2ª PARTE
Continuamos nuestra visita, andando por Via de la Conciliazione, para llegar al Castillo de Sant’Ángelo. Muchas tiendas de recuerdos, aunque realmente caras por aquello de encontrarse cerca del Vaticano. La entrada al Castillo cuesta 3 €, entrada reducida, y está abierto de 9-19 horas. Para conoc
er mejor la forma de ver este monumento es aconsejable fijarse en la maqueta que hay a la entrada del mismo. Una parte es de Adriano, s. II; otra de Alejandro VI (s. XV) y la última de Urbano VIII (s. XVII) que son tres de sus principales constructores. En la primera se encuentra la subida en forma helicoidal, en rampa, que da toda la vuelta al edificio, hasta llegar a la cámara de las cenizas, así llamada por haber sido depositadas en ella las cenizas de todos los emperadores que aquí fueron enterrados. La fortaleza se encuentra en la parte exterior del edificio y aún mantiene almenas, torreones, bastiones, respiradores. Se puede dar un paseo por ellos y con unas magníficas vistas de Roma. El Palacio se encontraba cerrado, con lo que sus salas no pudimos visitarlas; en otra ocasión será. El Museo sólo contenía una exposición de pinturas, de origen flamenco. El resto estaba cerrado.
Desde la parte superior se pueden hacer unas fotos magníficas, tanto de Roma como del Tíber. También se puede ver en toda su amplitud y magnificencia el famoso Puente de los Ángeles. Considerado como
A partir de aquí, andando por Lungotevere Tor di Nona llegamos hasta el Puent
El Ara Pacis es un monumento de la época romana; fue construido entre el año 13 y el 9 a. C., para conmemorar la entrada de Augusto en Roma, victorioso en Hispania y Gales. Es de mármol, monumental, con unas medidas de 11x 10x 4’60 y no está cubierto.
Hoy, este sensacional mausoleo, sólo es lugar de ruina, maleza, hierbas y abandono. Ha sido utilizado de todo, hasta de fortaleza medieval. Es de desear que el la ciudad de Roma ponga manos a la obra y recupere para la historia, y para los visitantes, este sensacional espacio; al igual que ha hecho con el Ara Pacis.
El llegar hasta aquí nos había llevado más de ½ hora de caminata desde el Castillo. Ni que dec
ir tiene que el cansancio era bastante grande. Los italianos dicen que todo está cerca, a 10 minutos “a piede” (a pie), pero si esto te lo dicen cuando llevas de pie y andando de un sitio Nos recibió la Plaza España con una multitud de gente, sentada, hablando, caminando, haciéndose fotos. Todo aquello
deras luchas entre ambos países, en todos los sentidos. Hay que destacar la Fuente de la Barca, hecha por el padre de Bernini, en el s. XVI; un obelisco instalado delante de la iglesia Trinitá del Monti, por el Papa Pio VI, el año de la Revolución Francesa, 1789. La Embajada de España, la Columna de La Inmaculada y el edificio de Propaganda i Fide, todo en la plaza situada a la derecha de la escalinata. Este lugar, como he dicho, es especialmente llamativo para la gente que, desde siempre, ha tomado la plaza para el descanso, la charla, las fotos tranquilas, etc.En la Plaza del Popolo, enorme en su diámetro y en inmensidad, se encuentra algunas cosas dignas de ver, a saber, la Basílica o iglesia de Santa María del Popolo; las dos iglesias gemelas y el trío de calles, la del Corso, la de Ripeta y la del Babuino, vistas las tres desde el obelisco que se encuentra en el mismo centro de la Plaza. Las dos primeras son de las más antiguas de Roma, la tercera se abrió con motivo del año santo de 1525. Tienen precisión matemática las tres calles. La plaza en un principio se llamó Pla
Santa María del Popolo es la iglesia visitada para admirad los dos obras de Caravaggio, así como la estructura renacentista de su interior. Se puede contemplar la Crucifixión de S. Pedro y la
Conversión de S. Pablo, situados en la capilla Cerasi. También se puede contemplLa fuente que se encuentra en el centro, con el obelisco, tiene cuatro leones en las esquinas con agua y unas escaleras para poder descansar. Un bocadillo tranquilamente tomado, con agua, nos dio un poco de descanso en tan ajetreado día. Eran ya las 7 de la tarde, noche cerrada.
La llegada a la Plaza de la Fontana se hace guiado por el ruido y el murmullo de la gente que se encuentra en ella. Apenas se podía entrar en la plaza y menos aún, en la fuente. Nos dedicamos, mi mujer y yo, a mirar y ver la fontana desde el ángulo de la calle Laterana. Desde aquí la gente y l
a fuente parecían ser la misma cosa. Hablar de la Fontana de Trevi, de su origen, de las cosas que se han dicho de ella, de las películas que se han hecho en ella, de las famosas monedas o moneda que hay que echar para volver y para tener otro amor o alguno mejor, es cosa imposible. Así que tranquilamente nos sentamos un rato mi mujer y yo, nos cogimos de la mSalimos de la Fontana de Trevi y nos dirigimos, andando, como no, hacia el Palacio del Quirinal; una leve cuesta nos llevó hasta la Plaza del Quirinal. En ella se encuentra el Palacio del Presidente de
el horario tan restringido que tienen, además cuando hay misa no se pueden visitar tampoco.Andando, “piano a piano”, poco a poco, muy despacio, debido al tremendo cansancio acumulado
nos dirigimos por Vía Della Quatro fontani y Via Nazionale hacia nuestro hotel en Via Viminale. Era, para nosotros, tarde, muy tarde cuando llegamos. Una cena frugal, una ducha caliente, un relajante y un quedarnos dormidos fue todo lo máximo que pudimos hacer. El día había sido muy agitado, y entre unas cosas y otras habíamos estado andando más de 12 horas, con un total aproximado de 15 km. Eso por la parte más corta que se suele decir, porque a nosotros nos pareció que habíamos andado hasta el fin del mundo. Dormimos de un tirón. Nos lo teníamos merecido.Cándido T. Lorite









