefardí, en recuerdo de la comunidad judía que vivió en la península hasta su expulsión por los Reyes Católicos. La sinagoga fue mandada construir por Samuel ha-Leví. Tesorero mayor del rey Pedo I El Cruel.

Nos encontramos, a continuación, la Sinagoga de Santa María La Blanca. Yo ya la conocía, pero no me importaba el volver a ver la belleza de sus columnas y cinco naves, de planta basílica. Pero el precio y el cansancio, supongo que hicieron desistir a la mayoría del grupo.

 Salimos y por la calle Reyes Católicos llegamos a San Juan de los Reyes. Visita obligada de todos aquellos que se acerquen a esta imperial ciudad. Compramos la entrada, bien abajo que está la taquilla y comenzamos la visita. Su construcción fue encargada a Juan Guas en 1476, siendo un ejemplo del gótico hispano-flamenco, isabelino o flamígero.

Boda en San Juan de los Reyes




Detalle bóveda


Vista de los claustros

Otra más

Entrada claustro e iglesia

Detalle artesonado superior

En todo caso, espectacular. Se empezó después de la batalla de Toro y para ser la sepultura de los Reyes Católicos. Se terminó en 1526, ya con Carlos I. Se dice que cuando la reina Isabel vio la iglesia y lo que se había hecho en ella, le dijo al constructor: “Vaya una mierdica que me has hecho”. Fue un de los motivos por los que terminó siendo enterrada en la Catedral de Granada, en su cripta.

Sufrió la Guerra de la Independencia y la Desamortización de Mendizábal. Se restaura a finales del siglo XIX. En la fachada oeste encontramos algo que llama la atención: cadenas, de los esclavos liberados de Málaga y Granada, que fueron colgados por los mismos esclavos.

Claistro superior, artesonado



Al entrar, encontramos un gran claustro, ya casi renacentista. Tiene dos pisos y esde planta ochavada con 20 ventanales. El claustro superior tiene un artesonado mudéjar de nudillo, con los escudos, por todos sitios de los Reyes Católicos y sus posesiones.

La iglesia es de una sola nave, grandiosa. Se abren capillas en sus muros laterales y rincones con una gran diversidad decorativa. Un púlpito de estilo mudéjar isabelino y las columnas reales. San Juan de los Reyes se ubica en el Monte del Alcohol, lugar de compra y venta de judíos, moros y cristianos, cuando estaban en armonía, que eran pocas veces.

Cuando salimos de San Juan de los Reyes, encaminamos nuestros pasos, recogiendo a todos los que se habían ido quedando atrás, y llegamos hasta las escaleras mecánicas del Parque Safont. Allí, nos sentamos, y esperamos tranquilamente la llegada del resto de los componentes de la excursión.

La otra parte del grupo, bajo la supervisión de nuestra compañera, Sagrario Fernández, se dirigió de inmediato hacia el Puente de Alcántara. Éste se levanta donde el río Tajo se estrecha a su paso por la ciudad, en su parte oriental; a los pies del Castillo de San Servando y al lado de la puerta del mismo nombre. Es una construcción romana levantada en el s. III d.C que se convirtió en zona de paso por el que las calzadas romanas cruzaban el rio y se adentraban en la ciudad.


Reconstruido en muchas ocasiones, una de ellas en el s. X, por Alef, hijo de Mohomat Alameri en el año 997, según inscripción. Su nombre actual lo toma de esta época, del árabe “alcántara” que significa Puente. Fue entrada obligada para todo peregrino, mercancías y portazgo, labor ésta ejercida por el corregidor y alcalde de la ciudad. Con Alfonso X tuvo graves desperfectos y fue reconstruido (s. XIII). Se le hizo un torreón occidental, decorado bajo los Reyes Católicos y con sus armos de decoración. A comienzos del siglo XX perteneció a la Casa de Alba, pero le fue expropiado y declarado Monumento Nacional en 1921. Como se suele decir, este puente es todo un “personaje” de la ciudad.

Desde aquí se trasladaron hasta el Museo de la Santa Cruz.

Portada Hospital

Fundado por el Cardenal Mendoza, el edificio es singular, porque el hospital incorporaba las ideas sobre la importancia de la higiene, la ventilación y la luz del sol. Con características medievales, muestra su paso hacia un plateresco renacentista, realmente magnífico. Desde aquí y girando a la izquierda por calle Santa Fe, legamos al Museo del Ejército.
Vista desde la Biblioteca

Entrada

Nuestro fin era subir hasta la cafetería, tomarnos un café y admirar las soberbias vistas de la ciudad.

Bajamos por Horno de los Bizcochos y Magdalena, buscando la llegada a la Catedral. Nos plantamos delante de la misma y su descripción queda sobradamente plasmada en la entrada anterior. 



Retablo 

Cuadro de El Greco



Al terminar nos dirigimos al Restaurante Los Arcos, del que ya he hecho una reseña sobradamente merecida.

Andando, poco a poco, llegamos a la judería y allí, admiramos el cuadro del Entierro del Señor de Orgaz, que no Conde. La historia del señor Gonzalo Ruiz de Toledo, es sobradamente conocida y escrita en todos los lugares, donde la pintura de El Greco, sobresale. La narración de su vida y muerte, con la aparición de los santos San Agustín y San Esteban, cogiéndolo entre ambos para ser llevado a su sepultura, mientras le decían:

Entierro del Conde de Orgaz

“Tal galardón recibe quien a Dios y a sus santos sirve”

dejando unos aromas celestiales a los allí presentes. Su pintura y el cuadro han sido desmenuzados hasta los más mínimos detalles, que no son de colocar aquí.

         Salimos de la iglesia de Santo Tomé y por Lacalle del mismo nombre nos dirigimos hacia la sinagoga del Tránsito, ya explicada y la sinagoga de Santa María la Blanca.

Sta. Mª la Blanca
Presenta una estructura basilical de cinco naves estrechas, orientadas de este a oeste, siendo la central más alta que el resto, y separadas por arcadas de grandes arcos de herradura circulares y no apuntados, lo que denota una cierta influencia cristiana mozárabe.




Las arcadas de grandes arcos apoyan sobre columnas octogonales de ladrillo con zócalo de azulejos. Sobre las arcadas corren arquerías ciegas de arcos lobulados con decoración en yeso de motivos vegetales y lacerías geométricas, de acento inconfundible almohade, cuyos nudos forman la estrella de David.

Se cubre con un artesonado clásico mudéjar de alerce. La armadura de la nave central es de par y nudillo con remates tallados, siendo manifiestamente un producto del arte local de la carpintería artística toledana.

En Santa María La Blanca destaca sobre todo la incomparable belleza de sus treinta y dos pilastras, por sus capiteles con ornamentación de tallos de piñas y volutas en composición romboidal, entre los cuales no existe uno que sea igual al otro.

En la forma ochavada de los pilares y la disposición en "sebka" o red e rombos de los capiteles volvemos a encontrar la aportación del arte almohade. En esta obra se ha querido ver una divergencia entre la estructura de ladrillo de muros y pilares y la decoración en yeso que la recubre, como si fueran producto de distintas manos o bien, la última, algo posterior al edificio, correspondiendo en tal caso a las obras de restauración llevadas a cabo tras el incendio aludido de 1250. En cualquier de los dos supuestos es claro que la obra fue ejecutada por canteros y alarifes musulmanes, y no es, por tanto, una obra de judíos.


Sea como fuere, parece probable que se construyó para satisfacer las necesidades del culto de una comunidad floreciente y en constante aumento a causa de la afluencia a la ciudad de judíos provenientes de Al-Andalus tras la invasión almohade. (Notas de TCLM).

Como los dos grupos íbamos ya juntos, sacamos las entradas a San Juan de los Reyes. Indicar que vimos una boda, cosa realmente rara, con autos antiguos; visitamos la iglesia, el claustro y el exterior, como ya ha quedado dicho. Fotos son las quedan constancia de la visita.

Volvimos sobre nuestros pasos y cogimos el autobús de vuelta a Bailén. Durante el camino, tuvimos un contratiempo que alteró la tensión de todos los viajeros. Una de las ruedas del autobús, reventó; y, a la altura de Consolación, en una parada obligada, cambiaron la rueda y proseguimos nuestro viaje, llegando algo más tarde de lo programado.

Al final llegamos al hogar, dulce hogar.

 

Cándido Lorite

30-09-2023

 

miércoles, 1 de noviembre de 2023

SUR DE GALICIA Y NORTE DE PORTUGAL. ARÉVALO.

 


                Salimos de Toro,después de desayunar y echar un último vistazo a esa impresionante colegiata. Cogimos la Autovía dirección Madrid; pero, antes, hicimos una parada obligatoria en Arévalo. Un pueblo pequeño, pero impresionante en la belleza de sus monumentos y en la tranquilidad de sus calles. Llegamos, eso sí, temprano y pudimos aparcar bastante bien, en la Plaza del Salvador. Desde allí dirigimos nuestros pasos hacia la Plaza del Tello, donde estaban empezando a poner unos estantes, para celebrar el Dúa del Libro.






A la vuelta compramos alguna cosa. De ahí al Arco de Alcocer. Éste era la principal y es única entrada a la ciudad que queda. Es del Siglo XII y a través de sus diferentes arcos apuntados entramos en la Plaza del Real. En ésta encontramos un templete de música, una estatua dedicada a Eulogio Florentino y otra a Emilio Romero. Es una plaza muy coqueta, donde se encuentra ubicado el Ayuntamiento de la ciudad.

Al lado izquierdo de éste, por la calle Santa María llegamos al Palacio de  los Ballesteros y Ronquillo, hoy en ruinas.


Casi al final de la calle, a la derecha, nos encontramos con la Plaza de La Villa. Totalmente sola. Algo inaudito y que, obviamente aprovechamos para hacerle un montón de fotos a los distintos monumentos que allí se encuentran. Empezando por la iglesia de Santa María.










La Iglesia de Santa María la Mayor de Arévalo situada en la Plaza de la Villa es de estilo románico-mudéjar construida a finales del siglo XII y principios del XIII.

La Iglesia de Santa María la Mayor de Arévalo está situada en la Plaza de la Villa de la ciudad es una iglesia románica de estilo mudéjar construida a finales del siglo XII y principios del XIII. Este templo lo restauraron de una forma muy precaria en el año 1969, y como consecuencia de ello en 1981 se hundió la cubierta. Actualmente se encuentra en perfectas condiciones gracias a la restauración realizada posteriormente. Es fundación y enterramiento del linaje de los Caballeros Briceños.

La Iglesia es de una sola nave en la que destaca el ábside semicircular con arquerías ciegas de medio punto y una torre a los pies. La nave estrecha y alta es de calicanto con unas hileras de ladrillo y ventanas con arco. Es una estructura sencilla de par y nudillo.

Los muros del Presbiterio tienen tres bandas con arcos ciegos murales doblados. El ábside se comunica con el presbiterio mediante arco triple donde se han descubierto unas pinturas murales muy interesantes del siglo XIII.  Se trata de un Pantocrátor rodeado de mandorla o aureola con símbolos de Tetramorfos y escenas de la Natividad con Jerusalén Celeste a los pies. Es una obra de un maestro popular que, por estilo guarda relación con el autor de las pinturas de San Justo de Segovia.  El Pantocrátor tiene una esfera en su mano izquierda y está bendiciendo con la derecha.

El acceso a la nave se realiza a través de dos puertas muy sencillas.

La esbelta Torre situada a los pies del templo es de planta cuadrada y tiene dos cuerpos, uno de tapias de calicanto con verdugadas de ladrillo ascendiendo hasta el cuerpo de campanas y arriba de ladrillo con doble vano apuntado en cada cara.

A la torre se accede a través de una puerta que se encuentra situada encima del coro. En el exterior la torre está levantada sobre un arco, por debajo del cual se pasa a la Calle de Santa María. La Torre es una excelente obra de estilo mudéjar. Aún hoy en día conserva la campana de queda sustituido en 1548, con cien toques tocados de diez en diez que en su momento cerraba y abría las puertas de la muralla. (Notas de Rutas con Historia).

                La Plaza de la Villa es un ejemplo total del arte románico-mudéjar, llevado al estilo civil y religioso. Está declarada de Interés Turístico Cultural, por el motivo aducido. Las diversas fotos que emplazo dan una idea de la belleza singular de esta plaza.

Dejamos la plaza y nos dirigimos por calle Sta. María a San Miguel, a la iglesia de este mismo nombre. Un poco dejada de la mano de la conservación, es un ejemplo del románico tardío.



De su antiguo esplendor queda la torre desmochada, la puerta principal y una mampostería de verdugadas de ladrillo. Está cerrada al público desde 1911. Imposible de ver por dentro, pues nadie tiene llave cerca de ella.

         Bordeando la muralla y la calle llegamos hasta la Plaza del Arrabal, de ahí a la Plaza del Salvador, pasando primero por la compra de unos comics antiguos de El Jabato, El Capitán Trueno y Hazañas Bélicas; propios de mi época de niño y que me apetecía tener algunos. Nos tomamos un pequeño tentempié en El Millenium. Nos hicimos un bocadillo, agua fresca y tomamos el camino de vuelta para Bailén. Una pequeña parada en Seseña, pasado Madrid y llegamos a nuestro pueblo hacia las 9 de la noche. Un día largo, pero fructífero.

Después de tantos días de viaje, estábamos de vuelta en nuestro hogar, dulce hogar. Como en casa, en ningún sitio.

Cándido Lorite

10-04-2022