MAÑANA
DEL PRIMER DÍA
Habíamos
decidido viajar a Salamanca en el Puente de Todos los Santos, una prima y su
marido (Pedro y Lola) que no conocían la ciudad; mi ciudad. Y allí que nos
dirigimos bien temprano.
Salimos a las 4 de la madrugada, y después de hacer dos paradas, La guardia y en Villacastín, llegamos al hotel Silken, sobre las 10 horas. Dejamos las maletas en el hotel y nos decidimos a comenzar nuestro primer día de viaje a esta ciudad encantadora, universitaria, internacional, culta, limpia y llena de todo el encanto que hace de Salamanca una ciudad única.
Sobre la puerta, en el centro de la
fachada, llama la atención un retrato del Arzobispo Fonseca con la
inscripción Severísimo Fonseca Patriarcha Alexandrino. Enfrente
se encuentra una escultura a Miguel de Unamuno.
Continuamos calle arriba y nos encontramos con el Palacio de Monterrey que visitaremos en la mañana del lunes. Admiramos su fachada y su forma cuadriculada, viendo situada enfrente la iglesia de la Purísima, que visitaremos el sábado a la tarde. Llegamos a calle Compañía, y nos encontramos con el primer colegio salesiano en la ciudad y enfrente, la iglesia de S. Benito. La Iglesia de San Benito fue construida en 1104.
La iglesia original era de estilo románico, pero
en el siglo XVI fue reconstruida por órdenes del Arzobispo Fonseca, que había
sido bautizado enella.
La familia Maldonado, que vivía en frente,
también colaboró en la construcción, por lo que con el paso de los años la
iglesia se convirtió en lugar de enterramiento de algunos de sus miembros. Las
partes más destacadas de la iglesia son la portada gótica, el retablo mayor,
del siglo XVIII y el calvario del siglo XVI. La iglesia daba nombre al Bando de
San Benito, uno de los dos bandos de nobles que se enfrentaron durante años por
el poder en Salamanca. Durante las veces que
pasamos por delante, nunca la encontramos abierta.
De aquí a la Casa de Las conchas y Universidad Pontificía o clerecía,
hay dos pasos. La primera llamada así, por las conchas de peregrino que adornan
su fachada, en un total de 312; aunque los “hablantes” de los tour que pululan por la ciudad, indican que son 335,
por los días que duró el amor de sus dueños. es una mansión señorial de la época de los Reyes Católicos en
la que se combinan los estilos gótico tardío, mudéjar y renacentista.
Su construcción comenzó a finales del siglo XV
por orden de Rodrigo Maldonado de Talavera, aunque fue su hijo, Rodrigo Arias
Maldonado, el que la terminó y vivió en ella. Debe su nombre a las más de 300 conchas representadas
en su fachada, que están dispuestas a tresbolillo, siguiendo una composición
romboidal propia del estilo mudéjar.
No se sabe a ciencia cierta por qué motivo
se cubrió de esta forma la fachada, pero hay dos teorías: una que dice que fue
por pertenecer los Maldonado a la Orden de Santiago y otra que cuenta que fue
una muestra de amor de Don Rodrigo a su esposa Juana, cuya familia, los
Pimentel, tenía como símbolo nobiliario la concha.
Sobre la puerta principal y las ventanas se halla
el escudo de los Maldonado, con cinco flores de lis.
Las rejas de las ventanas del piso inferior
están consideradas como de lo mejor de la rejería castellana.
Destaca también la asimetría existente entre las
ventanas de mayor tamaño, algo propio del gótico. Aunque lo más
destacado del edificio sea la fachada, llama también la atención su patio, que
cuenta con un pozo en la parte central y en el que se mezclan con una gran
armonía las columnas mixtilíneas típicas de Salamanca, la decoración mudéjar y
las gárgolas.
Desde el
piso superior, al que se accede por una escalera de tres tramos, se tiene una
vista privilegiada de las Torres de la Clerecía.
La Casa de las Conchas
tiene también una torre, aunque originalmente tenía dos. La que falta fue
mandada derruir por Carlos I, como castigo a la familia Maldonado porque uno de
sus miembros, Pedro Maldonado Pimentel, hijo de Rodrigo y Juana, fue caudillo
comunero en la Batalla de Villalar.
La torre que aún se mantiene en pie fue
recortada en el siglo XVIII para evitar la ruina del edificio.
La Clerecía o Universidad
Pontificia la visitaremos el domingo, en el turno guiado de las 11’30 horas.
Eran ya las 11’15 horas y
nos dirigimos, por aquello de que cerraban, a ver el Cielo de Salamanca en las
Escuelas Menores. EL CHASCO FUE MONUMENTAL. LAS ESCUELAS MENORES Y EL CIELO DE
SALAMANCA SEGUÍAN CERRADOS. La última vez que yo pude verlo abierto fue en
2014. Lo cerraron en el 2018 y ahí sigue. O es una restauración realmente
complicada o se lo han tomado con demasiada calma.
Nos volvimos a Fray Luis
de León y, después de explicarles, muy brevemente la fachada de Las Escuelas
Mayores (que visitaremos el domingo a primera hora), les indiqué que buscaran
la famosa rana. En vista de que no la encontraban, aunque ya la habían visto
por internet, les tuve que indicar el lugar exacto y un “poco escondido” en que
se encuentra.
La mañana se había vuelto agradable y dirigimos nuestros pasos a la Plaza Anaya. En ella, la iglesia de S. Sebastián, el Palacio Anaya y las dos catedrales. Para empezar el Palacio de Anaya, con sus Víctores por ver, se encontraba cerrado; no así S. Sebastián, la llamada parroquia de la Catedral. La iglesia de San Sebastián está situada en la Plaza de Anaya,
A veces pasa desapercibida a los turistas
dado su pequeño tamaño frente a las grandes dimensiones de los monumentos que
la rodean. La mandó construir el Cardenal Juan Álvarez de Toledo en el siglo
XVI. Destaca su fachada, de estilo renacentista, con una imagen de San
Sebastián. En el siglo XVIII fue reformada por Alberto de Churriguera.
La entrada a la Catedral Nueva la
realizamos hacia las 11’45 horas. Antes estuvimos charlando un poco sobre las
características de las Portadas de la Anunciación y Epifanía, así como la de la
Puerta de Ramos.
Salamanca cuenta con dos catedrales,
ubicadas una junto a la otra. La Nueva es de estilo gótico y la Vieja permite
disfrutar de un bello monumento románico.
(DE Turismo Castilla y León) Es el "último suspiro del gótico", porque se edificó a las puertas del renacimiento. La Catedral Nueva de Salamanca es una referencia artística de la capital del Tormes y un ejemplo de densa monumentalidad que contrasta con la sobria sencillez de la Catedral románica de la que es vecina. Todo lo que hay en su interior es un cortejo de estilos artísticos: el gótico se funde con el barroco y éste se alimenta del renacimiento para materializarse en piedra, figura y cristal.
Es una catedral grandiosa y, lo más recomendable, es perderse en su interior sin mirar el reloj. Destacan los anchos pilares y la impresionante cúpula barroca que se alza sobre el crucero a 80 metros de altura. El coro, uno de los más importantes del barroco español, es obra de Alberto Churriguera.
La Catedral Vieja es uno de los monumentos
románicos más hermosos de Europa, coronado por su famoso cimborrio, o torre del
gallo. La ciudad monumental por excelencia no podía carecer de una magnífica
catedral románica.
Sencilla y austera, su interior está
preñado de pequeños detalles escultóricos que la convierten en una referencia
gracias a la fuerza expresiva de sus composiciones. Armoniosa en su conjunto,
cada rincón sorprende con un detalle, que hace incansable su contemplación
desde todos los ángulos.
La salida de las catedrales y la subida al
Ieronimus fue todo seguida, una tras la otra. Las piernas apenas nos daban, al
menos a mí, para mucho más y aún quedaban ¡¡200!! Escalones para llegar a lo
más alto.
El Ierónimuss
es una ascensión a las torres
de la Catedral de Salamanca: La Torre Mocha y la Torre de Campanas. Un lugar
privilegiado para divisar la ciudad de Salamanca y descubrir la Catedral desde
un ángulo diferente.
Desde la altura podrás
divisar los templos de Santa María de la Sede –lo que se denomina la Catedral
Vieja– desde la Sala del Alcaide, y Ntra. Sra. de la Asunción –la edral
Nueva– desde su balaustrada.
El recorrido permite pasear por los tejados de la catedral. A través de una pasarela ubicada entre los dos templos, podrás casi acariciar la Torre del Gallo.
La ascensión se realiza por el interior de la catedral a través de
pasadizos y escaleras de tramos cortos.
Dispone de varias salas con zonas de descanso, información,
audiovisuales y vitrinas con objetos y documentos provenientes del archivo
catedralicio.
La ascensión a Ieronimus es una experiencia única. Una forma
diferente de disfrutar del patrimonio de Salamanca.
¡Una ascensión de la tierra al cielo!
Bueno, las piernas las teníamos hechas polvo; yo, al menos. Me parece que ésta es la última vez que subo tantas escaleras del Ierónimus. Cuando vuelva, que volveré a Salamanca, no creo las suba. Pero, ¡Merece tanto la pena hacerlo! La cuestión es que ya era el momento de descansar un poco y, pasando por el Patio Chico (una maravilla de lugar) nos dirigimos hacia el Bar- restaurante Los Dominicos; llamado así por estar situados frente a los dos conventos, masculino y femenino de frailes dominicos de Salamanca, San Esteban y Las Dueñas.
Buena cerveza, buena charcutería
salmantina y un buen menú y tapeo, nos descansó las piernas para el trayecto
vespertino que nos esperaba; tan duro como el de la mañana.
TARDE DEL PRIMER DÍA
Visitamos San Esteban, convento de los
dominicos hacia las 5 h. de la tarde. Para mí es el monumento o iglesia más
interesante de toda Salamanca. Sobre ella se puede escribir durante cuatro,
cinco o más folios de Word; siempre nos quedará algo que decir de la
majestuosidad de la misma; sobre todo, al caer la tarde y sol da de lleno en
esa fachada imponwente, con las gaviotas posándose en sus pìcos, sin dejar ni
uno solo libre de ellos; como si todas ellas, machos y hembras, supieran cuál
es su sitio en el mismo. Realmente increíble.
El Convento e Iglesia de
San Esteban es de los años1255-56 cuando los dominicos se establecieron en el
solar que ahora ocupa el actual convento y donde ya radicaba la parroquia de
San Esteban, anteriormente ubicada en el arrabal. Por aquí pasaron Cristóbal
Colón, San Ignacio de Loyola y Santa Teresa de Jesús.
El hijo del Duque de Alba, Juan Álvarez de
Toledo, dominico, fue el que promovió la nueva iglesia conventual, hacia 1524.
Fue obispo de Córdoba y Burgos y se terminó de construir según la traza
original.
Fray Martín de Santiago, en 1533 dio un nuevo
impulso a la nave central, con capillas entre contrafuertes; inició el crucero
y la capilla mayor y le añadió dos capillas laterales
En 1533, Álava, por orden del cardenal,
fue sustituido por fray Martín de Santiago, que retomaría la obra cuando los muros
perimetrales sobresalían del suelo algunos metros. En su haber hay que poner la
finalización de la nave y las capillas entre contrafuertes, lo que estaría
hecho hacia 1540; comenzó también el crucero y la capilla mayor a la que dió
mayor profundidad y a la que añadió dos capillas colaterales.
Hacia el año 1556 se
hace cargo de la obra Rodrigo Gil de Hantañón, que terminó la obra en estilo
renacentista y qquitó adornos, pináculos, etc, pero diseñço ventañas,
capiteles. etc
.
En 1590 se dan los últimos retoques a
las capillas laterales y el cimborrio y se acaba en 1609
La iglesia acabó según las normas
renacentistas, con contrafuertes,
crucero con cimborrio y coro alto a los pies.
En el lado meridional se construyó
el Claustro de los Reyes, pues es donde aparecen efigiados los de Israel.
El claustro tiene dos pisos; el inferior
con bóvedas de crucería y arcos semicirculares y el superior, que voltean el
doble de arcos y tienen medallones.
Ambos claustros están unidos por la
imponente Escalera de Soto. Hay dos dependencias, la sacristía y la Sala
Capitular de Juan Moreno. También se encuentra el Salón de profundis, donde
indica la tradición que estuvo Cristóbal Colón.
Esta descripción que parece muy amplia,
es somera debido a la importancia que para mí tiene San Esteban.
Salimos De San Esteban y nos dirigimos
hacia Las Dueñas, dispuestos a imbuirnos del silencio y majestuosidad de su
claustro y sus imponentes vistas. Por no hablar de los dulces que hacen las
monjas dominicas. Un “pecado” para el paladar
El Convento de Santa María de las Dueñas, conocido popularmente en Salamanca como las Dueñas, fue fundado en 1419 para acoger a las religiosas de la Orden de Santo Domingo. Por ello, también se habla del convento como el de las Dominicas.
El edificio original, que fue donado por doña Juana Rodríguez Maldonado, estaba construido en estilo mudéjar, estilo del que quedan visibles muestras.
Con el paso de los años algunas de las partes se modificaron, por lo que el convento tiene hoy en día una mezcla de estilos en los que destacan el claustro renacentista, la iglesia gótica y la portada plateresca.
El claustro es, probablemente, la parte
del convento que mayor interés despierta es el claustro, que data de 1533 y que
es de una gran armonía, a pesar de su forma pentagonal. Cuenta con dos plantas.
En la inferior las arcadas están decoradas con medallones, mientras en la
superior, los capiteles de las columnas muestran unos magníficos grutescos
(decoración formada por la combinación de elementos vegetales, figuras
fantásticas, humanos, animales, etc. de forma caprichosa, pero en simetría).
(de internet)
Cándido T. Lorite