|
Cúpula de Brunelescchi |
|
Capilla Benozzo- Gozzoni |
|
Capilla Brancacci |
|
Capilla de los Médici |
|
Cúpula Catedral Florencia |
|
Interior Catedral Florencia |
|
David, en La Academia. |
|
Baco, en la Galeria de los Ufizi |
|
En la Iglesia Basílica de la Anunciación |
|
Tumba de Maquiavelo. Santa Cruz. Florencia |
|
Santa Cruz. Florencia |
|
Árbol de la Vida. Santa Cruz. Florencia |
|
Iglesia de Oggnissanti |
|
Museo Bargello. Florencia |
|
Puertas del Paraíso. Duomo. Florencia |
|
Florencia desde los Jardines del Pitti |
|
Sala de los 500. Palacio Vecchio |
|
Catedral de Florencia |
|
Palacio Vecchio. Florencia |
|
Puente Vecchio. Florencia |
|
Catedral de Pisa. |
|
Púlpito. Pisa |
|
Plaza del anfiteatro. Lucca |
|
Plaza Mayor. Monteriggioni |
|
Plaza del Campo o Palio. siena |
|
Catedral de Siena. |
Durante siete
días magníficos y maravillosos, en compañía de la mujer de mi vida, Paqui,
hemos estado visitando unos lugares que siempre habíamos querido ver. Florencia,
Pisa, Siena, Lucca, Chianti, Monteriggioni, etc. Arte, espacios abiertos,
paisajes, lugares, personas y personajes de todo tipo. Colores asombrosos del
otoño toscanense, del río Arno, a su paso por Florencia.
Días en los que hemos terminado con
los pies destrozados de tanto andar y caminar; subir y bajar escaleras (Madre
mía, ¡qué alto está el Campanile y la cúpula de Bruneleschi). Hemos visto,
sentido y olido a Florencia en casi su total intensidad. De día, de tarde, al amanecer
y al anochecer. Sus mercadillos, sus bares, sus bodegas, sus tiendas, el ruido
propio de unas ciudades impresionantes.
Hemos guardado en nuestra retina y
en nuestra memoria (aparte de en nuestros ordenadores), toda la información que
hemos podido acumular. Ahora la iremos digiriendo poco a poco. Hablaremos en
estas tardes-noches de invierno, junto a nuestra estufa, en nuestra casa, de
todo aquello que hemos vivido y lo recordaremos como algo magnífico. Porque lo
hemos vivido juntos, segundo a segundo, en todos y cada uno de los lugares en
los que hemos estado.
Dejaré una serie de fotografías, las
últimas, de los lugares más interesantes que hemos visto juntos. Cuando salimos
de Florencia, en un taxi, camino del aeropuerto, nos íbamos con la sensación de
que más no podíamos haber abarcado. Con la satisfacción de haber vivido siete
magníficos y maravillosos días. Cuando llegamos a Madrid y cogí de nuevo el
coche, le dije a mi mujer, Paqui: Y ahora, chiqui, a casa; al hogar, dulce
hogar.
Cándido
T. Lorite