Nos
levantamos sin prisas el día de la marcha de Venecia. El avión salía hacia las
12 de la mañana y había tiempo para todo. Las maletas, como de costumbre,
quedaron hechas la noche anterior y, así, por la mañana estaríamos más
tranquilos. Amaneció el día un poco nublado y se fue poniendo peor a medida que
avanzaba la mañana.
Hotel Santa Marina. Venecia |
Servicio de Alilaguna |
Llegamos a
la estación de Alilaguna y de allí, andando, durante diez minutos, sin pérdida
alguna, llegamos hasta el aeropuerto Leonardo de Vinci. No es muy grande, pero
tiene un enorme impedimento. Menos mal que ya nos vamos acostumbrando a toda
clase de percances, incomodidades y otras curiosidades de los diferentes
aeropuertos.
Dársena en el aeropuerto de Venecia |
Última imagen de Venecia. |
Nos montamos, tomamos el agua y las
chuches que siempre nos dan en una bolsa y paramos a comer en Seseña, en la
R-4, camino de casa. Descansamos un rato, llenamos el depósito de gasolina,
pues como de costumbre, cualquier lugar de España, al menos de los visitados
hasta ahora, es más barata la gasolina que en Bailén. Siendo Autopista, de
pago, la R-4 me costó el litro de gasolina 4 céntimos de euro el litro más
barato. Increíble pero cierto.
Llegamos a Bailén hacia las 7 de la
tarde, tranquilos, muy cansados. Estábamos en nuestro hogar, dulce hogar.
Hasta
la próxima. Que será Badajoz y cercanías. Esperemos.
Cándido T. Lorite